JUEVES | El gallero, Tito Guízar en tierra caliente

El gallero se filmó en los estudios CLASA a partir del 20 de mayo de 1948, dirigida por Emilio Gómez Muriel, con las actuaciones de Tito Guízar, Ernesto Alonso, Carlos López Moctezuma, Rodolfo Acosta y la joven de 23 años Rita Macedo.

Jaime Vázquez

Don José María Guízar y Valencia, oriundo de Cotija de la Paz, se unió en matrimonio con Adela Tolentino y tuvieron ocho hijos. Uno de ellos, Federico Arturo Guízar Tolentino, nacido en 1908, cuenta que cuando niño no sabía que podía cantar. Doña Adela lo escuchó por casualidad y descubrió una voz con timbre diamantino que se abría paso de la niñez a la adolescencia.

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El joven debutó a los 16 años, vestido de Pierrot e interpretando Princesita, de José Padilla, en una función de beneficencia en el Teatro Degollado, en Guadalajara, su ciudad natal, por invitación de su tío Francisco Tolentino Ibarra, gobernador interino de Jalisco.

Sin aparecer en los créditos, el joven debutó en el cine en los Estados Unidos en Bajo la luz de las pampas, de 1935. Tenía 27 años y actuaba como cantante de un café en el que, por cierto, bailaba una joven llamada Rita Cansino, que pronto se haría famosa con el seudónimo de Rita Hayworth.

Federico Arturo, ya como Tito Guízar, incursionó en la radio y tuvo mucho éxito en Hollywood.

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En 1938, Fernando de Fuentes lo llama para protagonizar, junto con Esther Fernández, Allá en el Rancho Grande, película que catapultó a nuestro cine, a la comedia ranchera y la imagen del charro, una cinta fundacional de lo que conocemos como “época de oro del cine mexicano”.

En una fiesta celebrada por José Trinidad Ugarte García, dueño del Cine Tariácuri, en Huetamo, Stella Inda, prima de Ugalde, conoció al que más tarde sería su esposo: Xavier López Ferrer, un joven médico y escritor. Uno de los proyectos de la pareja fue la adaptación al cine de la novela de López Ferrer: El gallero, drama que se desarrolla en tierra caliente.  

El gallero se filmó en los estudios CLASA a partir del 20 de mayo de 1948, dirigida por Emilio Gómez Muriel, con las actuaciones de Tito Guízar, Ernesto Alonso, Carlos López Moctezuma, Rodolfo Acosta y la joven de 23 años Rita Macedo. Se estrenó en el Cine Mariscala de la Ciudad de México el 27 de octubre de ese año.

Rita Macedo, en el libro Mujer en papel, recuerda: “La segunda película que protagonicé para CLASA Films, también en el 48, era de ambiente campirano. Se llamó El gallero […] El director, Emilio Gómez Muriel, tenía mucho oficio pero no el espíritu de Pigmalión de [Julio] Bracho. Así que, por más que estudié mi papel con el maestro contratado para que me montara el personaje, una grabadora y un espejo de tres caras, mi trabajo fue disparejo”. 

Sobre el “oficio” de Gómez Muriel y su dirección, Emilio García Riera tiene otra opinión, que ofrece en Historia documental del cine mexicano: “Resulta consternante que esta cinta tan frustrada sea, pese a todo, una de las menos malas de Gómez Muriel: la nobleza del lenguaje logra a momentos hacernos sospechar cierta autenticidad popular”.

Se refiere a la “fuerza del lenguaje” captado por López Ferrer en su novela, algo similar a lo logrado en otro de sus libros: El rebozo de Soledad.

En la novela está la palabra de tierra caliente, los giros costumbristas de personajes arraigados a la tierra, víctimas de la desigualdad, la ambición y la desesperanza, justicieros del honor mancillado, metáforas del perfil del macho representado por el gallo en el palenque: la suerte de morir o seguir viviendo para la próxima batalla. Es el universo que está presente también en El gallo de oro, de Juan Rulfo, escrita en la segunda mitad de los cincuenta y que tuvo dos versiones al cine: en 1964, dirigida por Roberto Gavaldón sobre un guion de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, y en 1986, titulada El imperio de la fortuna, un guion de Paz Garciadiego dirigido por Arturo Rípstein.

En la adaptación cinematográfica de El gallero, Tito Guízar es Gabriel, criador de gallos de pelea y propietario junto a su padre y hermano del rancho El Potrero. Gabriel vivirá bajo el cielo de tierra caliente su tragedia, atada a la suerte de Rehilete, gallo y símbolo, en el horizonte michoacano.

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital: zonaoctaviopaz.

@vazquezgjaime