Jaime Vázquez, colaborador La Voz de Michoacán En septiembre de 1975 inició en los Estudios Churubusco y en locaciones en el barrio de Tepito la filmación de Chin chin el teporocho, ópera prima de Gabriel Retes, sobre la novela de Armando Ramírez. Retes, hijo de dos instituciones de la escena, Ignacio Retes y Lucila Balzaretti, había dirigido en 1969 Sur y participado en 1970 con este corto (“western contracultural de acá de este lado”) en el Primer Concurso Nacional de Cine Independiente en 8 milímetros. Como actor, Retes trabajó bajo la dirección de Alejandro Galindo (Cristo 70), Raúl de Anda (segmento Paz y amor en Juegos de alcoba), Luis Alcoriza (Presagio), José Agustín (Lux aexterna) o Miguel Littin (Actas de Marusia), entre otras. En 1975, con el guion de Pedro F. Miret titulado El inquisidor, del Taller de Escritores Cinematográficos, Retes dio comienzo a Nuevo mundo, su siguiente aventura, con locaciones en Erongarícuaro y Pátzcuaro. Producida por CONACINE y el STPC, Nuevo mundo es, según la publicidad del momento: “La historia de una virgen creada por un artista indígena y usada por los españoles como arma de conquista”. Por lo polémico del tema, el rechazo de las autoridades religiosas y la censura estatal, la película se estrenó hasta 1978, solo por cuatro días durante el mes de agosto en cuatro o cinco cines de la Ciudad de México. La historia nos sitúa en el amanecer del siglo XVI en la Nueva España. Sacerdotes jesuitas buscan convertir a los indígenas conquistados al catolicismo bajo el manto de la nueva iglesia en el mundo nuevo, las tierras ganadas por España. En su Breve historia del cine mexicano, primer siglo, 1897-1997, Emilio García Riera lo expresa así: “…cinta histórica que hubo de paliar la audaz heterodoxia del argumentista Pedro F. Miret en su visión del modo en que los conquistadores españoles trajeron a México la fe católica”. Miret (Barcelona, 1932) llegó a México de siete años, a bordo del buque Sinaia. Dejó la arquitectura para dedicarse a la literatura y de ahí al cine. El actor chihuahuense Aarón Hernán es Pedro, jesuita que encabeza el adoctrinamiento de los indígenas, la tarea necesaria para que abandonen el culto a sus dioses y abracen la nueva fe. Hernán había participado en otra aventura de conquistadores, más cruda y difícil: El jardín de la Tía Isabel (1971, Felipe Cazals). Con Hernán, actúan Ignacio Retes, Jorge Humberto Robles, Tito Junco, Bruno Rey, Juan Ángel Martínez como el artista indígena que pinta la imagen, y la michoacana Elpidia Carrillo (Parácuaro, 1961) como la modelo del cuadro, el rostro de la virgen creada por los conquistadores, el dominio religioso y político de la población indígena en el nuevo mundo. El año de la película, paradójicamente, es el mismo que el de la apertura de la Nueva Basílica guadalupana, obra de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhofer, Gabriel Chávez de la Mora, Antonio Gómez Palacio y Javier García Lascuráin. Las palabras disruptivas y cuestionadoras sobre las apariciones en el Tepeyac habían resonado en 1794, cuando Fray Servando ofreció su célebre sermón, o cuando el abad Guillermo Schulenburg, en 1996, sembró dudas sobre la existencia de Juan Diego. Nuevo mundo no pudo verse en corridas normales durante largos años. Su controversial “mensaje” chocaba de frente con la fe, la tradición, el milagro o la veneración. Desafió creencias y conciencias. En 2024, a cuatro años del fallecimiento de Gabriel Retes, se presentó la versión restaurada de la película, con el trabajo de Anónima Post y el Instituto Mexicano de Cinematografía. Meritxell Gálvez, viuda de Retes, afirmó: “Había mucha censura en esa época. Tenías que pasar el guion por la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) para que lo revisaran y ahí te tachaban o sugerían cambios. Ni siquiera esperaban a la película terminada. Nuevo Mundo fue boicoteada porque aborda un tema polémico que rompe con la historia oficial y, de alguna manera, te reconcilia con tu identidad”. Nuevo mundo sigue brindando una mirada, polémica o no, según las convicciones de cada espectador, sobre un hecho histórico y religioso que cimentó la identidad nacional. Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz. @vazquezgjaime