Nos vemos en el cine | Julio Alemán, la vida múltiple de un actor

Julio Alemán se convirtió en una referencia, un rostro cercano, un actor que saltó con disciplina y talento de un género a otro.

Jaime Vázquez

En 1930 se realizó el quinto censo de población en México. Michoacán contaba entonces con un millón 48 mil habitantes, la séptima posición a nivel nacional.

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Un horizonte de claridad líquida despertaba a diario en las casas morelianas. En una de ellas vivía la familia formada por José Méndez, de Zamora, Michoacán, y Otilia Alemán, de Gómez Palacio, Durango, esposos que procrearon 11 hijos. El octavo, Julio Méndez Alemán, nació en Morelia el 29 de noviembre de 1933.

Eran tiempos en los que el país curaba las heridas de los años violentos, los ecos de la revuelta.

Para alcanzar mejoras laborales don José Méndez emprende con su familia la mudanza a la Ciudad de México, el éxodo a la metrópoli.      

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El joven Julio crece entre aventuras, juegos y una familia numerosa y unida. Por insistencia paterna, estudia ingeniería textil, profesión que abandona para seguir la vocación que lo llamaba con insistencia: la actuación.

Julio recordaba aquellos años: “un día dije: a los sesenta años me van a sacar del trabajo y me van a mandar a jubilarme o a un asilo. Entonces prefiero vivir jugando: voy a ser actor porque puedo jugar muchos papeles, hacer pedacitos de vida que no son míos”.

A mediados de los cincuenta asistió a los ensayos de la obra Corazón arrebatado de John Patrick, que dirigía Xavier Rojas. El azar le permitió tomar el papel que iba a interpretar Antonio de Hud. Afirmaba que así, en su primera experiencia profesional, sintió el vértigo de la escena, el contacto con el público, una certeza de vida, y reafirmó el gusto que se le había encendido con el teatro experimental unos años antes, en la obra Espaldas mojadas.

Siguió con pequeñas apariciones en el teatro. En una de ellas, una puesta en escena en la que imitaba a Elvis Presley, lo vio Gregorio Walerstein, el famoso “zar del cine”, quien le ofreció exclusividad por cinco años. Su nombre comenzó a ser conocido en el medio y por el público: Julio Alemán.

Su primera película fue El Zarco (1957) versión dirigida por Miguel M. Delgado a la novela de Ignacio Manuel Altamirano (en 1920, por cierto, José Manuel Ramos dirige la primera versión al cine de la novela de Altamirano).

Con Armando Silvestre y Wolf Ruvinski integra el trío de héroes en Neutrón, el enmascarado negro (1960). Es con Los hermanos Del Hierro, de Ismael Rodríguez, que logra una de sus más celebradas interpretaciones. Relata Ismael Rodríguez que la idea original fue de Antonio Aguilar, quien encargó el guion a Ricardo Garibay. Para el papel que finalmente realizó Alemán, pensaron originalmente en Gastón Santos, y el rol de la madre que encarnó Columba Domínguez tenían en la mira a Dolores del Río.  

Dirigido por Alberto Mariscal, es Maclovio Castro en el “chili-western” El tunco Maclovio (1969).

Es protagónico en la ópera prima de Luis Alcoriza, Los jóvenes (1961), quien lo dirige de nuevo en Amor y sexo (Safo ´63), al lado de María Félix. En 1965 actúa en Sólo de noche vienes, una historia de Elena Garro bajo la dirección de Sergio Véjar. Con guion de Gabriel García Márquez, Manuel Michel realiza su ópera prima, Patsy, mi amor (1969), que marca el primer protagónico de Ofelia Medina, la joven amante de Ricardo, interpretado por Alemán.

Es el agente secreto Álex Dinamo (James Bond a la mexicana filmado en Ecuador) en SOS, conspiración bikini, superhéroe en la saga de Rocambole, gigoló trágico, vaquero, héroe enmascarado, marido infiel, detective, cuatrero, médico, ángel guardián, tahúr, policía o ladrón, joven rebelde y abuelo.

Con el paso de los años, con una filmografía cercana a los 200 títulos, Julio Alemán se convirtió en una referencia, un rostro cercano, un actor que saltó con disciplina y talento de un género a otro. 

Julio Alemán murió en la Ciudad de México en 11 de abril de 2012. Encarnó decenas de vidas en un juego que duró más de 60 años y que le ganó un lugar en la escena.

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.

@vazquezgjaime