Nos vemos en el cine | Silvia Pinal: nada extraordinario me da ser llamada diva

Con una gran versatilidad, solvencia en la comedia y el drama, dueña de la escena, Silvia Pinal actúa al lado de grandes figuras, de todo el firmamento artístico de México.

Fotos cortesía de Pablo Aguinaco D.R.

Jaime Vázquez

La niña de calcetas blancas quería ser artista. Eso le dijo a María Luisa, su madre, y a su abuela Jovita, en esos años de infancia. Ingresó al Instituto Washington, donde la carrera de comercio y taquimecanógrafa era muy corta; podía tomar clases de canto al mismo tiempo, con el maestro Reyes Retana. Trabajó con su tía en los Laboratorios Carlos Stein, porque era “rete buena para escribir a máquina”.

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“Mi primer golpe de suerte fue cuando llegaron a la escuela buscando entre las jóvenes estudiantes candidatas para un certamen de belleza. A mí ya me conocían porque cantaba y bailaba y me invitaron a concursar”, escribe Silvia Pinal, aquella niña de calcetas blancas en Esta soy yo, libro editado por Porrúa en 2015. Con el segundo lugar del certamen fue Princesa Estudiantil de México, y comenzó a lograr lo que anhelaba: admiración de la gente.

Tomó clases de teatro en el INBA junto a Luis Gimeno, Héctor Gómez, Miguel Córcega, Bárbara Gil, Virginia Gutiérrez, Pilar Souza; sus maestros: Carlos Pellicer, Clementina Otero, Ana Mérida, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Fernando Torre Lapham. Pisó las tablas del Palacio de Bellas Artes con un pequeño papel de dama en Sueño de una noche de verano.

Fotos cortesía de Pablo Aguinaco D.R.
Fotos cortesía de Pablo Aguinaco D.R.

En 1945 le pagaron 8 pesos y 50 centavos por capítulo en el programa radiofónico Dos pesos la dejada, que transmitía la XEQ.  

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El 30 de septiembre de 1948 da inicio en los estudios Tepeyac la filmación de Bamba, de Miguel Contreras Torres. La película del michoacano marcaría el debut de Silvia Pinal, de casi 17 años, en el cine. Era Emilia, víctima del villano interpretado por Tito Junco. Ese mismo año actúa en su segundo filme, El pecado de Laura, de Julián Soler, con Meche Barba y Abel Salazar.

Al lado de Germán Valdés, Tin Tan, es Carmelita en El Rey del barrio (Gilberto Martínez Solares, 1949), una de las mejores películas cómicas de nuestro cine. Un año más tarde aparece en La marca del Zorrillo, otra delirante versión “tintanesca”.

Con una gran versatilidad, solvencia en la comedia y el drama, dueña de la escena, Silvia Pinal actúa al lado de grandes figuras, de todo el firmamento artístico de México.

Es con Viridiana, de Luis Buñuel, que Silvia Pinal afirma: “ahí me subieron de grado, caray, con don Luis fue otra historia. Además, me da mucho gusto decirlo: yo lo perseguí a él”. Filmada en España, Viridiana fue la primera de tres cintas que realizó dirigida por Buñuel: en 1962, en El ángel exterminador y en 1964 en Simón del desierto. Buñuel recuerda: “En el barco que me llevaba de regreso a México, tras mi estancia en Madrid […] decidí escribir un argumento original, la historia de una mujer que llamé Viridiana en recuerdo de una santa poco conocida de la que antaño me habían hablado en el colegio de Zaragoza”. Viridiana gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes, Francia, pero es Simón del desierto su favorita.

Silvia Pinal se reinventa como “mujer sexi” en Un extraño en la escalera (Tulio Demicheli, 1954) y despliega su vena cómica en El inocente (Rogelia A. González, 1955), en pareja con Pedro Infante. En 1959, en Italia, Giorgio Bianchi la dirige en Uomini e Nobiluomini, al lado de Vittorio de Sica. José Bolaños en La soldadera (1966), Juan Ibáñez en Divinas palabras (1977), Raúl Araiza en Modelo antiguo (1991) y Francisco Franco la invita a un pequeño papel en Tercera llamada (2013), la más reciente película de la actriz.

Con más de 150 premios y reconocimientos a su carrera, Silvia Pinal cumplió este 12 de septiembre 91 años. Una vida dedicada al cine, al teatro, a la televisión, a la política.

En 1956 Diego Rivera le hizo un retrato al óleo. La diva está con la mano en la cadera, de espaldas a su imagen reflejada en un espejo de cuerpo entero. Silvia Pinal, de cuerpo entero, de pie, como lo hizo en siete décadas en la escena.    

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital: zonaoctaviopaz.

@vazquezgjaime