Pura pasión; una infracción por invadir el espacio simbólico delimitado para los varones

Reflexión sobre el libro galardonado al premio Nobel que narra la experiencia de una pasión y los moretones que la espera le provoca

Foto: Annie Ernaux, el economista. Libro planeta de libros

Adriana Sáenz Valadez / Colaboradora de La Voz de Michoacán

Marzo es el mes en que se reivindica la igualdad entre los géneros y se conmemoran los derechos y logros de las mujeres. Por lo tanto, quiero resaltar la importancia de reconocer nuestra participación en la cultura. Desde esta certidumbre deseo compartir mi reflexión sobre el libro Pura Pasión,de Annie Ernaux. Escritora, lo digo con énfasis, que en 2022 fue galardonada con el premio Nobel. Este texto se publicó en francés en 1991 y fue hasta 2022 que Tusquets lo divulgó en español.

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Para las mujeres ser llamadas escritoras y poder contar con el reconocimiento que implica poder posicionarse desde dicha categoría, fue un derecho que se nos negó durante mucho tiempo. En México, apenas a mediados del siglo XX, las escritoras pudieron ser nombradas así. Escribir es algo que las mujeres siempre hemos hecho, pero quienes lo hacían, debían asumirse como personas que realizaban una actividad  sin relevancia social.

Desde la negativa al nombre se mostraba que escribir era una infracción, porque era invadir el espacio simbólico delimitado para los varones. Para las mujeres, los trabajos que contaban con reconocimiento eran los que se relacionaban con los cuidados. Cabe señalar que las labores de cuidados son sustativas para que como planeta podamos existir, pero en términos de igualdad, se deben realizar por todas, todos y todes.

Si escribir era transgredir el orden patriarcal, hablar del erotismo, desde el yo, usando el nombre real era impensable. Por esas razones esta novela es un festejo a la escritura, a los derechos, al pensamiento y por supuesto a la intervención de las mujeres en la literatura.

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“Éste ha dictaminado, de una vez y para siempre, que la única actitud lícita de la feminidad es la espera”

Rosario Castellanos

Pura Pasión es atrevida, crítica e íntima. Desde el inicio nos involucra con el relato. Vivimos los sucesos a la par de la protagonista que, en apenas 74 páginas, narra la experiencia de una pasión y los moretones que la espera le provoca. Mediante el relato de la propia vida autoficcionada, la autora hace etnología de una de las violencias al interior de los espacios privados: la inmovilización de las mujeres, la espera como conducta debida.

En el texto, las diferentes voces conforman un poema de colores. La voz íntima de la mujer que narra se integra a la voz que denuncia el amor patriarcal y las reglas sobre la narratología. La ficción cuestiona la regla de la disociación obligatoria entre la autora y la mujer personaje. Para este caso, no están fracturadas, no se distancian, son una: a través del recurso literario se relata la experiencia de la vida vivida. Otra voz es aquella que inicia como susurro para irse transformando en un potente resueno: la de la mujer que surge a través de construirse en las palabras, de narrarse para convertirse en el poema que emerge en el telar de hilos-voces.

Así, esta ficción, este rebozo se va construyendo. Se integra por las palabras-seda que se unen y hacen crítica a la teoría narratológica, a la espera como manifestación del amor patriarcal y al silenciamiento de las voces femeninas, tanto para hacer literatura como para relatar erotismo. Varias voces paralelas y a la vez entrelazadas. En esta alianza se realiza una propuesta ficcional que nos incita a re-construirnos, nos alienta a abrazarnos para navegar en las aguas de las palabras.

Sin temor al juicio, dado que en apariencia es información que quedará en el ámbito privado, la protagonista nos rememora una experiencia de pasión y anhelos. De la ilusión de ser deseada y de la espera que esta relación le demanda.

A través de los días, los moretones van haciendo surco en lo más íntimo, en el cuerpo. Vivir esperando que él llame, que él vaya a verla, que él regrese al país y la bese. Desde esta conducta, ella sueña con posiciones, besos, caricias. Ilusiones que con el tiempo se van desdibujando. Sabe que la relación sólo depende de los tiempos de él; también sabe que esta relación le brinda la posibilidad de soñar, de erotizarse en un mundo que no lo “permite” a las mujeres de su edad. Así, desde esta consciencia, súbitamente descubrimos que la ficción no es un relato sobre él, sino sobre las posibilidades del goce.

La ficción a través de narrar la aparente sumisión de una mujer muestra la felicidad que experimenta a partir de atreverse a gozar, a vivir una experiencia erótica, a sabiendas de que eso no es lo que se espera de ella. Desde los nuevos horizontes de las palabras enunciadas, va despertando una mujer que al relatarse se re-construye y deja de aguardar, para poder continuar el viaje-vida, desde esta nueva conexión con el mundo.

Un libro íntimo que sorprende, rememora el goce de la pasión y, al mismo tiempo, cuestiona los moretones de espera. Desde estas múltiples posibilidades simbólicas, surge el rebozo-consciencia del que hablamos al inicio. Ese que acaricia y posibilita que florezca la crítica al amor patriarcal. A través de las palabras, aparecen hilos que abren horizontes de transformación para, como señala Castellanos, dar pasos hacia una existencia: “..resplandeciente de sentido…” (2003,18).


Castellanos, Rosario. (2003). La mujer y su imagen en Mujer que sabe latín. México: FCE. 4a edición.

 

Ernaux, Annie. (2022). Pura Pasión. España: Túsquets, editores.

Adriana Sáenz es doctora en Humanidades, trabaja en la Facultad de Filosofía de la UMSNH y usa toda trinchera para desestabilizar las opresiones: desde la academia, la calle, el pensamiento, el amor, la escritura, la irreverencia.