José Roberto Morales Ochoa, colaborador La Voz de Michoacán Leo Matiz fue un fotógrafo sensacional, con un legado visual de que fue nutrido por sus andanzas. Nació en Aracataca, Colombia, el Macondo de García Márquez, en 1917 (hace 108 años de su natalicio). Su trabajo como fotoperiodista lo llevó a viajar extensamente por el mundo, conociendo y entablando amistad con algunos de los personajes más relevantes del siglo XX. Sus fotografías comienzan a ser publicadas muy pronto en importantes revistas mexicanas de la época. En 1942 con el apoyo de Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa se vincula como fotógrafo de rodaje al Sindicato de la Unión Cinematográfica de México, hace la foto fija de varias películas, además de estar presente en el primer casting de María Félix. Las fotografías de Leo Matiz son versátiles y variadas en sus temáticas: su acervo, a lo largo de su vida se fue comprendiendo por composiciones abstractas e imágenes de la naturaleza, pero principalmente por retratos de algunas de las celebridades más importantes: actores, músicos, artistas, etc. Su vínculo con la cultura fue siempre estrecho, aunque destaca su amistad tan próxima con figuras como Botero, José Clemente Orozco, Frida Kahlo, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que se tradujo en imágenes icónicas que documentaron no solo sus obras, sino también sus procesos creativos y su entorno. A pesar de su exilio forzado, Matiz continuó su carrera como reportero gráfico y fotógrafo de guerra, documentando eventos como las revueltas del 9 de abril en Bogotá y el conflicto árabe-israelí. Su espíritu emprendedor lo llevó a fundar las Galerías de Arte Leo Matiz en Bogotá, donde promovió a artistas fundamentales para la pintura moderna colombiana, como aquella primera muestra del artista nacional colombiano Fernando Botero. Su obra obtuvo reconocimiento internacional y fue exhibida en museos como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Palacio de Bellas Artes, en México. En 1997, regresó a México después de 50 años de ausencia, consolidando su lugar en la historia del arte mexicano. Muere en Bogotá, 24 de octubre de 1998. Una exposición en Morelia Foto: Maximiliano Elizondo Venegas El pasado mes de marzo fue la fecha en que el gobierno estatal de Michoacán, en el Centro Cultural Clavijero trajeron un proyecto de talla internacional titulado: “El Muralismo Mexicano y el Volcán Paricutín, fotografía de Leo Matiz”; la exposición contó con la colaboración de la Fundación Leo Matiz, y con ello se compartieron importantes fragmentos inéditos de la historia del arte, imágenes de los principales actores del arte mexicano del siglo XX, como lo fueron: José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y Frida Kahlo. Todos ellos emblemáticos personajes esenciales de nuestro imaginario cultural mexicano, pero que, gracias al lente del colombiano Leo, podemos ver increíbles documentos visuales tomados desde la intimidad del taller u hogar de los artistas. Es una exposición conformada por documentos facsimilares y fotografías digitales que, a través de una museografía sobria pero colorida, se agrupa en núcleos temáticos resaltando a José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo y Diego Rivera; además de uno de los principales protagonistas de la historia cultural de Michoacán en el siglo pasado: El Volcán Paricutín. La exposición es una mirada inédita a puntuales sucesos del siglo XX. De hecho, una muy notable anécdota se narra acerca de la colaboración por parte del fotógrafo colombiano con Siqueiros, en la que se presume tomó más de 500 fotos que posteriormente fueron utilizadas por el pintor y que se narra, derivó en una feroz disputa por el uso de las fotografías como herramienta pictórica en la obra de Siqueiros. A partir de estas declaraciones osadas, hechas por Leo Matiz en medios públicos, (se muestra el documento facsimilar en la exposición) se desencadenaron disgustos de parte de los defensores del pintor mexicano. Este enfrentamiento público escaló hasta acusaciones políticas y amenazas; se dice que bajo este contexto fue amenazado Matiz de muerte, incluso se puede relacionar el hecho de que haya sido quemado su estudio fotográfico en la Ciudad de México, por lo que se vio obligado a huir de México en 1947, un país donde había forjado su prestigio como fotógrafo y al que volvería hasta unas décadas después. Al interior de la exposición se ve una intimidad inédita con Clemente Orozco, Frida y Diego (y sus modelos), o de un Siqueiros modelando; un fascinante viaje por la historia del arte en México, que en primera instancia desafía por su belleza y en segundo lugar por lo oportunas que resultan ahora como documento historiográfico, mostrando evidencia de estas relaciones del fotógrafo con otros artistas de su época. Desde el ámbito cultural, el Paricutín (San Juan Parangaricutiro, Michoacán, 1943) emergió como un emblema del poder natural y su efecto en las poblaciones locales; un volcán que nacía ante los ojos de los pobladores, fenómeno único en la historia. La desaparición de San Juan Parangaricutiro y la transformación del entorno con la aparición del volcán, redefinieron la identidad de la zona, inspirando a artistas y escritores a reflexionar sobre los efectos de este fenómeno natural y el impacto que tuvo en su entorno social. La exposición muestra un importante registro que evidencia el viaje de José Clemente Orozco al volcán Paricutín, quien acompañado del fotógrafo Leo y el general González se les muestra en una expedición que él, así como otros intelectuales de la época realizaron fascinados. Entre abril de 1943 y mayo de 1945 la revista ASÍ publica tres fotorreportajes dedicados al nacimiento y desarrollo del volcán Paricutín, realizados por Leo Matiz. El trabajo de restauración de las fotografías del volcán Paricutín mostradas en la exposición – se nos comparte – forman parte de un trabajo de rescate y restauración de Catalina Garzón. Una Pulquería, Frida Kahlo y los Fridos Otro de los importantes registros que nos comparte la Fundación Leo Matiz, es la estrecha relación que sostuvo el fotógrafo colombiano con los artistas Frida Kahlo y Diego Rivera; esto se difunde al interior de la exposición a través de una carpeta de fotografías intervenidas a color por la hija y presidenta de la fundación: Alejandra Matiz. Al interior de la sala se observa un artículo periodístico, así como fotos de la pulquería La Rosita, cuestión que ilustra y rememora la vocación docente de Frida Kahlo, reflejando la labor realizada en los años cuarenta, en La Esmeralda y, quien era una ferviente impulsora del arte público; llevando consigo a destacados alumnos a prácticas en espacios públicos a pintar. En 1943 pinta en esta emblemática cantina, en la ciudad de México, reunida con sus alumnos más destacados, quienes siguieron a la pintora mexicana hasta el último de sus días, pues realizaban sus actividades al interior de su hogar (por sus constantes dificultades de salud). A este grupo de artistas destacados se le denominó “Los Fridos”, algunos de ellos fueron Arturo Estrada Hernández, Guillermo Monroy, Fanny Rabel, Lidia Briones, María de los Ángeles Ramos, Tomás Cabrera y Ramón Victoria. La presencia de Arturo Estrada refleja un precedente importante, ya que el originario de Panindícuaro, Michoacán, este año cumple cien años de vida (Léase el artículo: A 100 años de vida del artista de Panindícuaro, Arturo Estrada; alumno de Frida Kahlo y Diego Rivera en https://www.lavozdemichoacan.com.mx/cultura/jueves/a-100-anos-de-vida-del-artista-de-panindicuaro-arturo-estrada-alumno-de-frida-kahlo-y-diego-rivera/) Una fundación para proteger el legado de Leo Matiz La Fundación Leo Matiz, establecida en 1998, es una organización sin fines de lucro dedicada a la preservación y difusión del legado del célebre fotógrafo colombiano Leo Matiz. Matiz, cuyo vasto archivo visual es protegido y promovido por la fundación que, actualmente consta de negativos, positivos, películas cinematográficas y obra gráfica, teniendo contabilizados alrededor de 250 mil items. En la actualidad cuenta con veinte investigadores y restauradores, de acuerdo con lo declarado por la hija del artista, Alejandra Matiz. Ubicada en la Ciudad de México, la fundación abre sus puertas a curadores, galeristas y coleccionistas interesados en colaborar con su misión. Además de conservar su obra, impulsar exposiciones de su propio acervo – y de otros artistas –, publicaciones y proyectos educativos que destacan la importancia de Matiz en la historia de la fotografía y el arte latinoamericano. A lo largo de los años, la fundación ha fortalecido el reconocimiento internacional de Matiz, asegurando que su trabajo continúe inspirando a nuevas generaciones de artistas y estudiosos. Alejandra Matiz: "La Fundación Leo Matiz es un legado de amor y compromiso con la fotografía" Foto: Cortesía Desde su creación en 1998, la Fundación Leo Matiz ha trabajado incansablemente para resguardar y difundir la obra del reconocido fotógrafo colombiano. Su hija, Alejandra Matiz, quien se desempeña como presidenta vitalicia, ha liderado esta labor, logrando que el trabajo de su padre esté presente en más de cincuenta museos alrededor del mundo, entre ellos, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). "La Fundación es una iniciativa colombiana que nació con mi padre, con el propósito de proteger su legado. Ha sido un camino de amor y esfuerzo, ya que no contamos con muchos recursos. En ocasiones hemos recibido apoyo del Estado colombiano y de algunos patrocinadores privados, lo que nos ha permitido continuar con nuestra labor. A través de publicaciones, videos y exposiciones, me he dedicado a la difusión de su obra en los cinco continentes". Alejandra también compartió un aspecto muy personal de su relación con Leo Matiz, recordando los desafíos que enfrentaron juntos. "Cuando mi padre perdió un ojo, me dediqué a ayudarlo para que pudiera seguir adelante y continuar con su pasión por la fotografía. Durante veinte años, trabajamos juntos, y uno de los proyectos más hermosos que realizamos fue en Pátzcuaro. Fue una experiencia invaluable compartir ese proceso con él". A pesar de las dificultades, la fundación ha logrado posicionar la obra de Matiz en el panorama internacional y continúa con su misión de preservar su legado para futuras generaciones. José Roberto Morales Ochoa, promotor y gestor cultural, con especialidad en museografía, museos y centros culturales. Instagram: @jrobertomorales Email: imrobertomorales@gmail.com