RESEÑA |'Aloners', una exploración sobre la delgada línea entre estar y sentirse solo

“Si te digo la verdad, no puedo comer sola. Ni tampoco dormir sola, ni ir sola en el autobús, ni fumar sola. De hecho, yo sola no puedo hacer nada. Solo lo aparento”.

Víctor E. Rodríguez Méndez

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En su película debut, la directora y guionista coreana Hong Seong-eun explora la delgada línea entre estar y sentirse solo. Aloners es una película lenta y de corte minimalista que aborda de manera inteligente el tema de la soledad y el aislamiento en las grandes ciudades. Para ello retrata la sencilla —y fría— cotidianidad de Jina (formidable Gong Seung-yeon), una solitaria e introvertida joven trabajadora de un call center de tarjetas bancarias, que evita cualquier conexión humana y solamente sale de su casa para ir a la oficina; recluida en sí misma, la vida de Jina discurre entre la aflicción y el agotamiento emocional, y cada uno de sus movimientos y silencios nos invaden sigilosamente. Es en esta desolación donde la joven traza su red de seguridad afectiva para evitar enfrentar la dura realidad del pasado reciente que tiene que ver con el divorcio de su padre y madre y la posterior muerte de ésta.

Con una narración contemplativa y de pocas palabras, muy en el tono del realismo social, vemos cómo Jina está sujeta en todo momento a una pantalla: la de la computadora de su trabajo, la del celular que no deja de ver aún caminando, la de la televisión para sus cenas e, incluso, la de una cámara escondida que colocó en casa de su familia para vigilar a su madre enferma, primero, y luego a su padre en pleno proceso de duelo.

Resulta curioso cómo una de las tantas llamadas que atiende rutinariamente, tiene que ver con una persona que duda si su tarjeta de crédito le servirá en 2002, a donde pretende ir en un viaje hacia el pasado en una máquina del tiempo que dice estar construyendo. La respuesta de Jina es fría y mecánica: “Lo lamentamos, aún no contamos con ese servicio”. Sin embargo, en esa llamada y en las razones del cliente para viajar al pasado, ella encontrará una respuesta y una razón para existir, al grado de que la llevará a hacer explotar la burbuja de alienación en la que ha estado viviendo. Eso, y a que se ve obligada a reevaluar su existencia después de que un vecino muere solo en su apartamento. Surge en ella entonces una revelación desde su interior, que toma un tono de expiación cuando se decide a hablar por teléfono con una aspirante en su trabajo a la que trató mal en su periodo de prueba y que se empeñaba en hacerle compañía al comer: “Si te digo la verdad, no puedo comer sola. Ni tampoco dormir sola, ni ir sola en el autobús, ni fumar sola. De hecho, yo sola no puedo hacer nada. Solo lo aparento”.

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Aloners es una hermosa, pero cruda reflexión sobre el dolor y la soledad, vistos como entes invisibles, casi fantasmagóricos, que acechan el mundo actual, y habla de la lucha que vive muchísima gente y de cómo a veces evitamos socializar por temor a que nos hagan daño. Es una película discreta que destila mucha honestidad; es triste y bella a la vez. Es uno de los estrenos más recientes en Mubi.