Teresita Sánchez, 1000 grullas de papel

Cuenta una leyenda japonesa que, si deseas algo con mucha fuerza y construyes 1000 grullas de papel, los dioses cumplirán ese deseo: el amor de su vida.

Rita Gironès

“Yo creo”, de crear, de hacer realidad algo a partir de nuestra capacidad artística. Y entonces todo encaja. Se trata de seguir imaginando y hacerlo tangible: construir desde la emoción del Ser. Teresita posa el corazón en cada uno de sus personajes, de ahí que no falle. Risueña y vibrante, de sonrisa intacta, a pesar de todo y a pesar de nada. Niña entrañable y niña cartuja, tremenda conjunción. Cuánto talento y belleza. Confiesa que ha logrado entender lo que significa la energía de la abundancia, ¿será porque ella misma es un raudal? La bicicleta y el viento en su cara. Dictámenes médicos vencidos, necedad por el instante en plenitud. Cuenta una leyenda japonesa que, si deseas algo con mucha fuerza y construyes 1000 grullas de papel, los dioses cumplirán ese deseo: el amor de su vida. Teresita es mucho más que un tesoro actoral. Ella es diáspora, fulgor, un caleidoscopio humano.

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¿Qué querías ser de niña?

Muchas cosas que no fui: aeromoza, tener una florería, ser decoradora de interiores,… ¡todavía guardo dibujos de lo que han sido mis espacios! Ya después, en la adolescencia, me quedó muy claro que lo mío era la escena. Vi una obra que me marcó, El Monte Calvo, de Jairo Aníbal Niño, y dije: ¡yo quiero hacer eso!

¿Qué quieres ser ahora?

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Quiero ser un Ser de presencia, es lo que más anhelo en este momento: ser íntegra en aquello que esté sucediendo. De pronto pienso, por ejemplo, quiero dar un taller y sucede. Esa aceptación del momento es mi máxima realización. No estar en el dolor de la añoranza o del deseo que no se cumple. Instalarme en el hoy, en este instante, cada segundo.

¿Qué has encontrado en el Teatro que no hay en otro lugar?

El estado de presencia. En el teatro el máximo gozo está en que ni siquiera puedes pensar en tu texto. Está sucediendo y todo lo envuelve. La fantasía que existe: estás en una sala, en un bosque, corre el tiempo, y todo eso estarlo viviendo como el juego de los niños, es lo que más me eriza la piel. Y que alguien disfrute de eso, ahí lo sabes, lo tienes, la miras, lo miras,… es un acto mágico.

Eres una actriz queridísima por el público, entregada y amorosa con todas las personas que te conocen. De esta mujer a la Teresita más íntima, ¿cuántos kilómetros hay?

Es una pregunta muy profunda. Difícilmente pensamos en eso. A mí a veces me duele un poco tanto amor. Como que sintiera que me falta Ser para agradecer tanto. Yo amo profundamente. En mí se incubó algo en algún momento de la vida, yo daba para recibir, quizás porque me sentía no vista, no querida, no aceptada. Y no era real. Era querer agradar, acercar a las personas, ser aceptada. Podía hacer cosas extremas hasta yendo en contra de mí misma. Hasta que sucedió algo que me puso en un punto crucial… Mi amor es real, es cierto, auténtico, neto. Y ese intercambio de conocer a alguien y llegue el abrazo y ese me importas, genera esto de ser querida. Todos queremos eso, y cuando sucede y se vuelve genuino, es increíble. Creo que no me alcanza, de pronto siento que necesitaría multiplicarme para abarcar todo: tiempo, espacio, risas, conversaciones… Y ese es el dolor, no hay forma de hacerlo. Quisiera atender esa parte de ser consciente. Luego hay una parte mía que es muy solitaria, constantemente necesita estar a solas. Es una timidez que nadie me puede creer…

Si tuvieras una lámpara mágica y tuvieras la oportunidad de sentarte con alguien y platicar, ¿con quién sería y de qué hablarían?

Con Roberto. Yo sé que se lo está pasando bomba allí donde está y eso es algo que me hace muy feliz. Siento que platicaríamos como lo hacíamos y me dejaría tantas cosas, me encantaría saber del plano en el que está…

¿Qué capítulo te gustaría vivir que no hayas caminado?

Principalmente vivir el instante, continuo en esa exploración. Sin el juicio, quisiera lograr eso en mí: el poder de vivir sólo el instante. Luego hay cosas más banales cómo las ganas y la emoción que me daría, por ejemplo, hacer teatro musical. (Risas). Sé que mi voz o condición quizás no esté en términos de estándar, pero me encantaría generar ese despliegue tan completo de condiciones: bailar, cantar, actuar, no sólo en fragmentos, sino hacerlo en una comedia musical entera.

Principal rasgo de tu carácter.

La risa, el humor. Amo el humor, me ha salvado la vida, me ha llevado a la resiliencia. Yo el humor lo quiero en todos lados, todo el tiempo. Reírme de mí misma me ha resultado muy bueno, reírme de las situaciones más culeras, ese para mí es el camino. Ni siquiera la muerte es tan en serio…

¿Le temes a la muerte?

Ahora ya no. La mente condicionante me lleva al desconcierto, claro, a muchísimas preguntas. Pero la muerte como tal, no me da miedo. Le temo quizás al sufrimiento prolongado que pudieran tener las personas que yo amo. Y después en segundo lugar, mi propio dolor. Estar sufriendo físicamente, eso me da más miedo que la muerte en sí.

¿De qué te sientes orgullosa?

De haber acabado en mi vida con el drama. Cuando transformé esa parte, todo cambió. Eso es, me siento orgullosa de no ser auto-conmiserativa.

¿Te arrepientes de algo?

No. ¡Y mira que la he regado! (Risas).

Una palabra después de la mía.

Mujer: Abdomen

Hombre: Hombros

Arte: Feliz

Amor: Inmensidad

Vida: Muerte

¿Crees en el destino?

Sí, pero a mi comodidad. Creo que tarde o temprano, ineludiblemente, las cosas iban a pasar, van a pasar, pero también creo hay algo que puede transformarlas en determinado momento, y probablemente, sea esa contundencia de consciencia.

Tres cosas que te llevarías a una isla desierta.

Música infinita, un cuaderno con un lápiz y la tercera, mi bicicleta.

Tere, ¿qué es para ti la Cultura?

Desde lo que como, hasta lo que visto. Está en mi cotidiano, en cómo percibo las cosas. No hay manera que no permee la cultura en mi ser en todos los aspectos. Yo la definiría como un estado de contemplación. Si tú entiendes y asimilas lo que te estás llevando a la boca, lo estas integrando. Si traes un bordado y sabes que esas manos benditas estuvieron horas para elaborarlo, eso para mí es Cultura. Poder contemplar una pequeña obra de barro que sabes que estuvo entre esas manos mojadas… Siento que lo veo, lo respiro, lo huelo, lo degusto, lo toco. Mis 5 sentidos son Cultura.

Rita Gironès, escritora, docente y artista escénica. Catalana y mexicana. Lleva 20 años residiendo en Michoacán trabajando activamente por la cultura. Apasionada de las Humanidades, obtiene el Premio Nacional de Dramaturgia en México, 2022.

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