VERTEBRAL | Reconstruyendo el tejido social a través del arte

Después de varias actividades exitosas como exposiciones, talleres y encuentros, el Centro Cultural Fábrica de San Pedro, abre sus puertas este 8 de abril con la exposición “Punto de partida. Moda, tramas y textiles”, curada por la especialista en diseño Ana Elena Mallet.

Foto: Cortesía, Fundación Javier Marín | Liliana Jemal y Matías Álvarez .

Erandi Avalos

La función del arte en la sociedad es edificar,
reconstruirnos cuando estamos
en peligro de derrumbe.
Sigmund Freud

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En ocasiones la Historia del Arte nos ofrece a grandes artistas, cada uno con una historia de vida distinta y en ocasiones totalmente opuesta. Algunos logran reconocimiento y fortuna en vida; otros no logran gozar de las mieles del éxito y solo llega la fama después de la muerte. Esos misterios son insondables y van acompañados de circunstancias gratas, neutras e incluso dramáticas. Centrándonos en los artistas que tienen la fortuna de que su carrera esté totalmente consagrada siendo aún jóvenes, como es el caso del maestro Javier Marín, surgen encrucijadas que cada cuál decide cómo afrontar y que él, sin duda, deja claro con sus actos que ha afrontado de manera inteligente y sensible, sin sacrificar su autenticidad creativa.

Para nadie es un secreto que Michoacán figura como uno de los Estados más violentos de México, situación que contrasta con su enorme riqueza natural y cultural. Históricamente siempre se ha destacado como una tierra fértil agropecuaria, intelectual y artísticamente. Específicamente Uruapan, ciudad natal de este destacado escultor, ha dado un sinfín de aportes culturales a México y actualmente es un bastión económico de importancia internacional debido al cultivo, principalmente, de aguacate. No es casual que, en 1858, se le de la denominación de Ciudad del Progreso. Desafortunadamente, resultado de años de incompetencia en todos los niveles de gobierno, aparece en la lista de las ciudades más violentas del mundo en el 2021. Sin embargo, por muy macabros que sean los sucesos, no pueden ni podrán opacar el brillo, la belleza y la fortaleza de “La Perla del Cupatitzio” y de su gente.

Foto: Cortesía, Fundación Javier Marín | Liliana Jemal y Matías Álvarez .

Es en este contradictorio escenario en donde se gesta uno de los proyectos más importantes de estos tiempos a nivel nacional con gran impacto internacional: El Centro Cultural Fábrica de San Pedro. Cabe mencionar que el maestro Javier Marín, si bien es una persona de inteligencias múltiples, es un artista y no un gestor cultural; por lo cual este proyecto está construido con base en su deseo de aportar socialmente a su tierra, en conjunto con un equipo de trabajo de primer nivel. La participación del maestro Eduardo Mier y Terán, galerista, curador, gestor y visionario del arte, es mayúscula; así como la profesional labor de la maestra Estefanía Ángeles, directora de la Fundación Javier Marín, asociación sin fines de lucro fundada por el artista en 2013. Ha sido además de gran ayuda la experiencia de la maestra Lourdes Báez, quien fue una de las principales impulsoras del arte y la cultura en Oaxaca. Evidentemente, la presencia y disposición de la familia Illsley, -descendientes de Walter y Bundy Illsley, matrimonio que fundó la fábrica en 1954- ha sido clave para la transformación de este espacio. Otro peso completo está relacionado: el arquitecto Mauricio Rocha, quien desarrolló un proyecto de readaptación que conjuga tradición, funcionalidad e innovación.

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El conjunto de estas mentes brillantes, que desde el 2017 han venido trabajando sólidamente en este gran proyecto, comienza a tomar fuerza. Después de varias actividades exitosas como exposiciones, talleres y encuentros, el Centro Cultural Fábrica de San Pedro, abre sus puertas este 8 de abril con la exposición “Punto de partida. Moda, tramas y textiles”, curada por la especialista en diseño Ana Elena Mallet.

Foto: Cortesía, Fundación Javier Marín | Liliana Jemal y Matías Álvarez .

Uno de los muchos aciertos de este proceso, ha sido la consideración hacia los agentes culturales y creativos de la región, y el cuidadoso planteamiento general de líneas de trabajo a largo plazo, las cuales están directamente relacionadas con el devenir cotidiano de esa ciudad y de todo Michoacán: Arte, Diseño y Cultura alimentaria. Este andar generoso y colaborativo, ha generado alianzas y el respaldo generalizado tanto de la sociedad como del gremio cultural.

Así, el maestro Javier Marín, logra armonizar el eterno debate sobre el compromiso social del arte con su realidad inmediata. No niega el derecho de la autonomía del arte de expresarse per se, independiente de las situaciones sociales de su tiempo; como defendía el crítico de arte estadounidense Clement Greenberg; pero tampoco encadena su producción artística personal a nada que no sea su propio deseo creativo, contrariamente a lo propuesto por Jean Clair, en La responsabilidad del artista, ensayo publicado en 1977, en el cuál reflexiona sobre el arte como medio de la construcción política y social de la realidad en momentos históricos graves. El equilibrio entre la producción artística libre y el compromiso social que significa el levantar un proyecto de esta envergadura; son signos de un humanismo sensible y de una claridad creativa madura.

Para cerrar con broche de oro, díganme ustedes: ¿qué mejor lugar para recuperar y fortalecer un tejido social maltrecho, que una reluciente fábrica de tejidos? Ninguno. Estamos en el lugar correcto.

Si quieres estar informado sobre las actividades, puedes visitar la página: https://fabricadesanpedro.com/

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Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com