Petra, la locomotora revolucionaria que llegará al Zócalo

La locomotora, como informó el pasado martes en conferencia Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, fue fabricada en 1889, pesa 66 toneladas y mide 15.6 metros de largo por 3.7 metros de alto.

Foto: El Universal

El Universal/La Voz de Michoacán.
México. El 20 de noviembre se conmemorará el 109 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana. La administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que realizará diversas actividades, una de ellas es la instalación de la locomotora Petra, en el Zócalo de la Ciudad de México.

Petra se llama así por Petra Herrera, quien comandó una brigada de mujeres en la toma de Torreón. El nombre de la máquina fue elegido por la Comisión Presidencial para la Conmemoración de Hechos, Procesos y Personajes Históricos de México, dice Felipe Ávila, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

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La locomotora, como informó el pasado martes en conferencia Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, fue fabricada en 1889, pesa 66 toneladas y mide 15.6 metros de largo por 3.7 metros de alto. 

La máquina de 130 años de antigüedad se encuentra bajo el resguardo del Museo de los Ferrocarrileros, en la alcaldía Gustavo A. Madero, desde donde será trasladada hasta el Zócalo.

El museo está bajo la dirección de Salvador Zarco, quien explica que Petra es una locomotora de vapor de vía angosta que fabricó Alco (American Locomotive Company) y que fue comprada por el Ferrocarril Central Interoceánico (FCI). Además se caracterizó porque ofrecía un servicio mixto, es decir, hacía viajes de carga y traslado de pasajeros.

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Agrega que la máquina tuvo hasta 25 vagones y que en un viaje transportaba hasta cerca de 100 personas: “Desgraciadamente muchas locomotoras de este tipo fueron destruidas”. 

Un viaje más

Petra saldrá de su guarida mañana en la noche en una grúa, tomará la calle Aquiles Serdán; dará vuelta en Garrido hasta la esquina con Calzada de los Misterios. Tomará esa vía hasta donde inicia Paseo de la Reforma y continuará de manera recta para después girar a la izquierda en Juárez. Luego de un breve paso por Eje Central dará vuelta en 5 de Mayo, hasta llegar al Zócalo

“Decidimos trasladarla de noche para mayor seguridad, porque hay menos tránsito. Por lo regular, estos traslados duran alrededor de 12 horas, tenemos que ir despacio por algún cable (de luz) o algo”, indica.

Salvador Zarco enfatiza que es relevante que se realice el traslado de Petra en el aniversario de la Revolución Mexicana por el papel que tuvieron los trenes en esa época. 

“Zapata no utilizaba tanto el ferrocarril. Combatía, saboteaba las vías y los puentes para evitar que el Ejército federal avanzara por medio del ferrocarril. No se podría entender la Revolución sin los trenes, los caballos de acero fueron fundamentales en esa época; quien hizo mejor uso de ellos fue Francisco Villa y el general Felipe Ángeles. Los ferrocarriles fueron tan importantes que después Venustiano Carranza los incautó. Desgraciadamente, en México todas las locomotoras de vapor están a la intemperie y muchas están en malas condiciones de conservación”, lamenta. 
 

Un modelo único

Salvador Zarco detalla que las primeras locomotoras funcionaban con mulas, “que era el tren conocido como de sangre”, después se fabricaron las locomotoras, que usaban leña para la combustión, las de carbón mineral y las de combustóleo. Sin embargo, sólo se usaron hasta 1968, cuando (también) se cancelaron todas las locomotoras de vapor.

Tras quedar fuera de servicio en 1968, Petra fue colocada en la parte trasera del Monumento a la Revolución, hasta que fue trasladada al Museo de los Ferrocarrileros el 24 de mayo de 2010, después de una donación que hizo la Autoridad del Espacio Público del entonces gobierno del Distrito Federal, según consta en el archivo del museo.

Petra está pintada de negro, plata y rojo, tiene el número 67 y las siglas FCI. Pareciera estar como nueva; sin embargo, es una máquina a la que le fueron robadas varias piezas. 

“Desde que la dieron de baja (1968), la mandaron a un campo de concentración en Huehuetoca, Estado de México, ahí estuvo arrumbada. Estuvo en ese panteón de locomotoras, hasta que no sé qué regente o presidente decidió sacarla y llevarla a unos talleres de Tlalnepantla, ahí le dieron una manita para llevarla a la Plaza de la República, donde estuvo muy descuidada, cualquiera se subía, incluso había indigentes que prendían fuego dentro de la cabina, la caldera era usada como basurero”, relata. 

En 2010, Petra fue remodelada y trasladada al museo, acción que Zarco califica como “un acierto”, aunque reconoce que le hacen falta algunas piezas, como manómetros, válvulas y partes de la campana. 

“Tenemos la intención de que en un futuro (Petra) esté bajo techo, protegida del sol y la lluvia para que se conserve mejor. La importancia de conservar (a Petra y a otras locomotoras de la época) radica en que se preserva la memoria histórica de este país y en este momento es fundamental porque necesitamos que nuestra gente voltee los ojos hacia las locomotoras, a los trenes, porque es el transporte por excelencia para todo tipo de actividad humana. Los países de Europa y Asia utilizan fundamentalmente el ferrocarril para carga y personas. El ferrocarril no sólo es el transporte más económico, amigable con el medio ambiente, cómodo, sino que es el más seguro”, opina. 

Al enfocarse en Petra, Zarco describe que ese tipo de locomotoras eran una “belleza, eran unos dragones que echaban chispas por todos lados”. Además recuerda que sólo estaban asignadas a una sola tripulación. 

“Sólo un maquinista estaba a cargo de ella, sólo él la usaba. Cada maquinista tenía un silbato con un sonido diferente, por lo que cada que llegaba una locomotora a una determinada terminal se podía saber cuál era únicamente por el sonido de ese silbato. Hoy su traslado no será complicado y no representa ningún tipo de riesgo”, agrega.