Polonia emprenderá acciones tras la subasta en Berlín de un Kandinsky robado

La obra en cuestión, que data de 1928, fue subastada por 310.000 euros el pasado 1 de diciembre.

Foto: EFE

EFE / La Voz de Michoacán

Cracovia (Polonia). El ministro polaco de Cultura, Piotr Glinski, afirmó este lunes que "hará todo lo posible" para conseguir que se anule la reciente venta en Berlín de un cuadro de Vasili Kandinsky que fue robado del Museo Nacional de Varsovia en 1984.

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Glinski afirmó en una rueda de prensa que tanto el comprador como la galería de arte Grisebach, que lo subastó, "actuaron de mala fe" y se ampararon en la legislación alemana que, pasados 30 años, imposibilita cualquier reclamación en operaciones de este tipo.

La obra en cuestión, que data de 1928, fue subastada por 310.000 euros el pasado 1 de diciembre. Su venta fue notificada al Gobierno por parte de los inspectores del patrimonio polaco que habitualmente rastrean el mercado de arte internacional en busca de bienes saqueados durante la Segunda Guerra Mundial.

Según se ha podido comprobar, en el momento de la venta el cuadro tenía en la parte posterior sellos que indicaban su pertenencia al Museo de Varsovia y Polonia había denunciado a la Interpol su robo en 1984.

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Al conocer la noticia, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, calificó de "impactante" lo ocurrido y avanzó que se emprenderían "medidas políticas y legales" para recuperar el cuadro. Aludió asimismo al persistente conflicto bilateral por las reparaciones de guerra que su Gobierno exige a Alemania y que para Berlín es un "caso cerrado".

Según Morawiecki, la ley que permitió la subasta del Kandinsky "es inmoral", "rompe las reglas de confianza en el mercado del arte" y "va en detrimento de los intereses de las casas de subastas y los coleccionistas de arte de toda Europa".

El ministro Glinski aseguró este lunes que se ha "discutido durante mucho tiempo con el gobierno alemán" la ley que impide acciones legales contra este tipo de transacciones de obras de arte pasados 30 años.

"Alemania mantiene una ley que contradice tanto los valores básicos europeos como el más elemental sentido de la decencia", sentenció el ministro.