“Transfiguración y otros relatos”, un libro de Josefina María Cendejas

«No tener miedo de tener una expresión propia y contar aquello que verdaderamente nos está haciendo la vida, sin disfrazar la realidad con fantasías.»

Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- “Transfiguración y otros relatos”, es un libro de Josefina María Cendejas que, luego de 30 años de su primera publicación, ha vuelto a ver la luz, esta vez como parte del proyecto editorial “Tait, tejiendo la palabra de mujeres en Michoacán”.

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En esta nueva edición de “Transfiguración y otros relatos” se recuperan los cuentos publicados en 1991, además de que suman otros inéditos que la escritora michoacana no había compartido antes, pues su carrera había tomado un giro más orientado hacía la parte académica.

Así, esta publicación ha significado para ella un reencuentro con su voz literaria, transformación de la que comparte un poco más en entrevista para La Voz de Michoacán.

¿Te esperabas que estos textos volvieran a salir a la luz 30 años después?

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Uff no me lo esperaba, esto fue fruto de muchos acontecimientos que se fueron dando y comenzó con un diplomado en donde se estudiaron textos de mujeres. Y el proyecto de la editorial Tait que salió más o menos al mismo tiempo durante la pandemia. Entonces yo me reconecté de alguna forma con la literatura, porque yo digo que fue mi primera vocación, es la que yo hubiera querido seguir, a la que le hubiera querido ser fiel en mi vida y desde muy joven lo supe. Sin embargo, hubo muchas razones por las que yo no me sentía libre para dedicarme plenamente a ella. Una era el hecho de que tenía que ganarme la vida, quería ser una mujer independiente económicamente y veía muy difícil que con la escritura literaria lo pudiera lograr, ahora veo que no tenía por qué ser así, yo estudié filosofía y finalmente yo pude hacerme una carrera en la academia saliendo de las humanidades diversificándome a otros campos. Pero el contacto con la literatura es algo muy íntimo para mí, es un proceso de autoconocimiento y revelación, conectar con los libros que he leído, con las cosas que me han impresionado, en general, con esta parte creativa que muchas veces la sociedad nos obliga a castigar. Dicen que hay que ser productivo, no creativo.

¿Cómo te sientes ahora con esta nueva publicación?

Un poco con este sentimiento de frustración de que la primera edición de mi libro no tuvo el eco que yo esperaba y el hecho de que ahora se retome, se rescate y complemente con textos nuevos. Y sobre todo que esté recibiendo por parte de nuevas generaciones esta respuesta tan fuerte e interesante para mí. Que haya hombres y mujeres jóvenes que me están leyendo y se están identificando con las experiencias que cuento en estos relatos, es para mí un tesoro. Aparte de reencontrarme conmigo misma y mi voz creativa, que es algo que celebro, lo que me pone más feliz y me da ánimo para continuar, es que haya lectores para lo que escribo, que haya alguien que escuche, capte el mensaje, lo deconstruya y, sobre todo, que se lo apropie.

¿Cómo fue armar esta nueva edición del libro, regresar a estos textos?

Fue muy agradable el proceso porque me di cuenta de que en general los textos me seguían gustando. Porque a veces uno lee que escribió años atrás y dice qué horror en qué estaba pensando, pero no, vi que había hecho un trabajo fuerte y cuidado. Y añadir los nuevos textos si fue un desafío, porque hay textos ahí que son duros y otros que son más políticos y sociales, pero también muy personales, porque desde joven he sido muy política y he estado metida en movimientos sociales desde los 20 años. Así que fue un proceso de recreación, de recuperación y de revalidación de mi propia voz literaria, lo cual agradezco muchísimo, porque si no hubiera sido la oportunidad que me brindó Tait, tal vez esos textos se hubieran quedado en la historia. Además, me dieron la oportunidad de publicar unos relatos cortos que me dan la posibilidad de explorar otros campos con más ligereza, incluso con humor algunas veces. Así que es lo que viene del pasado, y ahora que estoy en una etapa de sedimentar muchas experiencias y tratar claro de no perder la honestidad. 

¿Qué temas entonces podremos encontrar en el libro?

Muchos de mis nuevos lectores me han dicho que los temas les parecen muy actuales. El tema del desempleo, de la crisis, de los desencuentros amorosos, de violencia en las parejas, todos siguen siendo vigentes. Entonces yo les diría que hay que escribir de lo que uno vive, de lo que ve en su cotidiano. No tener miedo de tener una expresión propia y contar aquello que verdaderamente nos está haciendo la vida, sin disfrazar la realidad con fantasías. La experiencia más personal puede resonar de manera muy fuerte en otra persona, que se va a ver reflejado en ti como en un espejo y que le va a ayudar, incluso, a entender y procesar sus vivencias, y a no sentirse aislado. Lo que más me interesa a mi es que tengan el valor de hacerlo. Yo soy de la ola histórica del feminismo, en la última marcha donde nos gasearon y todo, yo fui a marchar y yo les dije que era de las abuelas, de las históricas, y un grupo de muchachas fueron muy solidarias, me rodearon, me cuidaron de que no me tumbaran, de que no me pasara nada, pero vi que ellas son mucho más valientes, fuertes y osadas de lo que éramos hace 30 o 40 años. Así que creo totalmente de que esta generación de mujeres tiene una capacidad enorme de narrar lo que verdaderamente están viviendo, que es una transformación profunda de la cultura y de la historia. Y no podemos entender esta transformación si no escuchamos sus voces, si no las leemos, si no las valoramos e incluimos en el gran río de la cultura.

¿Qué les dirías a las mujeres que tal vez ahora están en la misma situación que tú hace años y creen que tienen que elegir la productividad sobre la creatividad?

Estas son cuestiones estructurales que no podemos derrumbar con un simple voluntarismo. Para nada les voy a decir que no renuncien a sus sueños y que ellas lo pueden todo, porque estoy consciente y lo he vivido en carne propia de que lo primero es sostener la propia vida. Pero pienso que podemos crear espacios colectivos donde esta creatividad se exprese y que no debemos renunciar a ellos jamás. Y, como decía Paulo Freyre, estamos conscientes de todas las opresiones que han caído sobre nosotros, pero si tenemos un metro de poder, lo tenemos que usar a favor de nuestra emancipación, y ahora que tenemos que emancipar es precisamente nuestra creatividad. Esta dimensión que nos hace humanas, que nos hace ser únicas, y que no se puede estandarizar y medir solamente de manera monetaria. También creo que aplica que el mundo está sediento de nuevas interpretaciones de la realidad, y de que se abran otras puertas para no solo tolerar la existencia, sino darle sentido y esa es una tarea a la que no podemos renunciar.

Luego de este salto, ¿qué sigue en las letras de Josefina?

Estoy rescatando un poemario, que ya lo tenía yo armado más o menos por la misma época que escribí estos cuentos, pero lo dejé ahí en un cajón porque me parecía que no estaba maduro y no valía la pena, pero, ahora que lo veo en retrospectiva, solo pienso que algunas personas me desalentaron y ahora que me he decidido a seguir nadie me va a desalentar. Así que quiero publicar ese poemario y claro seguir escribiendo narrativa. Estoy con un proyecto de novela que estoy trabajando en taller ahorita. No sé cuánto me vaya a llevar, pero lo que si te puedo decir es que nunca más voy a cancelar mi voz literaria.