EXCLUSIVA | “El Semillas” lloró y quedó decepcionado; tras darle vueltas, volverá a entregarse al Morelia

Marcos Amaro Castro, «El Semillas», aún sigue dolido por la partida de un equipo con el que compartió alegrías y tristezas, pero se subirá al vuelo canario en una nueva aventura con el Atlético Morelia.

Foto: Christian Hernández / La Voz de Michoacán.

Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Debajo de esas abundantes cejas, completamente teñidas de blanco, hay una mirada que delata secuelas del dolor de una traición. Por un momento le asalta la duda por lo que viene, pero es más fuerte la convicción del aficionado de hueso colorado que cultivó desde su niñez. Él es Marcos Amaro Castro, mejor conocido como “El Semillas”.

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Ahí, en su casa de Tarímbaro, entre un loro, una guacamaya, pollos aliquines y el canto de más de una decena de pájaros con los que convive a diario –por cierto, ninguno canario–, el hombre de 79 años de edad desmenuza entrañables memorias personales y futboleras.

Primero la hizo de macuarro, luego vendió raspados y pepinos con chile, hasta que encajó en el oficio que ha desempeñado por unos 40 años: la venta de semillas, de ahí el apodo, ese que hizo suyo no sólo como comerciante, sino que lo identificó con una pasión hacia un equipo rojiamarillo.

– Iba a ver al Morelia al Independiente, pero me lo echaba de arbolito y ya luego se cambió al Venustiano y ya ahí empecé a ir a ver al Morelia y me la ideé a ver qué vendo, y llevé pepino con chilito, pero me dijeron que tenía que pagar, me llevaron a las oficinas y no me acuerdo si 12 pesos o 15 pesos me cobraban en ese tiempo.

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– Luego me dijeron que eso ya no podía vender.

– Entonces, ¿qué vendo?, pues otra cosa –me dijeron. Y ya dije pues voy a vender semillas y ya fue que empecé, pero antes no vendía, no más me iba de espectador.

Desde el campo del Independiente, luego con Carlos Miloc por la década de los 50; en el estadio Venustiano Carranza y en el Morelos, “El Semillas” compartió proezas y tristezas con el equipo Morelia, hasta que sufrió la deslealtad que aún le cala: la partida de Monarcas a Mazatlán.

Entonces frunce el ceño, se dobla, baja la mirada, remoja sus barbas entre sentimientos encontrados, pero se repone.

– Yo no sentía tan feo, porque cada temporada era lo mismo, que ahora sí nos lo vamos a llevar, y pues yo decía: que ya que se lo lleven, ya estamos enfadados no más de eso de que se lo van a llevar y nunca se llevan nada, puras mentiras, pensaba yo así. Entonces una vez fui al mercado Independencia y ahí me dijeron que ya vendieron al equipo.

– ¿Quién?, pregunté. – Pus’ a Sinaloa y dije uhhh, no creo, y luego ya me dijeron que el que había dado la nota era Faitelson y José Ramón Fernández, y dije: ya cuando hablan ellos, entonces es derecho. Ya estuve piense y piense, entonces dije que ahora sí ya está seguro de que ya lo vendieron. Ya cuando me dijeron que habían sacado las cosas, uhhhh, hasta chillé.

Foto: Christian Hernández / La Voz de Michoacán.

Sentado al lado del lavadero, a sus espaldas los leños apilados, y con el bullicio de las aves que pinta de color sonoro el grisáceo patio, “El Semillas no guarda rencor.

– Que les vaya bien (a los jugadores que partieron a tierras sinaloenses), porque hay veces que sí da resultado, otras que no, porque ellos ya estaban hallados con la plaza aquí.  Hay veces que sí da resultado, hay veces que no, porque ellos ya estaban ‘ingridos’ aquí en Morelia, es otra gente, pues. A ver allá cómo los tratan, porque puro beisbolista es allá.

A don Marcos Amaro no solo le arrebataron al equipo de sus amores, la pandemia del COVID-19 también le quitó el sustento. De toda la semilla que había comprado por adelantado para vender en el estadio no cosechó los frutos económicos.

– Me la llevé muy dura. Unos muchachos me empezaron a decir: compra semillas cuando es la cosecha y era el mero tiempo de cosecha, y fui a comprar mis semillas pal’ jaripeo y futbol, y ahí todavía las tengo. Pus’ ya me la llevé muy apretada y con la enfermedad (coronavirus), pues más duro, estar encerrado uno, oyendo puras noticias que de muertos, pensando uno, más se acaba uno de estar pensando, viendo televisión, oyendo radio, puros problemas de esos. Se acaba uno más estando encerrado, peor.

Tras la partida de Monarcas, la decepción tentó al Semillas a no seguir más a ningún equipo, pero se resiste a abandonar el vuelo canario.

– Voy a entrar poco a poquito, no quería ir porque estoy muy decepcionado de eso, no me siento bien y pa’ agarrar otra fuerza está muy difícil, no la resisto. No quería ir ya, dije no, pus’ ¿a qué voy a estar con otro equipo que no?

Nuevo equipo, una categoría sin derecho a ascenso, ¿volverá “El Semillas a las gradas a veces vestido de maringuía, otras de novia, de apache, de catrina, de Santa Claus, de Grinch…?

– Yo creo que sí, ya pa’ los días que me faltan (de vida), tengo que terminármelos allá, darles ánimos, porque es nuevo equipo y hay que animar a la gente para que, la poquita que vayamos, a ver cómo empezamos. Allá me cargo mis energías otro ratito, me acabo más de estar pensando cómo estarán allá.

Foto: Christian Hernández / La Voz de Michoacán.

Ahora, al nuevo equipo que jugará en el Coloso del Quinceo en la Liga de Expansión y a su directiva les pide entrega, y así sabrán lo que es una buena afición y sentirán el color de Michoacán.

– A ellos les mando un saludo. Que le echen ganas como también yo le echo ganas a animarlos, porque eso se necesita para que se vayan acoplando los jugadores y la gente, que haya armonía como éramos. A echarle ganas porque solamente así se trata de animar al equipo pa’ que sienta lo que es el color de Michoacán.

Así es el deseo del hombre de cabello blanco, de surcos en el rostro, de sonrisa pícara: acabar sus últimos días apoyando al equipo de su vida, Morelia, con porras, disfrazado y vendiendo sus semillas, porque el amarillo lo lleva en el corazón.

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