Más allá de la gasolina: estrategia anti-huachicol crea desabasto de asfalto

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Foto: Tomada de internet. Desde hace un par de meses se mantienen las filas de pipas a la espera, de entre 12 y 15 días, para poder carga de asfalto.

Maricruz Rios / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La crisis de combustibles no sólo ha afectado al sector gasolinero en la entidad: los industriales dedicados al mantenimiento, conservación y constructores de Michoacán, y prácticamente de todo el país, se enfrentan a un preocupante desabasto de asfalto como consecuencia de la irregularidad en la producción y suministro de hidrocarburos por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex).

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Y es que mientras la problemática por la escasez de combustible en al menos 11 entidades se volvió tema público, el sector de la construcción atraviesa un trance igual o más severo. Los niveles de asfalto en Pemex se desplomaron a su mínimo histórico, una caída del 85 por ciento en venta y producción, se les duplicaron los costos y estarían recurriendo a producto importado de baja calidad para poder cubrir los compromisos pactados con anterioridad.

Hasta el momento el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha ofrecido explicación o detalle alguno de la situación, ni mucho menos ofrecido un compás de tiempo en que pudiera normalizarse esta situación que mantiene preocupados a cientos de empresarios, debido a que están teniendo rezagos en sus obras o bien éstas se encuentran paralizadas.

Los efectos de la estrategia anti-huachicol

De acuerdo con Jesús Antonio Mazier Contreras, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Michoacán, “la estrategia de combate al huachicol también pegó a la producción de asfalto, el abasto prácticamente es nulo y su precio se elevó al 120 por ciento”.

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De 6 mil 900 pesos la tonelada que costaba en 2018, pasó a 15 mil pesos por tonelada promedio, esto debido al desabasto, “además de que en su mayoría se trata de asfalto de importación, por consiguiente, de menor calidad”, por lo que ni siquiera vale la pena inversión.

El empresario explicó que desde hace un par de meses se mantienen las filas de pipas a la espera, de entre 12 y 15 días, para poder carga de asfalto en la refinería Pemex en Salamanca, que es donde se surten los michoacanos y constructores de otras entidades vecinas. Esta espera se ha vuelto poco por redituable para algunos, según detallaron agremiados a la CMIC, quienes en varios casos han preferido detener las obras ante la falta del insumo, escenario que también pone en riesgo cientos si no es que miles de plazas laborales.

El gobierno federal enfrenta una caída del 91%

En México son tres las refinerías que producen asfalto y mezclas de asfalto, ubicadas en Cadereyta, Tula y Salamanca, en ésta última se redujo la capacidad y apenas producen entre el 8 y 9 por ciento de los volúmenes alcanzados en 2018.

De acuerdo con las estadísticas oficiales de Petróleos Mexicanos, las ventas internas de asfalto derivadas de sus volúmenes de producción habían venido a la baja desde 2014, cuando se producían un promedio de 21 mil 700 barriles de asfalto al día. En 2018 el promedio fue de 12 mil 900 barriles diarios, pero para el mes de enero del presente año se desplomaron la producción y las ventas, con no más de mil 900 barriles colocados al día.

De manera desglosada, en enero de 2018 se vendieron 12 mil 700 barriles de asfalto al día, por lo que los volúmenes de producción y colocación de asfalto de Pemex en el mercado nacional cayeron 85 por ciento en solo un año. Si se toma en cuenta la producción promedio de Petróleos Mexicanos desde 2014, el actual gobierno federal enfrenta una estrepitosa caída del 91 por ciento.

La ‘cuarta transformación’

No sólo el asfalto sufre de una marcada producción y venta a la baja desde que entró el gobierno de la llamada “cuarta transformación”. El informe estadístico de Pemex con corte al mes de enero pasado revela que está a la baja en todos los indicadores.

El gas licuado cayó de 122 mil 200 barriles diarios a 108 mil 900, una caída del 10.8 por ciento; las gasolinas disminuyeron de 207 mil 100 barriles al día a 153 mil 500, descenso del 25.8 por ciento; querosenos pasaron de 34 mil 700 en 2018 a 18 mil 900 barriles diarios en enero de 2019, desplome del 45.5 por ciento; el diésel bajó de 116 mil 800 barriles cada 24 horas a 109 mil 700, pérdida del 6 por ciento, y combustóleos 185 mil 100 barriles diarios a 136 mil, descenso del 26.5 por ciento.

Pese a estos indicadores, la administración federal morenista ha insistido en que Pemex funciona mejor ahora que durante el sexenio del priista de Enrique Peña Nieto, valida la lucha contra el robo de combustible, insiste que la solución está en la construcción de nuevas refinerías cuando las nuevas tienen descensos dramáticos en su producción e incluso ha asegurado de forma pública que los indicadores no han bajado tal como sí reflejan las estadísticas oficiales.