Al primer semestre de 2020, repunta en el estado la producción de cebolla

Ni la pandemia ni la sequía lograron minar los resultados: la entidad ha logrado 36 mil 25 toneladas de cebolla entre enero y junio pasados

Maricruz Rios / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Ni la contingencia sanitaria por la pandemia, sequías o falta de recursos han mermado varios de los cultivos michoacanos. Destaca entre ellos el caso de los productores de cebolla que, pese a las condiciones, que pudieran parecer adversas durante lo que va del año, han logrado incrementar el volumen obtenido durante el primer semestre en poco más de 13 por ciento.

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De acuerdo con los datos oficiales, actualmente Michoacán se ubica en la novena posición entre las 32 entidades federativas en cuanto a esta planta, aunque año con año ha ido logrando sumar hectáreas y toneladas a su producción, después de una caída de la misma a principios de la década pasada.

El Servicio de Información Agroalimentario y Pesquero (SIAP) detalla que la entidad ha logrado 36 mil 25 toneladas de cebolla entre enero y junio pasados, una cantidad significativamente mayor a las 31 mil 790 toneladas alcanzadas durante el mismo periodo de tiempo hace un año.

La estadística revela también que Michoacán, sin estar colocado dentro del top nacional de esta herbácea, su producción ha aumentado paulatinamente en la última década, buscando alcanzar los niveles de cosecha y producción de principios de siglo, cuando se tenían alrededor de 6 mil hectáreas dedicadas a la cebolla.

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Hasta el momento se tienen mil 894 hectáreas dedicadas a este cultivo, de las cuales falta todavía cosechar la mitad. La Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario (Sedrua) calcula que la entidad cuenta con más de 4 mil 600 hectáreas dedicadas cada año, y es la segunda mitad del ciclo la que suele presentar una mayor producción.

Son los municipios de Venustiano Carranza y Villamar, en la región de La Ciénega michoacana, los líderes en cuanto a producción de cebolla. Hoy día cada una de estas demarcaciones acumula alrededor de 7 mil toneladas de la planta, mientras que Copándaro y Cojumatlán les siguen, con poco más de 2 mil toneladas cada localidad. La cebolla michoacana se destina prácticamente en su totalidad a satisfacer el consumo interno.

Es de destacar que este año la herbácea fue incluida dentro del programa de Agricultura Sustentable, que inyectará a lo largo del año 45 millones de pesos para fortalecer la calidad y rendimiento de las cosechas michoacanas.

De las 20 mil hectáreas que, como mínimo, se plantea beneficiar, la cebolla entró del esquema, justamente en aras de levantar la producción y regresar a los primeros planos nacionales, recordando que hasta hace algunos años Michoacán ocupaba el quinto lugar nacional y ahora deambula entre el noveno y décimo.

El programa, por ejemplo, busca combatir la acidez de los suelos, utilizando fuentes de silicio, Calcio, Magnesio y materia orgánica humificada para neutralizar el efecto. También se aplican insumos especiales como los biofertilizantes, fertilización foliar con aminoácidos, microorganismos y nutrientes se mejoran los rendimientos de los cultivos.

Para cocinar y reducir piquetes de moscos

La cebolla es uno de los productos de campo más demandados a nivel nacional, al ser ingrediente y acompañante de prácticamente todos los platillos mexicanos, además de un sin número de recetas de todos los orígenes, que van desde ensaladas, asados y salas.

Al ser, precisamente, un ingrediente típicamente mexicano, su demanda es alta en los mercados, aunque su precio rara vez se suele disparar. Se puede encontrar en varias gamas, cada una distinguida principalmente por un color: blanco, amarillo, rojo, morado y marrón.

Además del sector alimenticio, se le atribuyen varias ventajas médicas y terapéuticas que pueden ayudar en temas como presión arterial, control del colesterol, sanidad del sistema circulatorio, una mejor digestión, eficaz en fortalecer las defensas contra los refriados y las infecciones respiratorias, e incluso como alivio para el acné y las picaduras de algunos insectos, como los mosquitos.