Economía nacional está en fase de agotamiento; advierten difícil recuperación en 2022

El crecimiento del PIB sería mínimo y la inflación seguirá siendo mayora la esperada, anticipa especialista.

Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán.

Maricruz Rios / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El país presenta un “agotamiento económico” producto de una tendencia negativa que se sucedido desde mayo del año pasado. Bajo este contexto, y sumado a la vigente pandemia, México terminará el 2022 con una inflación por encima del 4.5 por ciento, un crecimiento del PIB por debajo del 2.1 por ciento y varios ajustes al alza en la tasa de inflación con tal de contener la escalada de precios.

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Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), vaticinó que, si bien habrá un ligero descenso en la inflación, el pronóstico general para 2022 es más de otro año con dificultades que de una auténtica recuperación, pese a los discursos que se emiten desde el Gobierno.

Foto: Víctor Ramírez, La Voz de Michoacán.

Además, dijo, “la cuarta ola de COVID-19, y su variante ómicron, es una variable que no debemos perder de vista porque dejará a su paso daños económicos”. Argumentó el también investigador nicolaita que “la producción de bienes y servicios de las empresas y los tres órdenes de gobierno se verán interrumpidos por las incapacidades laborales y medidas preventivas para sus trabajadores”, algo que ya se puede ver, por ejemplo, en el tema de las aerolíneas en México o las incapacidades entre los trabajadores del gobierno estatal en Michoacán.

“El ansiado deseo por retomar la ruta de crecimiento económico se ha convertido en la prioridad para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador”, mencionó Heliodoro Gil, sin embargo, “hay razones para preocuparse en virtud de la mala racha que experimenta la economía mexicana en 2019 y 2020, además de un agotamiento que se empieza a observar a partir del mes de mayo de 2021”.

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Explicó el académico que a partir de mayo del año pasado, en el que la actividad económica reportó un fuerte crecimiento de 25.8 por ciento, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) que realiza el INEGI empezó a presentar datos de una evidente desaceleración: pasó de una tasa de 13.4 por ciento a (-) 0.2 por ciento de junio a diciembre. En particular en los meses de octubre, noviembre y diciembre la actividad económica expresó aumentos de apenas 0.3 por ciento, 1.2 por ciento y una caída (-) 0.2 por ciento, respectivamente, “señales claras de debilitamiento que manifiesta la actividad económica de México.

Expuso que pasado el segundo trimestre, en el que el PIB observó un aumento real de 19.9 por ciento, el producto disminuyó su crecimiento a 4.5 por ciento en el tercer trimestre y todo indica que en el cuarto trimestre descienda a (-)0.5 por ciento.

“Esta narrativa lleva a concluir que las expectativas económicas previas se han modificado a la baja”, aseveró. Se inició con una proyección de crecimiento del PIB de 6.3 por ciento en el paquete económico federal, luego el Banco de México lo ajusta a 5.4 por ciento y hay evidencia al respecto que lo perfila sobre la línea de 5.0 por ciento, detalló.

En cuanto a las expectativas de crecimiento del PIB para 2022, los expertos perfilan que sea sobre la pauta de 2.8 por ciento, en vez de la tasa de 4.1 por ciento estimada por el gobierno federal. En la encuesta de Citibanamex incluso e prevé que sea menor: 2.5 por ciento.

Además, “la inflación subirá en 4.5 por ciento y no en 3.4 por ciento, la tasa de interés de referencia experimentará nuevos aumentos y la generación de empleo formal será menor que en 2021”, auguró el analista del CEEM.

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Entre las razones para esta desaceleración y ajuste a la baja de las metas establecidas, recordó Heliodoro Gil que el consumo privado a partir de junio empieza a bajar de forma paulatina su crecimiento y la inversión productiva en construcción y maquinaria y equipo desde ese mismo mes de junio viene disminuyendo gradualmente.

A esto se suma el riesgo permanente que sigue siendo la COVID-19, que con un alto índice de contagios puede parar empresas enteras e incluso el aparato gubernamental en casos críticos, además de restringir la movilidad de las personas en los espacios públicos y privados, lo que desincentiva el comercio y el consumo.

“No perdamos de vista que, para variar, de nueva cuenta se vislumbra un año complejo para la economía mexicana”, concluyó.