Girl Ultra, la "reina del R&B" mexicana que abraza la "agresividad" musical

La artista mexicana presentará su nuevo EP, un disco de siete temas que engloba géneros como el house y el rock bajo.

EFE / La Voz de Michoacán

Nueva York, Estados Unidos. Girl Ultra es el nombre artístico de Mariana de Miguel, una artista ecléctica que se abrió paso como pinchadiscos en Ciudad de México, se convirtió en la "reina del R&B" mexicana y ahora abraza la "agresividad" de otros géneros musicales para poner en pie a sus seguidores.

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La artista de 26 años habla con Efe desde su ciudad natal después de presentar entre mayo y junio en EE.UU. su nuevo EP, "El Sur", un disco de siete temas que engloba géneros como el house y el rock bajo el denominador común de su voz sensual y que ideó "para el directo", asegura.

"El recibimiento estuvo bien padre, y tener chance de tocar toda la música nueva es muy reconfortante", dice la cantante y productora, que ha pasado por más de una veintena de ciudades incluyendo Nueva York, donde invitó a sus fans al escenario y luego bajó a saltar entre el público mientras actuaba.

"La forma final de una canción es tocarla en vivo, rebotarla con otro ser humano y ver su reacción", explica la vocalista, que "necesitaba un poco más de agresividad" frente al R&B: "Después del encierro (de la pandemia) dije: tengo la oportunidad de estar con la gente; quiero verlos sudar, quiero tocarlos".

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Así, Girl Ultra se aleja de la suavidad de temas como "Dame Love" o la sesión "Colors", que le han dado millones de visitas en internet, y acelera el ritmo hasta un estilo rockero en "Nada q hacer", un sonido de club en "Amores de droga" o un "drum and bass" con "suciedades" en "Jungla de locos".

"Llegó un punto con el R&B en el que me sentía encerrada en un nicho y dije, ¿por qué no agarrar este hilo conductor que es mi voz y meter estas influencias?", comenta la joven, que creció escuchando a bandas de rock en español y empezó su carrera musical como DJ, pinchando house.

En "El Sur", esa experiencia vital se suma a su visión personal sobre el sur de Ciudad de México y busca transmitir una sensación "adolescente" de "escape, aventura y secreto" que refleje "cómo se sentía en ese lugar".

"Es crecer fuera del radar, de las fiestas 'posh' (exclusivas) en el centro de la ciudad, en Colonia Roma. Yo iba a fiestas en casas organizadas por gente de mi misma generación y había bandas que tocaban. Siempre he pensado que en el sur no llega la ley de la misma manera", abunda, entre risas.

"Cuando era DJ, recuerdo, le das a alguien un 'beat' cuadrado de house y no importa si te conocen, si les gusta la música... Van a mover la cabeza y el pie, es automático. Dije: '¿Qué pasa si trasladamos eso al 'show' en vivo y nos deshacemos de la suavidad del R&B?'", reflexiona.

La artista, que este verano vuelve a EE.UU. para grabar un concierto de la serie "Tiny Desk" en la radio nacional pública y para participar en el festival This Ain't No Picnic en Pasadena (California), se muestra igual de feliz de tocar ante un público que la conoce y ante nuevos fans.

En ese sentido, reconoce, la "comunidad latina es impresionante" allá donde ha ido en EE.UU.: "Tal vez no es 'sold out' (entradas agotadas), pero siento que está muy cañón llegar a ese nivel de apreciación, de cómo la gente en un lugar tan lejos puede sentir el compromiso de comprar un boleto".