Sean Connery, el James Bond de los 60, cumple 90 años lejos del mundo que lo consagró

Había soñado con llegar a viejo con un bello rostro, como el de Hitchcock o el de Picasso; es uno de los últimos sobrevivientes de un cine cuya grandiosidad hoy solamente parece posible a través de una batería de efectos digitales.

Foto: Twitter.

Agencias / La Voz de Michoacán

Las Bahamas. El carismático actor escocés Sean Connery cumple este martes 90 años alejado del cine, pero con una extensa cinematografía a sus espaldas, aunque siempre se le recordará por haber sido el primero en dar vida a James Bond, un papel que en los años 60 lo llevó a conquistar la fama.

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Tras estrenar "La liga de los hombres extraordinarios" en 2003, el actor abandonó la gran pantalla y desde entonces reside en Las Bahamas.

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En su momento el actor había soñado con llegar a viejo “con un bello rostro, como el de Hitchcock o el de Picasso”. Cumplió en el mundo que lo vio consagrarse en todos sus propósitos. No le faltó nada. Es uno de los últimos sobrevivientes de un cine cuya grandiosidad hoy solamente parece posible a través de una batería de efectos digitales.

Como en sus tiempos de gloria la grandeza en la pantalla tenía la estatura humana de figuras como la suya, seguramente habrá sentido que había que tomar distancia y dar un paso al costado definitivo. Por eso, cuando está por celebrar sus 90 años (la fecha exacta es este martes 25), Sean Connery sigue resuelto a mantener su plácido retiro en el Caribe sin tomarse un minuto para pensar en una vuelta al cine que hoy parece imposible.

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Pasaron casi 20 años de su última aparición en la pantalla. Fue en la película La liga extraordinaria (2003), un relato de aventuras basado en un cómic de Alan Moore (Watchmen) y Kevin O'Neill, que fue desvalorizada por la crítica y recibida con indiferencia por el público. Fue demasiado para el amor propio de Connery, quien según propia confesión había trabajado mucho para corregir en la mesa de edición todo lo que no le había gustado. Nada de eso sirvió para encarrilar un proyecto que venía en falsa escuadra. Las diferencias entre Connery y el director Stephen Norrington se hicieron notorias.

El actor se cansó. Entre todos esos esfuerzos vanos y el escaso interés que hubo a partir de allí en convocarlo para interpretar personajes que no fuesen centrales terminaron de convencerlo. Su tiempo en el cine había terminado. Solo iba a volver si le ofrecían un papel protagónico en alguna historia que lo interesara de verdad.

Para que esa promesa dejara de cumplirse tenía que ocurrir una sola cosa. La excepción era Henry Jones, que Connery interpretó a lo grande en Indiana Jones y la última cruzada (1989), tercero de los títulos de la serie. Siempre quiso volver a ser en la pantalla el padre del héroe encarnado por Harrison Ford, pero cuando surgió esa oportunidad en 2008 con El reino de la calavera de cristal, todo quedó en la nada. Dijo que había hablado con Steven Spielberg, pero la cosa no funcionó. "No era una parte muy generosa, no valía la pena volver a entrar en este mundo. Y además habían tomado la historia por una línea muy diferente, así que el padre de Indy no era tan importante.

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Le sugerí a Spielberg que lo mataran, que sería un mejor final para él", confesó Connery en aquel momento, sin admitir explícitamente lo que era un secreto a voces. Actor y director tuvieron fuertes desacuerdos creativos. "Si algo podía sacarme del retiro, eso era una nueva aventura de Indiana Jones. Pero al final descubrí que estar retirado era mucho más divertido", reconoció más tarde en una declaración.

Después de esa negativa quedó mucho más claro que Connery tenía decidido el retiro. Lo declaró oficialmente en 2006, cuando el American Film Institute lo distinguió con el premio anual a la trayectoria. Y si todavía quedaba alguna duda, su estrecho amigo y colega Michael Caine se encargó de disiparla. "Le pregunté a Sean exactamente eso. Si pensaba volver a hacer una película. Y me dijo: No, nunca más", relató Caine al diario The Telegraph.

Una de sus últimas apariciones fue a través de una fotografía que su nuera, la cantante irlandesa Fiona Ufton, pareja actual de Jason Connery, publicó hace un año en Instagram para felicitarle por su 89 cumpleaños.

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En ella, el que para algunos ha sido el mejor James Bond de la saga, aparece con un gesto bromista y más delgado que en sus etapas anteriores.

Con más de sesenta títulos a sus espaldas, el escocés protagonizó seis sobre el agente secreto más famoso del cine: "Agente 007 contra el Dr. No" (1962), "Desde Rusia con amor"(1963), "James Bond contra Goldfinger" (1964), "Operación Trueno" (1965), "007: Sólo se vive dos veces" (1967) y "Diamantes para la eternidad" (1971).

En este último filme, Connery volvió a ponerse en la piel del agente 007 tras un impase de una película en que George Lazenby le tomó el relevo, y con ella batió un récord Guinness: ser el actor mejor pagado por un solo filme.

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El escocés se embolsó lo que serían ahora unos 40 millones de dólares o unos 35,2 millones de euros, una suma que donó enteramente a su fundación, Scottish International Educational Trust, que apoya la educación de niños con pocos recursos.

Pasaría más de una década, hasta que en 1983 aceptara de nuevo interpretar al agente del MI6, creado por el escritor Ian Fleming, en "Nunca digas nunca jamás".

Su carrera continuó imparable hasta que en 1987 su papel en "Los intocables" le valió el Oscar al mejor actor de reparto al que se sumaron dos Baftas y tres Globos de Oro.

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También participó en títulos como "Asesinato en el Orient Express" (1974), "El nombre de la rosa" (1986), "Indiana Jones y la última cruzada" (1989) y "Los vengadores" (1998).

Extraordinariamente, en 2012, puso voz al protagonista del filme de animación "Sir Billi".

El intérprete siempre ha mostrado públicamente su apoyo social y financiero al Partido Nacionalista Escocés (SNP), defensor de la independencia de Escocia, y cuando fue nombrado caballero por la reina Isabel II en el año 2000, acudió ataviado con la tradicional falda escocesa.

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Thomas Sean Connery nació el 25 de agosto de 1930 en el barrio edimburgués de Fountainbridge, un origen que siempre tuvo presente y que le llevó a bautizar a su productora como Fountainbridge Films.

Hijo de una limpiadora y de un conductor de camiones, Connery no lo tuvo fácil para empezar en el mundo de la interpretación, pues tuvo que dejar la escuela a una edad temprana y encadenar diversos trabajos, el primero de ellos como repartidor de leche.

Tras ello sirvió un tiempo como soldado en la Royal Navy, de ahí pasó a ser conductor, socorrista, modelo de desnudos para los alumnos de la Escuela de Arte de Edimburgo y hasta pulidor de ataúdes.

Durante los siguientes años, Connery participó en numerosas obras de teatro, películas y series hasta que su perseverancia se vio recompensada con la propuesta de encarnar a James Bond.

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Carismático y de fuerte personalidad, en 1989, cuando tenía casi 60 años, la revista People Magazine le nombró el "hombre vivo más sexy", lo que el actor se tomó con humor: "Bueno, no hay muchos hombres muertos sexis, no?, comentó.

Su vida tampoco estuvo ausente de polémicas como cuando en los sesenta afirmó en una entrevista con la revista Playboy que veía bien pegar a las mujeres "si todas las demás alternativas fallan y ha habido muchas advertencias", unas declaraciones que posteriormente repitió.

En el ámbito privado, se casó dos veces, primero con la actriz australiana Diane Cilento, con quien tuvo a su único hijo, Jason, y de la que se divorció en 1973, tras lo que contrajo matrimonio con su actual pareja, la artista francesa Micheline Roquebrune.

En 1999, después de que Connery vendiera su finca de Marbella, él y Roquebrune fueron investigados bajo la sospecha de haber defraudado a la Hacienda española unos 5,5 millones de libras (6,1 millones de euros), un caso por el que el intérprete, al contrario que su esposa, no fue procesado.

Con información de El Universal.