Robert Downey Jr., un ejemplo de superación tras iniciarse en el mundo de las drogas a los 6 años

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Foto: El Universal

Agencias /La Voz de Michoacán

Estados Unidos. Robert Downey Jr. ya puede proclamarse no solo uno de los actores mejor pagados de la historia de Hollywood, sino también el héroe protagonista de la película más taquillera de la industria. Dos títulos que eran inimaginables cuando era el ejemplo de la autodestrucción en Hollywood.

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Su adicción a las drogas comenzó cuando era un niño. Sí, un niño de 6 años y por culpa de su padre. Un hombre que lo inició en el mundo del cine, pero también de las drogas, con una adicción que lo llevó al límite personal y profesional durante muchos años. Su apetito por las sustancias parecía insaciable y sus arrestos por posesión o conducta errática rellenaron tantos titulares a finales de los 90s que si un día hubiéramos despertado con la noticia de una tragedia no hubiera extrañado a nadie.

Por eso su historia de superación es aún más alucinante.

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El cine fue parte de su ADN desde el día que nació. Sus padres sufrieron los dos de adicciones -como reveló el intérprete en la dedicatoria que escribió a su madre tras su muerte en 2014- pero Robert Downey, Sr. permitía que “siempre hubiera marihuana y cocaína en su casa” como recogió la revista People. Pero también era director y productor, mientras su madre participaba como actriz en muchas de sus películas. Es por eso que el debut de Robert como actor ocurrió cuando tenía 5 años en una de las comedias surrealistas de su padre, Pound (1970). Pero así como sus inicios delante de la cámara fueron junto a su progenitor, también lo fue su adicción a las drogas cuando Downey, Sr. le dio un porro como parte de una broma un año más tarde, aunque luego se arrepintióAquel día hizo que Robert probara la marihuana por primera vez, abriendo un camino hacia la dependencia que no tuvo retorno durante mucho tiempo.

 

 

Al llegar a la adolescencia, Robert Downey Jr. ya experimentaba con alcohol y narcóticos. Y fue tras varios intentos fracasados de rehabilitación, durante un juicio de 1999, que confesó al juez que era adicto desde los 8 años por culpa de un padre que le suministraba drogas. Según declaró el actor ya de adulto, el consumir juntos hacía que su padre se sintiera conectado a él. “Cuando mi padre y yo consumíamos drogas juntos, era como si él estuviera intentando expresar su amor hacia mí en la única forma cómo sabía hacerlo”.

En 1987, a sus 22 años, ya había entrado por primera vez en rehabilitación tras haber experimentado con cannabis y narcóticos desde su adolescencia. Entre ese año y 1996 pasó por tres centros diferentes. Hasta Sean Penn lo obligó en una ocasión, entrando en su casa por la fuerza y llevándolo a un centro. “Me dijo: tienes dos reputaciones” recordó Downey en una ocasión en declaraciones recogidas por Esquire“Creo que sabes cuáles son, y creo que te vendría bien eliminar una. Si no lo haces, eliminará por sí sola a la otra”. Los problemas comenzaron a disparar las alarmas en Hollywood y mientras era aclamado como uno de los mejores actores de su generación, miembro del Brat Pack (el grupo de jóvenes actores que con frecuencia compartieron pantalla en los 80s) y actor nominado al Oscar por su memorable interpretación de Charles Chaplin -para la que aprendió a tocar el violín y estudió con un coreógrafo los movimientos del artista- su nombre llegaba a los tabloides por ser arrestado en varias ocasiones con cargos que incluían posesión de cocaína, heroína, marihuana y una pistola .357 Magnum.

En 1996 su vida se desmoronaba, su primera esposa lo dejaba con su hijo Indio y Downey perdía su casa en Malibú. Escapó de rehabilitación en dos ocasiones y hasta un vecino lo encontró durmiendo en la cama de su hijo de 11 años tras entrar a su vivienda bajo los efectos. Terminó siendo arrestado de nuevo, pasando seis meses en prisión por no aparecer a una de las pruebas antidrogas que debía someterse por orden judicial en 1997. Dos años después volvió a cometer la misma falta y fue sentenciado a 36 meses de cárcel, aunque terminó cumpliendo un año en una prisión dedicada a la rehabilitación de adicciones -ya que el juez creyó que sería más beneficioso que enviarlo a la cárcel-. Él mismo llegó a describir su adicción a un juez “como si tuviera una pistola en la boca y me gustara el sabor del aceite del arma”... Y muchos nos preguntábamos por entonces, ¿cuánto iba a tardar en apretar el gatillo?

Al cumplir su sentencia, volvió a demostrar su talento como actor al impactar a la audiencia con un come back inolvidable como el interés romántico de Ally McBeal. Y lo más curioso, y triste de la situación, es que él mismo ha confesado que mientras el mundo elogiaba su trabajo, el vivía el momento más bajo de su vida por culpa de sus adicciones. “A esas alturas, me importaba una mierda si actuaba de nuevo” dijo a The Guardian. Contó que en sus comienzos profesionales “solía consumir drogas después del trabajo o en fines de semana”. Pero todo cambió después de protagonizar Golpe al sueño americano, la película donde interpretaba a un adicto. “Ese personaje era como un fantasma del futuro. Era una exageración de mí mismo. Las cosas cambiaron y, en cierto modo, me convertí en una exageración de ese personaje. Eso duró más de lo que debería”.

Pero los problemas seguían y Robert no hacía nada por cambiarlos. En Acción de Gracias del año 2000 incumplió su libertad condicional cuando la policía encontró cocaína y Valium en su apartamento de Palm Springs tras las quejas de unos vecinos, y a pesar de que el incidente no fue a mayores a nivel judicial, poco más tarde volvió a caer en la misma tendencia divagando sin zapatos por las calles de Culver City. Y así, los ejecutivos de la serie rescribieron los guiones para eliminar el personaje y despedirlo, a pesar de que era un éxito entre la audiencia.

Tras aquel bochorno tomó la decisión de cambiar su vida de una vez por todas.

Cómo ha cambiado su vida cuando avanzamos en su línea del tiempo… Gracias a terapia, meditación, programas de 12 pasos, yoga, wing chun y sobre todo, el apoyo incondicional de su segunda esposa Susan Levin -con quien tiene dos hijos- Robert Downey Jr. es un hombre nuevo. Decidió trabajar en su rehabilitación tras su último problema legal en 2001, dándose cuenta de que si seguía por el mismo camino solo terminaría pasando más tiempo en prisión o en rehabilitación forzada. Asegura que lleva sobrio desde 2003, aunque alcanzar el éxito que disfruta ahora no fue fácil. Había manchado tanto su reputación que las aseguradoras no querían asegurar películas que contaran con él. Fue lo que le pasó a Woody Allen, quien quería que él y Winona Ryder protagonizaran Melinda y Melinda, e incluso Mel Gibson pagó el seguro necesario para que su amigo Robert Downey Jr. pudiera regresar a la actuación en 2003 con El detective cantante (2003). Hasta el productor Joel Silver estipuló una cláusula en el contrato del actor en Gothika (2003) que aseguraba que retendría el 40% de su salario hasta que la producción terminara, asegurándose así contra el comportamiento adictivo del actor y sus consecuencias.

Robert siguió trabajando y demostrando que había cambiado llegando a uno de los momentos que marcarían su vida para siempre. Jon Favreau estaba convencido que sería el Iron Man perfecto, le hizo una prueba de cámara y convenció a Marvel de su valía al compararlo con la idea de que él sería lo que Johnny Depp era para Piratas del Caribe. Y qué razón tenía. La primera película estrenada en 2008 fue un éxito internacional, abriendo el camino del Universo Cinematográfico de Marvel. Fue declarado el actor mejor pagado de la industria en 2013 y 2015 (Forbes) y sus películas han recaudado más de 14.4 mil millones de dólares en todo el mundo. Que se dice pronto pero no nos alcanzaría la vida para contar los billetes.

A sus 54 años, y a pesar de la muerte de Tony Stark en Vengadores: Endgame, siempre será el mayor ícono de la saga de superhéroes y una de las figuras favoritas de los fans del género. Y aún más millonario si cabe. Porque gracias a este desenlace, además de su salario de $20 millones cobrará un 8% de las ganancias de taquilla. Es decir, otros $55 millones, según Forbes. O más.

La madre del actor falleció en 2014, y a pesar de todo, Robert mantiene una relación estrecha con su padre, que en la actualidad tiene 83 años. Como reveló a Deadline hace cinco años, siempre estuvo para apoyarlo en sus inicios, en sus primeras obras o dándole consejos.