¿Estereotipos, obsesiones que matan?

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Foto: Internet. "El cuerpo se vuelve una carta de presentación, y en esta era del consumismo, se pretende que el cuerpo sea consumidor de estos estereotipos de belleza".

Adrián Bucio/ La Voz de Michoacán

 

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Morelia, Michoacán. Alguna vez el escritor y periodista guanajuatense, Jorge Ibargüengoitia, reflexionó sobre el acomplejamiento del mexicano: “se pasa la vida entre anuncios en los que aparecen rubios, blancos y largos, que corren por la playa, manejan coches deportivos y beben cerveza. ¿No es para estar acomplejado?”, decía en su crónica “Lista de composturas”, publicada en 1974.

Pero, más allá del apunte de dicho escritor sobre la obsesión de la sociedad con los estereotipos de belleza, las reflexiones acerca de “¿a qué edad se tiene el primer encuentro con dichos fenómenos?, ¿esto qué puede provocar?, ¿dicha obsesión se vive con una normalización entre las familias, amistades y parejas?” tienen su lugar especial en el tema debido a la temprana edad en la que, según la psicoanalista y educadora sexual Arcelia Espinoza Ruiz y el psiquiatra Álvaro Castillo, se gestan los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia: la pre adolescencia.

Por tanto, la cuestión “¿cuál es el primer contacto que las mujeres (dado que, según cifras del diario El País, el 90 por ciento de los pacientes con dichos trastornos son del género femenino) tienen con los estereotipos de belleza de nuestra cultura?” se vuelve un elemento importante para estudiar.

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¿A qué edades?

Los psicoanalistas consideramos que de los 9 a los 12 años es la entrada a la pre adolescencia. En esta etapa, el joven empieza a desprenderse de la infancia y se vuelve más consciente de sí mismo: comienza a moldear la identidad. Sobre todo es común en las mujeres porque, por lo general, estas maduran más rápido. Entonces, el cuerpo se vuelve una carta de presentación, y en esta era del consumismo, se pretende que el cuerpo sea consumidor de estos estereotipos de belleza”, explica la experta Arcelia Espinoza Ruiz.

El nutriólogo y especialista en cirugía estética, Iram Martínez Estrada, concuerda con que la edad promedio en la que una persona comienza a ser consciente de los cambios de su fisionomía ronda por los 11 o 12 años. “A esa edad se gestan los trastornos alimenticios, muchas veces debido al deseo que se tiene por llegar a los estereotipos vistos en la publicidad. Lo preocupante es cuando se deja de lado la alimentación para llegar a ellos”, asegura.

Ahora, el psiquiatra Álvaro castillo se va más atrás. Puntualiza que el individuo recibe los estereotipos desde más pequeño, cuando todavía ni siquiera tiene uso de razón. “Desde muy niñas se les va incubando este fenómeno de competir para parecerse a una Barbie; esas muñecas largas, estilizadas y utópicas. Entonces, no en todos los casos, pero sí muchas veces, la crisis se ve en la adolescencia porque el cerebro tiene un proceso de madurez”, comenta.

“Estás muy chaparrita”, “¿me quitas cachete con Photoshop?”, “¡mira qué flaca estás!”, “si sigues comiendo eso no te va a quedar la camisa”, “¿adelgazaste?”, “deberías crecer más”, “estás pasada de kilos”, “¿vas a comer más?”, “¿por qué no estás como tu hermana?”, “te ves más delgada, ¿cómo le haces?”, “eres la gordita del salón”, “qué chonchita te ves”, son algunas de las frases más comunes que se han visto normalizadas en el entorno de las mujeres.

Arcelia Espinoza reconoce que dichos comentarios, que están basados en los estereotipos de belleza actuales, tienen un peso importante en la autoestima de las mujeres. “Cuando estas frases se reciben en una edad temprana, las adolescentes no tienen herramientas suficientes para enfrentarlas. Lo que suele pasar es que se creen todos esos comentarios y su realidad se ve distorsionada: se ven gordas cuando no lo son, con los pies chuecos cuando están derechos y con la nariz desviada cuando la tienen en perfectas condiciones”, dice.

Estereotipos, ¿son causas?

La Real Academia Española de la lengua da una definición de la palabra estereotipo: “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”. La psicoanalista y educadora sexual Arcelia Espinoza Ruiz propone más elementos a la acepción: “es un conjunto de ideas, pensamientos y creencias pre establecidos por la sociedad”.

Los estereotipos de belleza que tenemos regularmente son muy de Estados Unidos: una mujer rubia, alta, con rasgos finos, delgada. A eso se le llama ‘figura ectomórfica’. Pero, por lo general, el mexicano tiene una figura ‘endomórfica’: de estatura más baja, rasgos más duros, complexión más ancha”, menciona el nutriólogo Iram Martínez Estrada.

Desde luego que muchas personas que padecen anorexia y bulimia tienen un deseo por parecerse a los estereotipos de belleza de nuestra cultura. Entonces, todos esos mensajes que se refuerzan en los medios de comunicación y en los comentarios de ‘estás muy gordita’ o ‘muy flaquita’ pueden ser causa de estos padecimientos”, admite el psiquiatra Álvaro Castillo.

Los adolescentes, como apunta Arcelia, tienen esa necesidad de pertenecer a un grupo, de identificarse, e inclusive, en el caso de las mujeres, de reconocer su feminidad y su imagen corporal en la madre. Pero si las agresiones obsesivas con los estereotipos llegan desde la mamá, familiares y amigos, se puede hablar de un golpe fuerte a la autoestima.

“Los trastornos alimenticios tienen su origen en muchos aspectos. Son multifactoriales. Lo biológico, genético, familiar y social tiene mucho que ver. Sin embargo, estas agresiones estereotipadas sí deterioran la realidad de la víctima, y desde luego, existe un riesgo de que la persona diga ‘pues si estoy gordito, ahora no como”, afirma Arcelia.

Estereotipos, ¿sanos?

El consultorio del doctor Iram Martínez Estrada es grande y espacioso. Una luz de bombilla ilumina todo el complejo de aparatos que tiene para analizar el cuerpo humano. Aquí, él recibe a pacientes de todo tipo para atender cuestiones nutricionales y de cirugía estética: “te puedo decir que el gran porcentaje de las personas que llegan aquí, vienen por una cuestión estética más que por salud”, cuenta.

El doctor ha recibido pacientes que quieren bajar de peso con el deseo de tal vez, algún día, llegar a ser como los estereotipos de belleza actuales. “A veces llegan mujeres que me dicen ‘quiero bajar 20 kilos’. Entonces yo les hago los estudios pertinentes y resulta que solamente pueden bajar tres kilos, por salud, porque así su cuerpo estaría balanceado”, asevera el especialista.

Yo te puedo decir que si alguien tiene una obsesión por parecerse a alguna modelo estadounidense o europea, primero que nada, tiene que ir al psicólogo. Cada persona tiene su cuerpo distinto y debe aprender a aceptarse tal como es. Después, tiene que ver las cualidades de su cuerpo: en los hombres, el 28 por ciento del peso total debe ser músculo; en las mujeres, lo normal es el 25 por ciento. Además, debe haber un equilibrio entre el peso y la altura: se divide el peso entre la altura al cuadrado. Si el resultado está entre los 20 y 24.9 puntos, se está sano; si es más bajo o mayor, puede haber problemas”, explica Iram.

Primeros recuerdos

Varias mujeres nos han compartido el primer recuerdo que tuvieron con los estereotipos de belleza femeninos de nuestra cultura.

Alejandra Garibay, estudiante: “me acuerdo que tenía como 15 años. A esa edad uno empieza a verse el cuerpo y a querer cambiar su imagen. Yo estaba en la escuela y mis compañeros me decían que estaba gordita, pero yo no les daba mucha importancia a esos comentarios. Además, veía en la televisión a todas esas chicas guapas, modelos, que dicen cómo debe lucir una mujer”.

Mariana Murillo, 24 años: “yo lo vi por primera vez en la escuela, con las amigas. Se vestían muy ‘a la moda’ y yo no lo hacía así. De repente me preguntaban ‘¿por qué no te ves así?’, pero la verdad es que nunca quise ser como ellas. A la que le sí le afectó fue a mi hermana. Mi mamá le decía ‘tú comes mucho, por eso no estás como las demás’. Alguna vez, escuché a mi hermana decir: ‘ya no voy a comer porque me veo gorda”.

Anahí Aguilar, estudiante: “Cuando era niña, yo miraba la televisión y observaba cómo se vestían las conductoras de los programas. Me gustaba cómo eran. Ahí fue cuando empecé a imitarlas y a ponerme ropa al estilo de ellas. Yo tendría unos 12 años. Unos primos a veces me decían ‘flaca’, solamente por molestar. Pero así soy, desde siempre”.

Teresa Gallo, 25 años: “de niña siempre fui la ‘gordita’ del salón. Aunque siento que a veces los niños le exageraban; no lo era como para que me lo recordaran a cada rato. También en familia me lo decían con afán de incomodar, no sé por qué. Creo que debemos aceptarnos tal y como somos y tener una sociedad de personas que se sientan amadas”.

Yanelli Lobato, administradora de empresas: “cursaba la secundaria y me fijaba en cómo eran las niñas de grados más avanzados, más grandes que yo. Entonces yo quería ser igual. Además, los compañeros hombres siempre decían ‘a mí no me gusta la gordita’ y querían andar con las más delgadas. La vida te empieza a mostrar cómo tienen que ser las cosas, cómo te tienes que ver”.