La vejez no tiene que ser mala

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Foto: Tomada de Internet. La vejez al igual que el tiempo no perdonan

Agencias/La Voz de Michoacán

 

PUBLICIDAD

Ciudad de México. Para muchos la vejez es sinónimo de cansancio, de padecimientos o de falta de brillo en la mirada, pero definitivamente la actitud y la forma de vida de muchos adultos mayores dicta todo lo contrario. Cada vez vemos más ‘abuelos’ viviendo en armonía y disfrutando de sus días a un paso más lento, pero con mayor tranquilidad que los adultos que no paran de correr a un ritmo que los desgasta.

Sin duda, debe haber algo que hayan hecho bien para lograr llegar a la edad de oro con salud física y mental, con tranquilidad y ahora disfrutar a plenitud su vejez. Son muchos los aspectos que hoy desvelaremos para saber disfrutar la vejez.

“Eres tan viejo como te sientes”

Envejecer es sinónimo de esperanza y temor al mismo tiempo. Esperanza por conseguir las metas soñadas, pero también todo ello envuelto en la angustia de quedarse a medio camino. Y aunque es cierto que nunca seremos lo suficientemente viejos para no poder soñar, la verdad es que la ancianidad es una barrera, a veces insalvable, para seguir experimentando y no perder la ilusión.

PUBLICIDAD

Hay viejos y viejos, efectivamente. Es decir, hay personas que contemplan esta etapa de la vida como un declive de todas sus facultades (psicológicas, físicas y sociales) o bien, sienten la vejez como “un resbalarse hacia la muerte”, algo así como la antesala de su desinte­gración. En esta línea se sitúan aquellos que afirman que el miedo a envejecer es patrimonio de los jóvenes y el miedo a la muerte es el distintivo de los ancianos, afirma Alejandro Rocamora Bonilla, psiquiatra y profesor en Centro de Humanización en la Salud.

Pero la vejez también se puede vivir como lo que es: una etapa más de la vida; y, por tanto, se puede disfrutar la vejez como cualquier otra etapa vital.

Carl Jung la denominó como “fase cultural”. La cultura entendida no solamente como adquisición de conocimientos, sino más bien como la búsqueda de la propia plenitud, en todas las dimen­siones: artística, espiritual, intelec­tual y afectiva. De esta forma, la vejez sería como la culminación de un complejo proceso que se inicia con el nacimiento. Llegar a viejo es, pues, tener la oportunidad de redondear y completar toda una existencia.

Los límites de la vejez son muy difusos. Biológicamente se considera los sesenta y cinco años como el inicio de esta etapa, pero en definitiva la vejez está en función no solamente de la edad, sino de la actitud de la persona ante su propia existencia. Por esto, es cierto que serás tan viejo como te sientas.

Falsas respuestas a la vejez

Todo ser humano llevamos el germen del temor a envejecer. Dos posturas extremas pueden cristalizar este miedo al paso del tiempo: la preocupación por parecer más jóvenes o el intento por mostrarse más viejos. La primera se manifestaría a través de la negación de toda enfermedad o limitación propia de la edad, o bien, en co­piar a los jóvenes hasta en la vestimenta. De esta manera se provoca la admiración de los que nos rodean. A todos nos gusta oír aquello de “parece que el tiempo no pasa para ti”. Aunque, la verdad, esto se dice precisamente cuando la huella de los años es más manifiesta, precisa Rocamora Bonilla para el sitio Cuida tu Salud Emocional.

Pero, también existen personas que exponen su condición de viejos como un modo de conseguir, si no admiración, al menos pena y lástima por lo enfermos que están o lo desgraciados que son por su vejez. La vejez y sus achaques son su tarjeta de presentación. Su mensaje es algo así: “Aunque no me quieras, cuídame por lo desgraciado que soy”.

Tanto una actitud como otra están indicando un rechazo a la vejez y, en definitiva, es una “reacción narcisista“, que impide admitir las propias limitaciones y que el ser humano es finito por definición. ¿Cómo curarse de esta dolencia?