Una pifia que salió cara: la polémica por una muñeca con un botón entre las piernas

El polémico juguete estaba inspirado en el personaje Poppy, cuya voz fue grabada por la actriz Anna Kendrick

Foto: Twitter

Agencias / La Voz de Michoacán

México. Los consumidores tienen cada vez más fuerza gracias al poder de convocatoria que permiten las redes sociales. Si no te gusta algo, basta con hacer bastante ruido en Facebook entre personas que piensan como tú para iniciar una campaña de protesta que pudiera tener éxito.

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Eso fue lo que pasó la primera semana de agosto de 2020, cuando una muñeca inspirada en la película Trolls fue retirada de las estanterías después de que un grupo de activistas señaló que el juguete promovía la pedofilia.

Al fabricante Hasbro no le quedó más remedio que detener la venta que todos los ejemplares de "Trolls World Tour Giggle and Sing Poppy” y ordenar un rediseño del juguete.

La muñeca cuestionada se reía al presionarle un botón entre las piernas, donde están los genitales femeninos y formaba parte de la campaña de mercadeo del film "Trolls World Tour", la segunda parte de una popular película de DreamWorks que fue estrenada originalmente en el 2016.

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El polémico juguete estaba inspirado en el personaje Poppy, cuya voz fue grabada por la actriz Anna Kendrick.

¿Entrenamiento pedófilo?

"Nuestra sociedad está condicionando a nuestros niños a pensar que la pedofilia está bien. Esta muñeca Trolls World Tour, llamada Poppy, tiene un botón en sus partes privadas debajo de la falda. Eso no es correcto en un juguete para niños", dijo la petición publicada en Change.org. que al momento de la redacción de este artículo superaba el medio millón de firmas.

¿Qué hará pensar este juguete a nuestros inocentes e impresionables hijos? ¿Que está bien que te toquen tus partes privadas? ¿La pedofilia y el abuso sexual infantil están bien? (La muñeca) está enviando el mensaje equivocado. El que produjo esta muñeca tiene serios problemas", aseguró uno de los firmantes.

La descripción del fabricante es menos truculenta. Es una muñeca de 30 centímetros dirigida a niñas mayores de 4 años que ríe de tres maneras diferentes cuando les haces cosquillas. También canta una versión del tema "Trolls Just Want to Have Fun" que musicaliza la película.

También pide abrazos y bizcocho. Y cuando la sientas hace otros sonidos graciosos, dice la explicación de Hasbro.

Una de las denunciantes fue Jamie Nelson Cornaby, una madre estadounidense que mostró en un video de tres minutos cómo funciona la muñeca que fue obsequiada a su hija. Explicó que la muñeca canta cuando le tocan la barriga pero jadea cuando le tocan el botón entre las piernas. "Para mí es como un sonido sexual, es muy perturbador. Por eso es que afirmo un 100% que están entrenando a los niños para el sexo todo el tiempo".

La portavoz de Hasbro, Julie Duffy, dijo a la prensa estadounidense que la muñeca fue diseñada para reaccionar al sentarse y reconoció que la ubicación del sensor pudo haber sido percibida como inapropiada.

"No fue intencional y estaremos encantados de ofrecer a los consumidores un reemplazo de la muñeca Poppy de un valor similar a través de nuestro equipo de atención al cliente. Estamos en el proceso de retirar el artículo de la venta al público".

Otras pifias: Ken, Bebé Glotón y Buzz

Esta no es la primera vez que un juguete es considerado inapropiado para la manipulación infantil.

Hasbro recibió una avalancha de críticas con la muñeca Po, inspirada en la serie de televisión Los teletubbies, porque los padres consideraron que decía obscenidades y jerga usada en la comunidad homosexual, informó Insider.

La juguetera respondió en su momento con la inclusión de unas fichas en las cajas de cada uno de los muñecos, para explicar en detalle todo su vocabulario, pero eventualmente el producto fue retirado del mercado.

¿Y quién no escuchó comentarios maliciosos sobre Ken, el novio de la Barbie, fabricado por Mattel? Pero no fue sino hasta 1993 cuando una serie del muñeco desató una abierta ola de rechazo porque usaba aretes, una camisa púrpura y una cadena con un aro de plata.

Algunos dijeron que el aspecto de Ken encajaba con el estereotipo de un hombre homosexual pero otros fueron más allá y señalaron que el collar se parecía a un juguete sexual que se había convertido en un ícono de la moda queer de esa década.

Los portavoces de Mattel rechazaron la asociación del pendiente con un aro sexual, señalaron que la sola idea estaba completamente fuera de lugar y recordaron que se trataba de un muñeco diseñado para atraer la atención de niños pequeños.

La lista de juguetes censurados por los consumidores es extensa. El Bebé Glotón que cautivó al mercado europeo fue rechazado por los pudorosos estadounidenses que no pudieron adaptarse a la idea de que sus hijas se colocaran un sujetador para que el muñeco mamara de un pezón en forma de flor.

Y ni hablar de un vaso de Buzz Light Year, que colocó una pajilla de plástico, justo en la zona media del producto, y de inmediato saltaron las críticas al diseño y los señalamientos de que el recipiente con forma del popular muñeco tenía colgando un pene.

Los consumidores tienen la última palabra. La última lección recibida de Poppy es que a los padres sí le importa la ubicación de los botones y los sonidos que emiten las muñecas, cómo se visten, qué hacen. Y la industria del juguete debería escuchar para no perder dinero.