En pleno 2021, madres universitarias aún sufren discriminación hasta de los docentes

Nadja Mayahuel López, madre y pasante de Psicología, criticó que desde las aulas se ha generalizado que los universitarios se dediquen de lleno a sus estudios y no se distraigan con un embarazo

Nadja Mayahuel López Cabrera, madre y pasante de Psicología. Foto, cortesía.

Juan Bustos / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La maternidad y la academia son elementos que no se llevan bien, donde las mujeres padecen la imposición de los roles sociales y tabúes, por ello es necesario que desde la política pública de las instituciones de educación superior se apoye el desarrollo académico sin el descuido de su rol de mamá, con apoyos como como el establecer guarderías universitarias y contextualizar evaluaciones, expuso Nadja Mayahuel López Cabrera, madre y pasante de Psicología.

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La estudiante de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) elabora en conjunto con su compañera, Karla Edith Calderón Saucedo, su tesis denominada “Protocolo para un sistema diferenciado para madres de familia universitaria”, debido a la experiencia que tuvieron de ejercer la maternidad durante su vida en las aulas nicolaitas, donde acusa que en varias ocasiones fue víctima de malos tratos, poca empatía e incluso discriminación y violencia de género por parte del profesorado.

“Ambas al estar estudiando ejercimos el derecho a la maternidad, pero vemos que existe un gran tabú, que en el periodo universitario es mal visto ejercer la misma”, subrayó.

La pasante de Psicología expuso que las mujeres que se embarazan durante sus estudios universitarios sufren los estigmas sociales que se pensaría no existen en ambientes universitarios, especialmente en una institución que debería tener el humanismo, ante todo. Criticó que desde las mismas aulas se ha generalizado que los estudiantes universitarios dediquen todo el tiempo a sus estudios y no se distraigan con el cuidado de un embarazo y de un infante.

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Nadja Mayahuel indicó que una madre de familia se puede topar opiniones de docentes, como es el cuestionar porqué uno “abrió las piernas” sí está estudiando una carrera universitaria o pensaba hacerlo; “entiendo que la vida estudiantil es una etapa muy bonita y que requiere mucha dedicación, pero la de la maternidad es lo mismo: implica un esfuerzo o un tiempo”.

Apuntó que puede ser que no sea lo idóneo juntar las dos etapas, sin embargo, es algo más común de lo que se cree y que no tiene por qué truncarse el desarrollo de las mujeres por ejercer la maternidad, cuando sus pares varones si pueden transitar por la paternidad y el cursar una carrera universitaria.

Dijo que, en contraste, un varón que es padre no enfrenta ese mismo trato por parte de docentes y las autoridades, en gran medida porque el cuidado de los hijos se establece a féminas, por lo cual hombres que estudian no enfrentan las dificultades de cuidar a un hijo o tener que llevarlo a la escuela ya que lo hacen las mujeres de su entorno, ante los roles asignados.

Explicó Nadja López que los profesores, incluso mujeres, muchas veces consideran que las madres de familia buscan privilegios a la hora pedir consideraciones por los cuidados de un hijo, sin embargo, esto es un error, “por ejemplo, aún el tema de las asistencias obligatorias para poder tener derecho a evaluación es algo que se tiene que modificar”.

Detalló que a pesar de que una mamá pueda, a través del estudio con el acompañamiento o no de los docentes, tener la capacidad de aprobar evaluaciones, debe tomarse en cuenta más allá de si puede completar las asistencias como señalan los reglamentos, donde en muchas ocasiones intervienen situaciones como los tiempos para la lactancia, citas médicas y problemáticas de los propios menores.

Manifestó la pasante que el tema atraviesa también por los modelos pedagógicos y didácticos vigentes, y habría que cambiarlos para tener oportunidad de ayudar al ejercicio de la maternidad; “por ejemplo, no existe la idea de cátedra donde los docentes llegan y exponen la materia, sino que vemos que más es el que los docentes supervisan exposiciones de los alumnos, no como un recurso pedagógico, sino como modelo permanente”.

Detalló que los prejuicios no sólo tienen que ver con los docentes, sino también entre compañeros alumnos, que reproducen prejuicios y estigmas sobre las madres que eligen combinar la crianza de un menor con los estudios.

“Los compañeros o docentes, hombres y mujeres critican el que, por ejemplo, no se lleve al niño a una guardería para poder desarrollar los estudios universitarios, la situación de las guarderías sabemos no es la mejor sobre todo cuando no se puede monitorear o estar al cuidado en edades tempranas”.

Dijo que una posible solución es la instalación de guarderías universitarias en los campus, donde puedan las madres de familia tener un seguimiento de sus niños, atender la lactancia de los menores, sin que implique generar una separación entre las madres y los hijos en un recinto ajeno a la institución, además de los costos que puede representar para una madre que no cuente con el soporte familiar.

“A mis todas las maestras me decían que nada justificaba el no dejar a mi hijo en una guardería, para tomar las clases”, comentó.

Recalcó Nadja Mayahuel López que ahora la pandemia obligó a las instituciones de educación superior a establecer de emergencia sistemas de educación a distancia, y quedó demostrado que entonces sí había otras opciones para la educación “y este esquema podría ayudar a las madres en términos de la flexibilidad que puede representar en un modelo híbrido”.

Reiteró que frente a los avances en materia de los derechos de las mujeres y la perspectiva de género es necesario que se pueda modificar estos esquemas en las legislaciones y reglamentaciones universitarias, por ello parte del objetivo que plantean en la tesis tiene que ver con el enviar los resultados para que desde el Congreso local pueda incorporarse a la Ley Orgánica.

Explicó que la idea es que las mamás que lo soliciten puedan apegarse al protocolo para ayudarlas, para que la maternidad no sea un camino tortuoso para las mujeres o que tengan que aplazar su desarrollo hasta que los hijos puedan valerse por sí mismos.

No tienen las mismas oportunidades

En la Universidad Michoacana asisten alrededor de 49 mil alumnos, de los cuales se calcula que cada año entre el 40 y 47 por ciento se trata de mujeres, habiendo facultades donde el número de alumnas es incluso mayor al de varones.

La problemática de sesgo de género se vive en prácticamente en todas las dependencias nicolaitas, pero la problemática no es exclusiva de esta institución. Si bien los planteles privados han logrado integrar de mejor manera el tema de maternidad y oportunidades para las estudiantes que pasan por esta etapa, en general sigue habiendo un hueco en cómo atender este tema e integrarlo dentro de sus propias políticas y estructuras de trabajo.

La discriminación y los estigmas, por difícil que pudiera parecer, vienen incluso primero de parte de los docentes que de los alumnos, pero no se detiene con los profesores, pues testimonios han referido que incluso al pedir apoyo a directivos se encuentran con una respuesta similar de señalamiento.

Alumnas suelen dedicar más tiempo a rol de género

En 2012 las investigadoras nicolaitas María Arcelia Gonzáles Butrón y Flor Gamboa Solís, publicaron la investigación “Presencia de hombres y mujeres en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo”.

El estudio señalaba, por ejemplo, que en promedio las horas dedicadas al trabajo a la semana, por parte de las mujeres que estudian en preparatoria y licenciatura, en el primer caso son de 25 horas frente 14 de los varones, en nivel superior las solo aumenta 4 horas en el caso de los hombres frente a las mismas 25 horas de las mujeres en posgrado son 33 horas las que dedican al trabajo.

En el apartado correspondiente de las horas dedicadas al cuidado de niños y otras personas la encuesta señala que en preparatoria los hombres dedican un mayor tiempo al cuidado de niños particularmente hermanos, pero en licenciatura con 3 y media horas a la semana, frente a la hora y 15 minutos de las mujeres; el tema se invierte en licenciatura, donde las mujeres dedican poco más de dos horas al cuidado de otras personas

Las investigadoras también encontraron que en promedio a la semana las mujeres en preparatoria dedican tres horas con 35 minutos a la preparación de los alimentos frente a las tres horas con 15 minutos que dedican los hombres; en licenciatura los promedios para los dos sexos son de 4 horas, sin embargo, en posgrado los hombres no destinan ninguna hora frente a las seis horas que dedican las mujeres.

De igual forma, en el trabajo se destaca la declaratoria de la Reunión Nacional de Universidades Públicas: Caminos para la equidad de género en las Instituciones de Educación Superior que otras cosas dice que se deben promover medidas, como centros de desarrollo infantil, que disminuyan la tensión entre los tiempos que hombres y mujeres dedican a los ámbitos familiar y laboral.

En la misma declaratoria se apunta que se debe ampliar los límites de edad para el acceso a becas de posgrado dado que coinciden con la edad reproductiva, y en el caso de licencia de maternidad garantizar el financiamiento de suplentes y la reintegración al trabajo al término de la licencia.