Ceneval no es infalible ni equitativo para ingreso a las Normales, dice especialista Hugo Aboites

El investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana señala que ante cursos de nivelación se privilegia a los aspirantes con más dinero

Foto: Christian Hernández, La Voz de Michoacán.

Juan Bustos / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Los exámenes elaborados por el Centro de Nacional de Evaluación (Ceneval) sí pueden generar un acceso inequitativo a las instituciones de educación superior, incluyendo las escuelas Normales, ya que carecen de una garantía real en selección de los llamados mejores perfiles, situación que acompaña el fenómeno del actual negocio de empresas que “capacitan” a estudiantes para cursarlos, lo que termina inclinando la balanza a jóvenes con una mejor posición económica.

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Así lo afirma Hugo Aboites Aguilar, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien aborda el tema en el marco del centenario del normalismo rural. El reconocido investigador, si bien no se postula en contra de las pruebas de ingreso, sí dibuja un contexto más amplio del Ceneval que deja atrás mitos sobre su efectividad infalible como “método de selección” y recomienda acercar procesos que engloben otro tipo de valoraciones, comenzando por la genuina vocación docente y de retribuir a sus comunidades.

El experto en evaluación, que desde los años 90 ha analizado la experiencia mexicana en la adopción de modelos para los procesos de selección, expuso que la evidencia valida que los exámenes, o el modelo de exámenes del Ceneval, corresponde a una tecnología antigua y que proviene de Estados Unidos, con poca visión de los contextos propios.

“Tiene orígenes este tipo de pruebas en 1905 y que era una técnica para identificar a débiles mentales; en 1948 comienza a aplicarse en universidades norteamericanas y se copia ese modelo en México, por ello insisto que es una tecnología desfasada”, subrayó en entrevista exclusiva con La Voz de Michoacán.

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Es un filtro, no un indicador de conocimiento

El autor del libro “La medida de una nación, los primeros años de la evaluación en México”, apuntó que el modelo este modelo Ceneval, que contempla un instrumento de 120 reactivos que se responden entre dos y tres horas, no contempla la trayectoria de los estudiantes ni la formación extraescolar.

El académico explicó que en el tema de las Normales se tendría que apelar también a otros criterios que den luz sobre la vocación docente de los aspirantes, como el origen de los estudiantes y su vinculación con sus comunidades; más allá de responder una serie de preguntas de opción múltiple, “lo fundamental es el compromiso o interés que tenga en formarse como docente para atender las necesidades de las comunidades”.

Aboites Aguilar expuso que la finalidad del examen Ceneval no es evaluar conocimientos aprendidos en la trayectoria escolar de las y los jóvenes, sino servir como filtro; “se construyen preguntas difíciles, otras no tanto y una más sencillas, para que artificialmente sean unos pocos los que las aprueben; es una prueba para la distribución de la demanda (de ingreso)”.

El académico pone la mirada en una realidad muy mexicana. Las autoridades y las pruebas están hechas para darles seguimiento a los que las “aprueban”, pero pocas veces se destina tiempo y recurso para conocer las realidades y problemáticas de quiénes no ingresaron.

Añadió que, por ejemplo, se ha demostrado que las mujeres que provienen de hogares de menores ingresos son las más excluidas a la hora de los resultados en este tipo de pruebas; “un elemento importante en las pruebas es centrarnos en ver a quien se excluyó más, pueden señalar que sí hay jóvenes de escasos recursos o mujeres aprobados, pero si son notablemente menos proporcionalmente a jóvenes que vengan de los segmentos de mayores ingresos o mejores condiciones veremos que es inequitativo”, reflexionó.

Más dinero, más oportunidades

A pregunta expresa, el investigador señaló que en términos formales el Ceneval no es una empresa de acuerdo a la normativa mexicana, sin embargo, sí es un organismo que percibe grandes ganancias que se traducen en altos salarios de quienes lo integran, “con la compra de inmuebles y gastos, que evidentemente son las ganancias de promover este modelo específico de evaluación”.

El también doctor en Educación por la Universidad de Harvard manifestó que no se puede ponderar como infalible la evaluación con Ceneval, ya que, precisamente, un fenómeno que ha proliferado son las empresas que ayudan a los jóvenes a aprobar los exámenes de ingreso, “quienes sí logran obtener buenos resultados a partir de métodos cuestionables de recopilación de información”.

El investigador reveló que la elaboración de los materiales para el entrenamiento se hace con una estrategia de recopilación de preguntas que lleva años implementándose; “se le dice a un joven: apréndete una pregunta, de esta manera juntan una serie de jóvenes con los que logran reconstruir todo un examen; incluso, lo tienen ya listo muchas veces para la evaluación del día siguiente, es decir logran construir un examen similar al que se aplicará, un día después”, fustigó.

El exrector de la Universidad de la Ciudad de México, expuso que de esta manera es que empresas de “nivelación” han logrado tener buenos resultados al aplicar para el examen Ceneval, por lo que “queda claro que quien pueda pagar el entrenamiento para contestar el examen tendrá ventajas sobre quien no, regularmente alumnos de escasos recursos”.

La UNAM ya rechazó Ceneval

Aboites Aguilar indicó que la única forma de evitar la corrupción en un proceso de ingreso, es un sorteo de espacios y que sea el azar lo que determine el ingreso, ya que no hay un factor humano, este método existe en la Universidad de la Ciudad de México; también existen otras experiencias que contemplan las trayectorias de los alumnos, así como otras opciones más justas, no sólo un examen de opción múltiple y que sólo pretenden evaluar conocimiento.

En este sentido, recordó que el mismo Consejo Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a partir del año 2000 decidió ya no utilizar los exámenes del Ceneval; “si las escuelas Normales no aceptan el examen Ceneval no estarían haciendo nada fuera de lo común; es algo que ya ha sido valorado y rechazado por la más importante universidad del país”.

Subrayó que tampoco la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) los utiliza, ni la Universidad Autónoma del Estado de México, “esta última los criticó severamente cuando decidió ya no utilizarlos; las pruebas no son a prueba de errores como ocurrió en la Universidad Veracruzana hubo una falla del Ceneval que le trajo luego problemas de cupo a la institución”.

Bajo esta óptica, el argumento de que el Ceneval es válido por el simple hecho de que se aplica en otras instituciones es tan fuerte o tan débil como el otro hecho de que varias de las instituciones más importantes del país no sólo se han apartado de estas pruebas, sino que han ejercido críticas constructivas al proceso de ingreso.

Aboites Aguilar apuntó que en las propias evaluaciones del Ceneval admite que la prueba no es muy objetiva; “aun en condiciones muy controladas, donde todos los estudiantes reciben el mismo trato, es decir a la misma hora y día, así como de un mismo grado de estudios previo anterior, la respuesta de los sustentantes a los reactivos tiene un cierto grado de aleatoriedad, es preciso que la suerte y otros factores tienen que ver, como el estado físico, salud”. Varios de estos y factores y otros pueden impactar en conjunto al momento del examen.

Vocación docente, por encima de todo

Reiteró que hay evidencia clara que jóvenes con las mismas evaluaciones previas y con el mismo nivel promedio de conocimientos suelen contestar diferente, “de igual forma se ha demostrado que los jóvenes presentado exámenes similares en diferentes momentos los resultados varían, tanto como mejor como peor”.

Subrayó el investigador educativo que exámenes como el Ceneval, justamente, no toman en cuenta las trayectorias educativas ni las intenciones formativas, donde para los normales se tendría que analizar el vínculo de los estudiantes con sus comunidades o regiones donde regresarían como maestro, así como las aptitudes y cuestiones pedagógicas para ser docentes.

“En muchos casos, estos exámenes como los del Ceneval son de ‘avemaría afíname la puntería’ para los estudiantes; y las instituciones los avalan sin más, en lugar de analizar el también compromiso con sus estudios o el interés o vocación como maestro”, indicó.

Propone entonces que el examen para entrar a la Normal debería contemplar elementos que indiquen una vocación clara o compromiso con la labor docente, con la responsabilidad de ser guiar de niñas y niños que van a aprender de él, con la visión que tienen de comunidad y de apoyar en el desarrollo de sus entornos sociales.

“Es una función muy distinta a la de un arquitecto que tiene que diseñar bien los techos o un abogado, que si bien tiene una responsabilidad no es cotidiana ni directa con un grupo de niños, la función de un docente es una función de Estado, mucho más importante que ser gerente de ventas o administrador de un almacén”, recalcó.

Expuso que si se usan exámenes como el EXANI I o el EXANI II éstas no contemplan varios temas torales para la labor docente; “en México hay dos profesiones de Estado, por ejemplo, no hay solo un examen de opción múltiple para ingresar al Colegio Militar, se toman muchos otros aspectos; en el caso del profesor ha sido lo mismo, las comunidades normalistas definían como ingresaban”.

Indicó que a partir de la época neoliberal es que ya no hay ese procedimiento y la introducción de exámenes estandarizados se introdujo, atrayendo, por si fuera, pruebas desfasadas en el tiempo y con nula contextualización sobre la realidad mexicana y lo más importante para un maestro: la vocación.

Gobierno estatal defiende la aplicación del examen

Mariana Sosa Olmeda, directora del Instituto de Educación Media y Superior de Michoacán, ha defendido la realización del examen para selección de aspirantes refiriendo que en todos los niveles se hacen exámenes y que otras instituciones, incluyendo Normales, aplican Ceneval.

“Lo que se definió fue un cambio en el examen de ingreso a las Normales y eso va a ser. Si por algún momento no hubiera condiciones para llevarlo, pues el ingreso tampoco. Las cosas van de la mano, pero tengo confianza en que las cosas se van a dar”, expuso la funcionaria a La Voz.

Detalló que se va a integrar un comité con los representantes de las escuelas Normales; la coordinación con las autoridades de evaluación viene desde la ciudad de México junto con una logística de seguridad para resguardar las pruebas. Los exámenes se aplican un día y ese mismo día se publican los resultados en un periódico de circulación estatal.

Hugo Aboites Aguilar, investigador en Educación

Vicente Hugo Aboites Aguilar es considerado el máximo investigador en temas de equidad y oportunidades educativas, particularmente en los procesos de ingreso y selección a nivel superior.

El reconocido académico estudió la licenciatura en Filosofía en Italia y México y obtuvo la maestría y el doctorado en Educación en la Universidad de Harvard (1977).

Fue profesor e investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Chihuahua y la Universidad Iberoamericana (México).

También se desempeñó como rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y ha escrito artículos y libros sobre los diversos fenómenos y procesos educativos en el país.