Exhiben atentado a la Virgen María Inmaculada de la Salud en Pátzcuaro

El atentado ocurrió el jueves 20 de diciembre de 1962; la imagen tras haber recibido varios disparos que perforaron el cristal, no la dañaron

Foto: Angélica Ayala.

Angélica Ayala / Colaboradora La Voz de Michoacán

Pátzcuaro, Mich.- El jueves 20 de diciembre de 1962, la Virgen María Inmaculada de la Salud, sufrió el primer y único atentado, en un hecho considerado como milagroso, la imagen tras haber recibido varios disparos que perforaron el cristal, no la dañaron. Este hecho motivó una exposición de las esquirlas que quedaron a los pies de la Virgen, el manto y vestido que tenía puesto, así como una reseña de los acontecimientos ocurridos ese día, la cual se ubica en el salón de cabildo, a un costado del altar principal de la Basílica donde se venera a Saluquita, como cariñosamente se le nombra.

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El anuncio del padre, Leopoldo Hernández, causó asombro entre la población que se encontraba en la Basílica, al mencionar sobre el atentado y la exposición que por primera vez es presentada a la ciudadanía en general, “quien guste puede acudir al salón de cabildo, ahí hay una reseña y algunas fotos de lo ocurrido, así como el manto y el vestido que la Virgen usaba ese día”, señaló, que se trató de un momento triste por la agresión a la patrona de Pátzcuaro, pero también feliz por el milagro que había acontecido.

La Virgen de La Salud, la mando elaborar Don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, en el año de 1540 a los indígenas purépechas, que eran conocedores de la técnica de pasta de caña de maíz, que además utilizaron bulbos de orquídeas y baba de nopal, la imagen, está catalogada entre las cinco más antiguas de México, y es la más venerada en Michoacán y sus alrededores, además de ser patrona de Pátzcuaro, también lo es de la arquidiócesis de Morelia.

De acuerdo a una publicación “Desde la Fe”, revista católica, en 1737, La Virgen de la Salud, fue proclamada Patrona de Pátzcuaro, y una década después, se fundó un convento de religiosas dominicas para su cuidado. Posteriormente fue trasladada de El Sagrario a la actual Basílica de Nuestra Señora de la Salud, ahí la imagen fue coronada con autoridad pontificia en 1899. La designación del templo como Basílica menor fue hasta 1924, señala el texto.

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La reseña de hecho del atentado, relata que entre las 12 y 13:30 horas, del jueves 20 de diciembre de 1962, entró a la basílica “un sujeto de nombre Salvador Palomares lleva oculto entre su gabán un rifle Winchester calibre 22 automático, arropado por la poca afluencia de personas en la Basílica, accede al púlpito, lugar donde prepara su rifle y apunta en dirección a la Imagen de Nuestra Señora de La Salud.

“Teniendo un tiro certero, pues era conocido entre los vecinos de la ciudad su buen manejo de las armas y habiendo ganado varios concursos de tiro, dispara en 10 ocasiones en contra de la venerable imagen; siete disparos en dirección al rostro y cuerpo, los otros tres a una altura mayor hacia las cortinas, es de notarse que su intención no era otra, sino la de destruir la imagen”, tras el atentado salió del lugar.

El milagro, ocurrió, cuando las balas se desviaron de su blanco, “y otras como perdiendo toda la fuerza cayeron aplastadas delante de la misma Santa Imagen”, se puede leer en el texto, que informa qué pasó después, cuando Salvador Palomares huye del lugar, “al ser ya informados los soldados (tenían su cuartel en la antigua casa de ejercicios a un costado de la basílica) le dan alcance, solo manteniendo su distancia pues el agresor aún se encontraba armado.

“Al notar la presencia de los soldados, el sujeto avanza sobre la calle de Alcantarilla, en dirección del barrio de la Ascensión, donde al verse acorralado decide entregarse y al interrogarle el porqué de sus actos solo se limita a decir `estoy loco, estoy loco´. A los pocos minutos del atentado, ingresan al camarín de la Santísima Virgen el Sr. Abad Javier Murillo Díaz, junto a otras personas, observan las astillas del cristal, producto de los disparos sobre el vestido y manto, y a su vez constatan que la imagen resultó ilesa”.

El hechor del atentado, al ser aprehendido, lo conducen a la cárcel del pueblo y los pusieron en aislamiento, ya que la gente al enterarse querían lincharlo, pedían lo sacaran de la celda para hacer justicia con propia mano, lo mismo ocurrió con los demás presos, sin embargo, el Abad Javier Murillo y el canónigo Miguel Escamilla, intervinieron para que el suceso no llegara a mayores consecuencias.

Es así, que este lunes con una celebración eucarística, conmemorarán el milagro de que la imagen de la Virgen de la Salud, no fue dañada tras el atentado, además las personas podrán entrar a la exposición, ya mencionada.