Persiste la violencia de género, entre el silencio y las denuncias sin futuro

Ni víctimas ni testigos presentan una acusación ante el temor de que sigan las agresiones y la pobre certeza de que esto acerque la justicia al caso

Foto: EFE.

Arturo Molina, Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El silencio sigue sepultando la violencia que viven las mujeres en el estado de Michoacán. Más de la mitad de las víctimas de agresiones, optan por callar, no denunciar e incluso ocultar el daño a sus seres queridos. En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, los datos revelan que Michoacán aún se encuentra sumido en una vorágine de violencia de género, en donde son violentadas por igual en el sector urbano que el rural, con niveles de educación alto que sin ellos.  

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Las políticas públicas han fallado, la Alerta por Violencia de Género en términos reales es disfuncional y la problemática no ha hecho más que aumentar. Las denuncias entre 2016 y 2018 bajaron en algunos delitos, como los sexuales, no como resultado de una eficaz acción de la justicia, sino como parte de la violencia exacerbada, por lo que las mujeres temen denunciar. De las denuncias realizadas, apenas la tercera parte llega a algún término legal, por lo que el ejercicio no presenta un incentivo real de acercarse a la justicia.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que la problemática lejos de disminuir se sigue acrecentando.

  Los tipos de violencia, física, sexual, psicológica y económica o patrimonial en cinco ámbitos clave de vida de pareja, familiar, escolar, laboral y comunitario se mantienen como el principal contexto de agresiones para las mujeres michoacanas.  

Además de ello, las cifras de denuncias presentadas ante la Fiscalía ven un aumento peligroso y preocupante en la violencia feminicida, sea o no tipificada como tal por las autoridades, pues cada año son más las mujeres víctimas de homicidio, buena parte de ellas con evidentes señales de agresiones desde la pareja, el hogar y el núcleo familiar.

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DA MIEDO DENUNCIAR

Aunado al silencio propio de las víctimas, el silencio y cuasi complicidad social en torno a los casos evidentes de violencia contra las mujeres ha sido señalado por activistas y especialistas en los últimos años. A pesar de que en muchos contextos, vecinos, amigos, familiares y personas cercanas son testigos de la violencia, más del 60 por ciento de los casos siguen sin denunciarse.

Con base a lo anterior, por parte de las autoridades estatales se recurrió al establecimiento de mecanismos como la denuncia anónima y la persecución de este tipo de agresiones y de violencia de oficio debido a las complicaciones socioculturales que han dificultado la atención.

Lo que pasa es que sabemos que hay violencia y nos da miedo denunciar. Las estadísticas de violencia ya lo decían el otro día; es muy baja y en ese sentido nos permitirá generar la denuncia anónima. Es muy importante que aprendamos a reconocer y dejemos de normalizar, somos parte del problema como sociedad".

Nuria Gabriela Hernández Abarca, titular de la Seimujer.

La percepción de la funcionaria no es errónea, la ENDIREH muestra que, pese a la denuncia pública que va en colosal aumento por medio de redes sociales, esto no se materializa en carpetas de investigación y de 2015 a la fecha se presentan mejoras en indicadores como violación.

La realidad, según colectivos y la propia autoridad estatal, y el fenómeno responde al mismo fenómeno de violencia en aumento. Es decir, las mujeres no denuncian porque histórica y tradicionalmente no lo han hecho, pero ahora también hay un componente de violencia exacerbada que las hace replantearse el denunciar ante las posibles repercusiones.

Uno de estos casos se da en el municipio de Chilchota, donde las autoridades municipales que reciben las denuncias revictimizan a las nujeres víctimas de la violencia en sus hogares y otros actos de violencia de género. Colectivos han denunciado la situación que viven las mujeres y en términos generales señalan que la problemática se ha agudizado en esta región indígena.

Desde el mes de junio se recurrió al Consejo Estatal para Prevenir la Discriminación (Coepredv) por las acciones del alcalde de dicha demarcación, Eduardo Ixtla Álvarez. Los casos registrados preocupan, señalan los colectivos: mujeres que sufrieron de intimidación y violencia al interior de sus hogares y no fueron atendidas por la autoridad municipal.

El colectivo Humanas Sin Violencia denunció que han documentado que existen acciones de intimidación y coacción en contra de las mujeres que son violentadas al obligarlas a firmar convenios de conciliación para que regresen a sus casas y permanezcan con sus maridos, aun cuando éstas enfrentan múltiples maltratos y agresiones realizadas por sus parejas y sus familias, lo que no sólo no resuelve la problemática, sino que las coloca en una situación de riesgo mayor.

Otro de los temas que preocupó es que se emplea la fabricación de falsos delitos como “el abandono de hogar”, para obligar a las mujeres mediante engaños, violencia verbal e institucional a regresar a la casa de la que huyeron intentando escapar de las situaciones de violencia y discriminación, ante lo que el Ayuntamiento de Chilchota ha sido completamente incapaz de generar apoyo, acompañamiento y asesoría, prefiriendo siempre la presunta conciliación de la víctima con el victimario. Esta acción ya costó vidas de mujeres que, aún después de este proceso, sus familias tampoco encontraron justicia en el nivel estatal de intervención.

MUCHAS MUJERES SON VIOLENTADAS CADA AÑO

La denuncia no existe, pero sí el contar lo que sucede. La última revisión de la situación, por parte del INEGI, reveló que el 79 por ciento de las mujeres que habían hablado con alguien sobre una agresión, recurrieron a un familiar; el 37 por ciento recurrieron a amigas o compañeras; 10.7 por ciento recurrieron a algún especialista o trabajadora social; 8.4 por ciento con alguna vecina o conocida, 4.4 por ciento con un especialista en derecho; 4.5 por ciento con un representante religioso y el dato preocupante, es que al momento de ser estudiadas, el 50 por ciento de las mujeres encuestadas no contaron la situación a nadie.

El peligro, se advierte, es cercano a las mujeres. El 48.7 por ciento de las mujeres de 15 años y más han sufrido al menos un incidente de violencia por parte de otros agresores distintos a la pareja a lo largo de la vida y el 45.9 por ciento han sufrido violencia por parte de la pareja actual o última a lo largo de su relación 

  Se estima que 44 de cada 100 mujeres han sufrido al menos un incidente de violencia ya sea por parte de la pareja actual o última o de otros agresores distintos a la pareja. Pero no solamente es violencia de pareja. Incrementaron los casos de violencia a las mujeres por parte de los hermanos o incluso mujeres mayores que son golpeadas por sus hijos. En muchos de los casos las adicciones agravan la situación. 

VIOLENCIA FEMINICIDA

Las mujeres mexicanas y las michoacanas en concreto, corren más riesgo de sufrir violencia de género al interior de sus casas por su pareja sentimental o algún familiar que en las calles, según organizaciones civiles y la propia Fiscalía de Violencia Familiar y la Fiscalía de Delitos Sexuales de la FGE. 

Los delitos contra las mujeres son graves. Según el mismo estudio, se puede observar que los principales delitos cometidos en contra de ellas son los relacionados con la violación y el abuso sexual, los cuales representaron en 2018, 43.8 y 41.9 por ciento del total de las agresiones que sufrieron en total a lo largo del año.

Finalmente, el asesinato de mujeres, tendencia que va al alza. En el último reporte de la Federación se advierten 134 víctimas femeninas, pero la Seimujer que la cifra más real ronda ya las 170 mujeres víctimas de homicidio doloso. Pese a pruebas y contextos que demuestran un evidente sesgo de género, la Fiscalía General del Estado típica menos del 10 por ciento de casos como feminicidios.

 Se define a la violencia feminicida como la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos públicos y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.  

El 92 por ciento de los feminicidios también se encuentran relacionados al núcleo familiar o a personas allegadas a la propia mujer, por lo es considerable la necesidad de reestructurar las condiciones socioculturales de los michoacanos. 

EN MEMORIA DE JUANA

A inicios de 2018, en la misma comunidad denunciada, Zopoco, Chilchota una mujer de nombre Juana fue asesinada por su pareja. Previo a que sucediera el feminicidio en cuestión, Juana Baltazar Felipe, había denunciado en 4 ocasiones la violencia de maltrato físico y violencia en general, de la que era víctima por parte de su esposo ante la autoridad municipal.

Juana Baltazar murió de 36 años de edad y su historia de abusos comenzó desde que contrajo matrimonio a los 17 años de edad con Wilfrido A.G. momento en el cual ella se muda a casa de la familia de su esposo.

Después de varios años de vivir con golpizas y amenazada de muerte, Juana manifestó su deseo de abandonar a su esposo, situación que dio en una de las ocasiones en las que denunció lo sucedido ante autoridades municipales, quienes conminaron a la finada a permanecer juntos bajo ciertos acuerdos.

Una semana antes de haber sido asesinada y tras las múltiples negativas de la autoridad a resguardarla, Juana había tomado la decisión de dejar a su esposo y regresó a casa de sus padres. La mañana del 17 de marzo de 2018, Wilfrido fue a buscarla con un cuchillo. Juana estaba en una habitación son sus dos hijas y su cuñada, quienes también fueron sujetas a la agresión de este sujeto que termino por acuchillar y matarla frente a sus familiares.