Río Jiquilpan, contaminado por basura, drenajes domésticos y descargas de empresas de lácteos

Pese al deterioro ambiental en el cauce que atraviesa la ciudad, ninguna autoridad ha tomado cartas en el asunto

Foto, José Luis Ceja.

José Luis Ceja / La Voz de Michoacán

Jiquilpan, Michoacán. Vecinos y visitantes de la cabecera municipal de Jiquilpan lamentaron la degradación ambiental que sufre actualmente el río estacional que cruza la ciudad de poniente a oriente y que recurrentemente es el recipiendario de las descargas residuales de las industrias lácteas asentadas en la parte alta de la ciudad.

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De hecho, las márgenes de este cuerpo de agua han comenzado a utilizarse de nueva cuenta como un tiradero a cielo abierto por parte de algunas personas, pese a que los vecinos de este río han solicitado a las autoridades ampliar la vigilancia en este lugar y evitar que sea utilizado como basurero. De igual manera han solicitado a la alcaldía y la Comisión Nacional del Agua una investigación para determinar y sancionar a las empresas responsables de la contaminación industrial en el río, toda vez que esto se ha vuelto ya un tema rutinario pues, aseguran, al menos una vez al mes las aguas del río cambian de color luego de que se saturan los drenajes de las industrias de lácteos y se desbordan a través de vertederos al lecho del cuerpo de agua.

Pese a ello, sistemáticamente las autoridades locales en turno han evadido el problema y evitan cualquier cuestionamiento al respecto, misma actitud de entidades gubernamentales de los órdenes estatal y federal, en tanto la biodiversidad del lugar se degrada, pues de acuerdo con especialistas ambientales consultados, el daño es prácticamente irreversible.

Foto, José Luis Ceja.

La cadena de contaminación

Además de los residuos industriales, los residuos sólidos urbanos han ganado terreno también, pues desde hace al menos 3 años hay quienes ocupan este lugar como basurero; de hecho, existen reportes de los vecinos en el sentido de que recolectores independientes han utilizado el río para evitar el traslado de la basura hasta el tiradero municipal, razón por la que solicitaron mayor vigilancia.

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Sumado al impacto ambiental de la contaminación por desechos industriales, aguas negras y residuos sólidos urbanos, el principal riesgo a la salud pública lo constituyen las prácticas de ganadería implementadas por algunos ganaderos locales, quienes utilizan las márgenes de este río como agostadero y abrevadero para reducir costos de producción, lo que implica que los semovientes consuman agua y pastos contaminados.

Pese a ello, y aunque existe un reglamento local ambiental que prevé sanciones a quienes incurran en cada una de las prácticas reseñadas, no existe una figura jurídica ni gubernamental capaz de erradicar estas actividades.

Ante la cercanía de la época de estiaje, en la que proliferan los mosquitos, los vecinos asentados a lo largo de los dos kilómetros de márgenes de este cuerpo de agua temen el brote de enfermedades trasmitidas por vectores y aquellas que puedan ser ocasionadas por la contaminación de desechos industriales, así como la penetración de los lixiviados, toda vez que se trata de un río de carácter estacional; de hecho, aseguran, el único flujo que presenta actualmente es el generado por las aguas de drenaje de las empresas lácteas y las casi 5 mil viviendas asentadas en las cercanías de este río.

Foto, José Luis Ceja.

Ya en julio del año pasado, las empresas de lácteos habían sido severamente cuestionadas por los ciudadanos por la contaminación al Río Jiquilpan. De la misma manera, recurrentemente se ha cuestionado la apatía de las autoridades municipales para dar solución a este problema. Herminio Arteaga, vecino de esta ciudad, destacó que debe buscarse una solución inmediata a este tema.

El Río Jiquilpan es un cuerpo de aguas estacional que corre de poniente a oriente y su cauce atraviesa dos kilómetros de la zona urbana de Jiquilpan. En las márgenes de este cuerpo de agua se asientan, según estimaciones de la Dirección de Urbanismo Municipal, cerca de 2 mil 500 viviendas. La misma fuente señala que, en teoría, ninguna de estas viviendas descarga sus aguas residuales a este río; sin embargo, datos dados a conocer en 2016 por investigadores de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM establecen que el número de viviendas asentadas a los lados del río pudieran ser el doble y al menos el 67 por ciento de éstas carecía de una conexión al sistema de drenaje municipal.