Michoacán destaca como segundo productor de coco en México: un recurso versátil con múltiples usos

La palma de coco es reconocida como el «árbol de los mil usos» por sus funciones medicinales, cosméticas, industriales y ecológicas.

Foto: Pixabay

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Michoacán se posiciona como el segundo estado con mayor producción de coco en México, país en que se producen alrededor de 226 mil toneladas anuales, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).

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La entidad se posiciona antes que Quintana Roo y después que Jalisco consolidando al país como uno de los principales productores de este fruto a nivel mundial.

De acuerdo la Sader, la producción total de coco durante 2022 fue de 226,572.86 toneladas en todo el país, de las cuales Jalisco aportó 66,290.50 toneladas, seguido por Michoacán segundo lugar y Quintana Roo tercer lugar de producción.

En Michoacán, el coco se cosecha anualmente en poco más de 3 mil 300 hectáreas, con una producción de alrededor de 31 mil toneladas anuales, en los municipios de Lázaro Cárdenas y Tiquicheo.

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La palma de coco, reconocida como el "árbol de los mil usos", despliega una gama impresionante de productos y subproductos que abarcan desde la construcción hasta la alimentación, pasando por la medicina y la industria.

En el ámbito de la jardinería, los cocoteros se plantan en las vialidades para generar sombra y se comercializan como plantas para dentro de las casas, mientras que la madera del tronco se aprovecha en la fabricación de macetas ornamentales.

En la industria, la copra, producto derivado del coco, es una materia prima esencial para la extracción de aceite y la fabricación de jabones, cosméticos y champús, contribuyendo al desarrollo de diversos sectores económicos.

En la ganadería, los subproductos del coco, como la harina, son utilizados como alimento para el ganado. Así mismo, las hojas del coco se emplean como forraje en épocas de escasez, demostrando su utilidad en la alimentación animal.

En la agricultura, la fibra de coco ha emergido como un sustrato hortícola alternativo de gran potencialidad en el cultivo sin suelo, mientras que otros subproductos se utilizan para enmendar suelos y preparar abonos orgánicos, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

En el ámbito de la alimentación, la pulpa del coco es una fuente importante de energía y un ingrediente clave en la repostería local, ofreciendo sabores auténticos y nutritivos a diversas preparaciones culinarias.

Además, el coco cuenta con aplicaciones medicinales, con propiedades antisépticas, bactericidas y diuréticas, utilizadas tradicionalmente para tratar una variedad de enfermedades y dolencias, lo que lo convierte en un recurso valioso para la salud y el bienestar.

Desde el punto de vista ecológico, la presencia de cocoteros contribuye a la regulación del microclima y la protección de los suelos, desempeñando un papel crucial en la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.

El cultivo y aprovechamiento del coco no solo representan una importante fuente de ingresos económicos para las comunidades productoras, sino también una oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible y promover el uso responsable de los recursos naturales en México.