IMÁGENES NUESTRAS | Templo de las Monjas, tres siglos de historia vallisoletana

El traslado de las monjas dominicas que habitaron este espacio fue un acontecimiento que llamó la atención de los habitantes de todos los extractos de la antigua Valladolid

Foto, Samuel Herrera Jr.

Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La mayoría de los morelianos se refiere al edificio del siglo XVIII, ubicado sobre la avenida Madero, casi en esquina con Belisario Domínguez, como el “Templo de las Monjas”. No obstante, su verdadero nombre es Convento de Santa Catalina de Siena y fue el escenario de uno de los mayores acontecimientos de la antigua Valladolid, que generó su propia obra artística y captó la atención de maestros pintores mexicanos.

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Diversas fuentes coinciden en que entre los años 1729 y 1737 se construyeron este convento y un templo que fueron ocupados en 1738. El traslado de las monjas dominicas que habitaron este espacio fue un acontecimiento que llamó la atención de los habitantes de todos los extractos de la antigua Valladolid. Las religiosas vivían bajo claustro y, de forma histórica, salieron a las calles y caminaron en procesión desde el inmueble que hoy es El Conservatorio de Las Rosas.

Este acontecimiento generó una importante obra de arte, “El traslado de las monjas dominicas a su nuevo convento de Valladolid”, resguardada en el Museo Regional Michoacano. La obra, que data de 1738, se desconoce su autor, pero exhibe la forma en que la sociedad en general, las autoridades civiles y eclesiásticas se dieron cita para ver a las monjas caminar en procesión a través de la entonces Calle Real.

De acuerdo con el historiador, anteriormente, una nota de Diego Rivera era exhibida junto con la obra. “El cuadro es de gran interés en la historia de la pintura mexicana, pues en su época, es un caso raro de pintura realista, relacionada con un hecho social concreto, expresando con veracidad plástica la época y el lugar en que ocurre (…) etnográficamente, es una colección que subraya con fuerte carácter las diferencias raciales de los personajes, e históricamente constituye un documento importante respecto a la indumentaria, costumbres y estilo arquitectónico del lugar”.

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De tal manera, que las palabras del maestro Rivera dan un reconocimiento a esta obra que retrata el hecho concreto del traslado de las monjas y, por consiguiente, también hace destacar la relevancia de este acontecimiento histórico, así como del propio edificio que hoy se ubica junto al Palacio Federal y es uno de los puntos más transitados de la capital michoacana, por cientos de peatones y automóviles que pasan todos los días frente al inmueble.

Diversas fuentes coinciden en que las monjas permanecieron en este sitio hasta el año de 1863. También se indica que el antiguo convento ahora es parte del Palacio Federal y en su interior se encuentran diversos objetos de valor histórico. El sitio oficial de Michoacán Travel indica que “el templo resguarda las esculturas dedicadas a Santa Catalina de Siena y a Santo Domingo”, mientras que otras fuentes hacen referencia a pinturas del siglo XVIII, un Cristo de caña de maíz y “orquídeas de la época en que el obispo Vasco de Quiroga encabezaba la enseñanza de artes manuales a los indígenas de la región de Michoacán”.

Respecto a su arquitectura, sobre el Convento de Santa Catalina de Siena, mejor conocido como “Templo de las monjas”, el programa “Destinos México” señala que “En su fachada y en su torre se pueden apreciar elementos decorativos que se identifican con el barroco, sus pilastras son tableradas y en sus nichos se pueden distinguir las esculturas de Santo Domingo y de Santa Catalina de Siena”.

Este edificio, con casi 300 años de antigüedad, sigue siendo uno de los espacios más vivos de la capital michoacana, ya que numerosos académicos e historiadores han recalcado el valor de la pintura “El traslado de las monjas dominicas a su nuevo convento de Valladolid”, a la par que el sitio ocupa un lugar privilegiado dentro del centro histórico, por donde transitan cientos de personas diariamente, además de que se ubica en las cercanías del Palacio Federal, la librería del Fondo de Cultura Económica y las nuevas instalaciones (vacías) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).