Las palomas: la plaga que contamina el Centro Histórico de Morelia

Para disminuir los daños causados por palomas, se requiere llevar a cabo un manejo dirigido y preventivo del problema que incluya tanto aspectos de cuidado del patrimonio como herramientas tecnológicas.

Foto: Venezia Pineda García

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. La reproducción descontrolada de las palomas domésticas en parques, plazas y jardines ha convertido a esta especie en una plaga con capacidad de transmitir enfermedades, contaminar ambientes y deteriorar infraestructura. En la ciudad de Morelia, estas suelen concentrarse en la zona del Centro Histórico en donde se alimentan de migajas, insectos y desperdicios.

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Las palomas como las conocemos actualmente provienen de especies modificadas genéticamente por el ser humano, para que estas fueran capaces de enviar cartas como medio de comunicación. Sin embargo, una vez que existieron otras formas más eficaces, estas fueron abandonadas para su libre reproducción y supervivencia. Las cuatro principales especies que podemos observar en el espacio público son la doméstica, el cuculí, la rabiblanca y la peruana.

Sin embargo, al alimentarse de comida chatarra provista por el ser humano e hidratarse con agua de charcos contaminados, se han convertido en lo que el especialista Miguel Rivas considera armas bacteriológicas. El investigador asegura que sus excrementos son el medio de cultivo perfecto para el crecimiento de microorganismos patógenos que inhalamos cuando se secan.

Para hacer un eficiente control de tales aves es necesario tener conocimiento de la legislación vigente, las características del lugar y el comportamiento del animal. Cabe mencionar que no resulta lícito o adecuado matar a los especímenes para eliminar el problema, sino que se debe hacer una planeación de control y regulación de la plaga.

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Para disminuir los daños causados por palomas, se requiere llevar a cabo un manejo dirigido y preventivo del problema que incluya tanto aspectos de cuidado del patrimonio como herramientas tecnológicas sustentables. Entre estas herramientas tecnológicas se encuentran los repelentes químicos, aplicados para disuadir a las aves de utilizar el cultivo como alimento.