Conagua, diezmada por recortes, por ello se plantea crear una "Fiscalía del Agua" en el estado

La Conagua no se da abasto para vigilar la desmedida perforación de pozos para extraer agua de uso agrícola, lo que va en detrimento de los mantos

Foto: Cortesía.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Ante el panorama de extracción desmedida e ilegal de agua de los mantos acuíferos de Michoacán, urgen a la confirmación de una nueva rama de procuración del agua a través de la Fiscalía del Agua.

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El proyecto se ha planteado debido a que los recortes presupuestales y de recursos humanos en la delegación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) han agudizado los problemas de falta de cobertura en inspecciones en las perforaciones y extracción de agua para usos agrícolas.

Daño, casi irreversible

Todos los años se perforan miles de pozos para la extracción de agua de uso agrícolas sin considerar los niveles de los mantos freáticos y la disponibilidad del agua para el resto de las actividades y sustento de comunidades y ciudades.

La capacidad de acción de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se redujo drásticamente desde hace más de dos años. A la llegada de la actual administración federal se generaron recortes de personal que disminuyeron las capacidades de las áreas.

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Al respecto, el director de la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas (CEAGC), Germán Tena, señaló que si bien ya existe la Fiscalía Ambiental adscrita a la Fiscalía General del Estado, la consolidación de una Fiscalía del Agua es una necesidad para todas las regiones del estado.

“Conagua sufrió un recorte de personal muy drástico al inicio de la administración federal, y eso hace que tenga una menor capacidad de supervisión. De por sí ya la tenía muy limitada, ahora la tiene menos. Entonces sólo atiende a través de denuncias ciudadanas. Tendremos que juntarnos con la Conagua y a futuro se tendrá que crear una Fiscalía del Agua, porque el clandestinaje de pozos agrícolas es muy grave en Michoacán. Deben ser miles y miles que no tienen permisos en regla”, explicó.

Hasta el momento ya hay dos regiones con veda de extracción de agua para usos agrícolas. La región del Bajo Balsas y la región Lerma-Chapala, las cuales desde hace meses ya se encuentran limitadas en la extracción del vital líquido.

Medidas fuertes en distritos de riego

El prolongado periodo de sequía en nuestro estado y los extensos volúmenes de demanda de agua para uso agrícola han obligado a autoridades federales a tomar decisiones fuertes en el consumo y distribución del vital líquido; el ciclo agrícola otoño-invierno en la región de La Piedad-Yurécuaro se suspendió para garantizar el abasto del vital líquido a otras áreas indispensables.

Aparte de esta medida en dicha región, no se han anunciado más recortes al suministro a los ciclos agrícolas en el estado de Michoacán en lo que resta de esta temporada. No obstante, preocupa que aun con las lluvias registradas en últimos meses los volúmenes de las presas no han presentado signos importantes de mejoría.

“Es un problema serio con el boom de la rama agrícola a muchos se les hace fácil sacar el agua, perforar y como están en territorio no visible, pues nadie se da cuenta. Se bajan los balances agrícolas y si no hay disposición se generan zonas vedadas, y el Balsas y el Lerma son zonas vedadas", señaló.

Actualmente, el 70 por ciento del agua que se genera en el estado se destina a uso agrícola, en tanto que la población de las ciudades y zonas rurales recienten cada vez más la falta del vital líquido.

Durante los últimos años, el cambio ilegal de uso de suelo se ha sumado a las tendencias degradadoras del medioambiente. La capacidad de producción de agua del estado se ha degradado y ha dejado ejemplos como el Manantial de la Mintzita, en donde se han perdido hasta el 50 por ciento de la capacidad generadora de agua; en Uruapan, la capacidad hídrica también se ha disminuido de manera importante por efecto de la deforestación.

Especialistas han advertido que la extracción de agua para el uso agrícola se trata de una agricultura que se ha calificado como “rústica”, en la que se emplean grandes cantidades de agua de manera poco productiva. El 70 por ciento del agua potable que se usa en nuestro estado se destina a uso agrícola, aun cuando este sector podría emplear aguas tratadas de las plantas luego de su uso urbano y social.