Con mucho colorido, patzcuarenses festejaron este martes a la Santa Cruz en su día

Por la mañana, trabajadores de la construcción hicieron el tradicional recorrido al Cerro Blanco para bendecir sus cruces, y luego se festejó en el Barrio de la Cruz Verde

Foto, Angélica Ayala.

Angélica Ayala / La Voz de Michoacán

Pátzcuaro, Michoacán. Para celebrar el Día de la Santa Cruz, en Pátzcuaro se realizan dos actividades muy tradicionales: la primera es a temprana hora, cuando los trabajadores de la construcción suben al Cerro Blanco llevando consigo sus cruces forradas de colores y con flores, para ahí participar en una celebración eucarística y ser bendecidas las cruces por el sacerdote; le sigue la fiesta del Barrio de la Cruz Verde, que al haber sido suspendida por dos años consecutivos por la pandemia retomó esta festividad.

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La tradición de la fiesta de la Cruz Verde, que tiene como centro principal los bailes tradicionales con las guares y guachos que se visten con los trajes regionales y bailan al son de la música de banda, han rescatado y respetado los pasos tradicionales; además, durante el recorrido que realizan por la tarde presentan costumbres como una boda purépecha, el torito de carnaval, la danza del pescado, el corpus, entre otras más.

Se cuenta que la Cruz Verde está hecha de una sola pieza, es decir que hace siglos los pobladores cortaron un gran árbol y de ahí sacaron la Cruz, misma que duró mucho tiempo fresca como si estuviera recién cortada. Cuentan que al entrar a la capilla donde estaba colocada la cruz se mantuvo fresca como recién cortada, al parecer fue en el siglo XVI cuando se elaboró la cruz, con el paso de los años, el encargado del templo la pintó toda de verde y así permanece en la actualidad.

Foto, Angélica Ayala.

La devoción a la Cruz Verde la iniciaron los purépechas de la ribera del Lago de Pátzcuaro, ya que la calle Obregón era su paso para llegar al mercado antes de ir a vender sus productos. Entonces llegaban a visitar a la Cruz y le pedían tener buenas ventas. También hay quienes señalan que llegaban para pedirle un buen temporal y obtener buenas cosechas, ahora las danzas que presentan las nuevas generaciones rememoran esta petición.

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Uno de los recorridos de las guares y los guachos, todos vestidos con la ropa regional y tradicional de los pueblos purépechas del Lago de Pátzcuaro, es por la tarde, cuando caminan y bailan por las calles del centro histórico ante la mirada de los transeúntes que se acercan para verlos pasar y bailar. Ellos representan bailes con los pasos originales que han sido heredados de una generación a otra, los acompañan los campesinos con las yuntas de bueyes que adornan sus cuernos con flores de papel blanco y verde para pedirle a Dios que haya un buen temporal y unas buenas cosechas.

En lo que respecta a la caminata hacia la cima del Cerro Blanco, donde se encuentra una gran cruz que data de 1918, esta celebración es una tradición para las familias de albañiles, principalmente, acuden a la misa católica, llevando consigo las cruces que forran con papeles de colores y con flores del mismo material, desde antes de las 07:00 de la mañana empiezan a subir para lograr un buen lugar, cerca del altar donde el sacerdote llega a oficiar la celebración eucarística.

Foto, Angélica Ayala.

Al terminar es común que las familias se queden en las faldas del cerro para festejar a los albañiles. Como un día de campo, se ve a todos conviviendo, comiendo tostadas, tortas, tacos, fruta, corundas, hay quienes llevan su anafre y carbón para calentar los alimentos que llevan, sin faltar la cerveza bien fría, el tequila y los refrescos.

Se cuenta que la cruz que se instaló en la cúspide del Cerro Blanco fue para bendecir a toda la región Lacustre, ya que desde su altura se puede observar todo el Lago de Pátzcuaro, sus islas y comunidades que integran a los cuatro municipios, Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Quiroga y Erongarícuaro.

No hay un año que marque el inicio de la tradición de subir al cerro y celebrar la misa, sin embargo, la fe de las personas hace que caminen y lleguen a la cima a escuchar el sermón del sacerdote que, al concluir la celebración eucarística, les bendice las cruces que llevan, incluso hay quienes llegan de los municipios aledaños como Salvador Escalante y Tzintzuntzan.

Foto, Angélica Ayala.