Sale a la luz espionaje con Pegasus y prensa salvadoreña denuncia “un clima antiperiodistas”

El pasado miércoles, 35 periodistas salvadoreños fueron víctimas de un intenso operativo de espionaje telefónico desplegado de julio de 2020 a noviembre de 2021

Redacción / La Voz de Michoacán

El Salvador. La prensa independiente o “no oficialista” de El Salvador quedó conmocionada al revelarse el pasado miércoles que 35 periodistas salvadoreños de una serie de medios críticos del presidente de ese país, Nayib Bukele, fueron víctimas de un intenso operativo de espionaje telefónico desplegado de julio de 2020 a noviembre de 2021 con el programa Pegasus, elaborado en Israel.

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“Esto ha sido realmente una tontería del gobierno haber hecho esto (de espiar). Es una locura”, dijo un periodista salvadoreño del diario El Mundo, de San Salvador, que habló con El Universal en anonimato porque, aunque es uno de los 35, decidió mantener discreción a solicitud de su periódico y abstenerse de revelar que sufrió el “control” del sistema de escucha telefónica con Pegasus.

“Es una tontería porque los periodistas recibimos información todo el tiempo, la verificamos y la publicamos. No guardamos secretos ni escondemos información. No conspiramos: eso les toca a los políticos”, alegó.

“Hay un clima antiperiodistas y antimedios que tampoco es exclusivo de este gobierno, sino que viene de gobiernos anteriores, pero ahora se ha reconfirmado. Es un clima de parte de algunos sectores del oficialismo y esto es el resultado de eso”, subrayó, en referencia al descubrimiento del ataque con Pegasus.

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En el actual y en anteriores gobiernos, en El Mundo “hemos dado cabida” a críticas y a “reconocer las cosas positivas de cualquier gobernante con toda la objetividad”, reafirmó que la maniobra para espiar “es sin duda una tontería”.

Cuestionado acerca de la meta del seguimiento, contestó: “Control. Cuando suceden estas cosas lo que se persigue es control. Tener información secreta permite tener control”.

Aunque ya surgieron propuestas de comunicadores salvadoreños de acudir a instancias internacionales para denunciar al gobierno de Bukele por espionaje, el periodista de El Mundo restó importancia a esa alternativa e indicó que “tampoco veo posibilidad de demanda judicial dentro de El Salvador”.

Infiltración

El diario The Washington Post reveló el miércoles anterior que Pegasus fue utilizado para penetrar los teléfonos de los 35, entre los que hay activistas de organizaciones no estatales de El Salvador.

En un boletín, la administración Bukele rechazó el miércoles estar involucrado en esos hechos. La secretaria salvadoreña de Comunicaciones, Sofía Medina, negó que el gobierno esté de “ninguna manera relacionado con Pegasus” y garantizó que “tampoco es cliente” de NSO Group, compañía israelí y con sede en Israel que desarrolló el programa.

Tras informar que el gobierno “está investigando” a Pegasus, adujo que hubo un intento similar de infiltración contra funcionarios gubernamentales, a los que no identificó.

El programa, que solamente es vendido por NSO Group a gobiernos, es usado para seguir y monitorear a periodistas, defensores de derechos humanos y opositores, entre otros objetivos.

Los reporteros a los que se les pirateó su teléfono celular con ese mecanismo en El Salvador son 22 de El Faro, creado en 1998 y convertido en el primer diario digital de América Latina y el Caribe, mientras que los restantes 13 son de los rotativos La Prensa Gráfica y El Mundo y de medios alternativos.

Ataque a Bukele

En su defensa, El Faro acusó este jueves en un editorial a Bukele de espiar vía Pegasus. “Nos resulta evidente que el único gobierno interesado en crear una operación de espionaje de semejante magnitud en contra de periodistas de medios salvadoreños es el gobierno salvadoreño”, aseguró.

Ejecutado de julio de 2020 a noviembre de 2021, el operativo coincidió con un momento esencial de las indagaciones periodísticas en El Salvador. El Faro reveló, en septiembre de 2020, que Bukele abrió en 2019 una negociación secreta con la tenebrosa pandilla criminal de la Mara Salvatrucha (MS-13) para intercambiar favores carcelarios por votos para el oficialista partido Nuevas Ideas en los comicios legislativos de febrero de 2021.

Bukele desmintió el reporte y ordenó un asedio tributario sobre El Faro y clamó: “¡Que no quede un ápice de credibilidad de ese panfleto!”. También ordenó el recorte de la publicidad gubernamental para acorralar a medios independientes de prensa.

El Faro insistió en su editorial en que “esta nueva agresión guarda total coherencia con los recurrentes ataques” de Bukele sobre ese medio, como usar instituciones públicas para auditorías financieras “abusivas” o la amenaza presidencial “de abrir casos de lavado de dinero y de evasión fiscal”.

Se trata de “campañas de difamación lanzadas desde su poderoso aparato de propaganda contra nuestros periodistas, amedrentamiento de nuestros anunciantes” y acoso permanente de defensores de Bukele “en redes sociales”, añadió.

“Damos por hecho que nuestra labor periodística nos pone en punto de colisión con un presidente que ha conseguido poner bajo su control —en algunos casos de forma ilegal— todas las instituciones del Estado, que ha destruido cada posibilidad de que la ciudadanía exija información pública”, puntualizó.

Bukele “no admite otra verdad que la suya y otra narrativa de la realidad que no sea aquella que lo proclama como único vocero de la historia nacional”, advirtió.

El mandatario salvadoreño, cuyo quinquenio empezó el 1 de julio de 2019, fue acusado por la oposición interna y por Estados Unidos de adoptar medidas antidemocráticas, como cuando en febrero de 2020, apoyado en fuerzas militares y policiales, irrumpió a la Asamblea Legislativa y la ocupó para exigir la aprobación de un plan de seguridad. Calificado de autoritario, Bukele consolidó en los últimos 32 meses el mando a su antojo del Ejecutivo y logró, a partir del 1 de mayo de 2021 con su victoria en los comicios legislativos de febrero de ese año, el control de los poderes Legislativo, Judicial y Electoral, al amparo del apoyo que tiene en el ejército y la policía.