Ausencias retrasan elección de sucesor de Morales en Bolivia

La Asamblea Legislativa no ha podido reunirse al no contar con garantías de seguridad necesarias

Los partidarios del expresidente Evo Morales llevan banderas de wiphala que representan a los pueblos indígenas, mientras marchan en La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019. (AP Foto / Juan Karita)

AP / La Voz de Michoacán

La Paz, Bolivia. La Asamblea Legislativa de Bolivia no lograba reunirse el martes debido a la ausencia de gran parte de los legisladores para elegir al sucesor de Evo Morales, quien renunció acorralado por la presión de las fuerzas armadas y las protestas sociales tras las polémicas elecciones generales.

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Legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido del expresidente y con mayoría en el Congreso, alegaron falta de seguridad en La Paz para que arriben los representantes de otras regiones y cuestionaron los procedimientos.

Según Juan Cala, diputado de ese grupo, la sesión sería ilegal porque “el primer paso es recomponer las directivas de las cámaras ante las renuncias”. Agregó que sólo 20% de los 119 legisladores del MAS llegaron a La Paz y el resto no lo pudo hacer por falta de garantías.

La gente se reúne frente a una estación de policía atacada por partidarios del expresidente Evo Morales en El Alto, en las afueras de La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019. (AP Foto / Natacha Pisarenko)

La Asamblea tiene 136 miembros entre senadores y diputados.

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En tanto, los obispos católicos llamaron a los legisladores a garantizar la sucesión presidencial para acabar con la incertidumbre y que regrese la paz, según dijo el monseñor Eugenio Escarpellini tras una reunión con la senadora Jeanine Añez.

Áñez, quien asumiría la presidencia del Senado, dijo que fueron convocados los legisladores para aprobar la carta de renuncia de Morales y definir al sucesor interino.

“El país vive momentos dramáticos y todos los parlamentarios tenemos la obligación de dar certezas”, dijo Añez en rueda de prensa ante las dudas sobre la llegada de los legisladores del MAS.

Partidarios del expresidente Evo Morales llevan banderas wiphala que representan a los pueblos indígenas, mientras marchan en El Alto, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019. (AP Foto / Natacha Pisarenko)

Las movilizaciones seguían activas a la espera de la elección del sucesor de Morales, que el mismo martes llegó a México para recibir asilo político.

En La Paz, aviones militares ocasionalmente sobrevolaban la ciudad realizando patrullajes.

Gran número de partidarios de Morales estaban en las afueras de la Asamblea, en el centro histórico de La Paz.

Personas afines a Morales que portaban la bandera indígena llamada Whipala llegaron a las afueras de la Plaza Murillo, donde se localizan el palacio presidencial y la Asamblea. “¡Evo, amigo, El Alto está contigo!”, gritaban en referencia a la ciudad vecina a La Paz.

Bolivia vive un vacío de poder desde el domingo en la tarde cuando, tras más de 13 años en el poder, Morales dimitió acorralado por la presión militar y las protestas luego de los polémicos comicios del 20 de octubre de los que se adjudicó la victoria y que la oposición denunció como fraudulentos.

La policía militar patrulla una marcha de simpatizantes del expresidente Evo Morales al entrar a La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019. (AP Foto / Natacha Pisarenko)

Áñez espera ser electa presidenta del Senado, lo cual le daría la posibilidad de ser nombrada mandataria interina. Sin embargo, primero se debe lograr el quórum necesario para abrir la sesión en la cámara alta.

El exmandatario llegó a Ciudad de México en un avión de la fuerza área mexicana el martes al mediodía junto al que fuera su vicepresidente, Álvaro García, y una de sus ministras, Gabriela Montaño, con un mensaje de agradecimiento al presidente Andrés Manuel López Obrador que, según dijo, le salvó la vida al concederle el asilo político.

También expresó su firme compromiso de seguir en política. “Sepa el mundo entero, no por este golpe voy a cambiar ideológicamente”, aseguró. “Mientras tenga la vida, sigue la lucha”.

Mientras tanto, La Paz parecía una ciudad sitiada. Las patrullas del ejército en las calles evitaban los ataques de grupos violentos que la víspera quemaron varias unidades policiales en La Paz y Cochabamba y saquearan propiedades privadas y comercios. Cientos de vecinos amanecieron en medio de barricadas improvisadas en las bocacalles para protegerse de posibles ataques. El transporte público era escaso.

“Ha sido una noche de miedo. No pude dormir, me pasé rezando”, dijo a The Associated Press Yorka López, un ama de casa que salió temprano para repartir café caliente entre sus vecinos en la calle, en su mayoría jóvenes.

Un soldado inspecciona una camioneta que transporta pasajeros en El Alto, en las afueras de La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019. (AP Foto / Natacha Pisarenko)

En tanto, José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch dijo que ante la “gravedad de la crisis, los estados miembros de la OEA deben proponer fórmulas que permitan el inmediato el restablecimiento del estado de derecho y garanticen los derechos fundamentales”.

“La policía fue rebasada”, dijo la víspera el comandante general de esa fuerza, Yuri Calderón. Ante la situación, el ejército fue llamado a ayudar a restablecer el orden público.

“Vamos a ayudar a controlar a estos grupos vandálicos violentos que están sembrando terror en la población”, dijo la víspera el jefe de las fuerzas armadas, William Kalimán.

Las protestas estallaron hace 20 días luego de acusaciones de fraude electoral a favor de Morales, que buscaba su reelección para un cuarto mandato. El informe de una auditoría electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) encontró irregularidades, cuestionó la mayoría reclamada por el dirigente y recomendó nuevos comicios, lo que desencadenó los hechos que precipitaron la dimisión del mandatario.

Morales acusó a los opositores de haber consumado un golpe de Estado en su contra mientras éstos afirmaron que se trató de un movimiento social que se alzó en contra del fraude.