Para 2050 las sequías afectarán a tres cuartas partes de la población mundial; ningún país es inmune: ONU

Entre 1900 y 2019, las sequías afectaron 2 mil 700 millones de personas en todo el planeta y provocaron 11.7 millones de muerte, evidencia el organismo.

Foto: Christian Hernández, La Voz de Michoacán.

Redacción / La Voz de Michoacán

La Organización de las Naciones Unidas alerta que para 20150 se espera que las sequías afecten tres cuartas partes de la población mundial, éstas que se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo, aunque cada vez son más las naciones ricas afectadas.

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En el marco del Día Internacional contra la Desertificación, cuyo lema es “Superando juntos las sequías”, el organismo internacional expone que cada año 55 millones de personas en el mundo se ven afectadas por estos fenómenos.

Detalla que el número y duración de las sequías han aumentado un 29% desde 2000, y al día de hoy más de 2 mil 300 millones de personas sufren problemas a causa de la escasez de agua.

“Se trata de unas cifras crecientes y preocupantes, máxime considerando que uno de cada cuatro niños en el mundo se verán afectados por este fenómeno de aquí a 20140. Ningún país es inmune a la sequía”.

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Además, entre 1900 y 2019, las sequías afectaron 2 mil 700 millones de personas en todo el planeta y provocaron 11.7 millones de muertes, evidencia la ONU.

Foto: Christian Hernández, La Voz de Michoacán.

LA TIERRA CLAMA AYUDA

La ONU explica que la desertificación es la degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y suhúmedas secas, provocada principalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas, cuyo proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes.

La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo”.

Foto: EFE

CONSECUENCIAS

Cuando la tierra se degrada y deja de ser productiva –agrega la ONU–, los espacios naturales se deterioran y transforman.

Por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan y la biodiversidad disminuye; también supone la existencia de menos espacios silvestres que amortigüen las zoonosis, como la COVID-19, y nos protejan de fenómenos climáticos externos, como las sequías, las inundaciones y las tormentas de arena y polvo.

El organismo llama a la comunidad mundial para que “tratemos la tierra como un capital natural preciado y limitado que debamos restaurar. Cada uno de nosotros tenemos una función que cumplir, porque el futuro es un tema que nos afecta a todos”, manifiesta.