Adiós al príncipe

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Gustavo Ogarrio

 

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José José ha muerto y con él se va una época en la que el “imperio de los sentimientos” conjugaba una biografía de excesos y vicios auto-celebratorios con la lujuria cantada y emocional del que fue “de todo y sin medida”.

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¿Quién fue José José a la luz de la historia del melodrama en México? En los años ochenta del siglo XX, José José es el indiscutible centro de la balada romántica. Su producción discográfica y la circulación de su figura y de su voz en programas de televisión y de radio así lo confirman. En esta década graba once discos, todos ellos enmarcados en el panóptico del sentimentalismo moderno.

Sin embargo, José José no pertenece al melodrama rosa que trabaja sobre la matriz del amor dulcificado al extremo para culminar en la reiteración exhaustiva del final feliz; su representación de los sentimientos es agreste y tremendista: “... yo que fui tormento, yo que fui tornado, yo que fui volcán soy un volcán apagado”, canta el Príncipe y de paso confirma que el tamaño de su alma y de su heroísmo melodramático es tan grande que sólo es comparable, en términos metafóricos, con el Popocatépetl en plena erupción sentimental. Sus canciones contienen rasgos trágicos y melancólicos, su decisión de interpretar temas sobre el desamor y la infidelidad controlada por el arrepentimiento hacen de su música una renuncia a exaltar figuras como la familia o el matrimonio, matrices del melodrama tradicional.

Sus historias insaciables en la exaltación de los sentimientos, sus personificaciones arquetípicas del amante, del sufriente o simplemente autobiográficas, se dirimen entre “Amar y querer”, también lo determinan como uno de los grandes difusores y prisioneros del sentimentalismo contemporáneo. José José donó su figura para definir en clave sentimental a toda una época: es el hacedor de la jungla devoradora e insaciable del amor melodramático.