¿Babel o claridad?

Así, el pensamiento único es: “una ideología: predominio del mercado, dominio de lo político y social a lo económico, libertad sin restricciones a la competitividad, intercambio, privatización, división internacional del trabajo, libre movimiento financiero; recortes del gasto público para servicios sociales” (Ramonet, 1998).

DESDE EL PSICOANÁLISIS

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Antonio Hernández

“Todo el mundo tenía un mismo idioma… Después dijeron: 'Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Así nos haremos famosos, y no nos dispersaremos por todo el mundo…y dijo Yahvé:  si esto va adelante, nada les impedirá que consigan todo lo que se propongan…Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros… Por eso se llamó Babel, porque Yahvé confundió el lenguaje … y desde allí los dispersó por toda la tierra.”

El relato, parte de un idioma único, universal que -según parece-, era compartido. Como una equivalencia del pensamiento único, que tiende a dominar al mundo.

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Así, el pensamiento único es: “una ideología: predominio del mercado, dominio de lo político y social a lo económico, libertad sin restricciones a la competitividad, intercambio, privatización, división internacional del trabajo, libre movimiento financiero; recortes del gasto público para servicios sociales” (Ramonet, 1998).

Cuando se habla de pensamiento único, el mercado es ocupado por empresas internacionales, que dictan comportamientos de las personas, que lo refuerzan: todas las pizzas son iguales; todas las bebidas, las mismas; las lenguas originales (minoritarias), tienden a desaparecer; las costumbres locales y tradiciones, son desplazadas por celebraciones mundiales (como Halloween, campeonatos mundiales deportivos, etc).

Uno debe hablar en un idioma “internacional”, comer platillos estándar, vestir ropa de marca, usar una gama de autos, visitar lugares de moda, estar conectado por dispositivos electrónicos, adoptar líneas políticas, trabajar, tener pareja, hijos o mascotas, que vayan con lo establecido, etc.

Como si Babel se hubiera materializado en pleno siglo XXI, pero antes de que Yavé interviniera: el triunfo de la técnica, que apunta en una sola dirección, solo que…

El individualismo se enseñorea de todo; la idea de que el mundo progresa es irrefrenable; la distracción y el entretenimiento están por encima de todo. Es una especie de “sentido común” aceptado como natural, sin análisis ni crítica. (Talarn, 2007)

Por ese camino, las minorías étnicas, culturales, sociales, demográficas ven limitados sus territorios, expresiones, libertades, derechos, su accionar en el mundo.

Todo lo anterior no respeta fronteras, ni límites de ninguna índole: se da en países industrializados, de ingresos medios y de las periferias; aparece en regímenes con democracias, tanto como en ámbitos más autoritarios de todas las ideologías.

El mercado, al final, dicta todo lo que se debe pensar, sentir o actuar, para no ser expulsado a una periferia, a un gueto civil, social, penal o de pérdida de la identidad, con las libertades, perdidas.

Nada está fuera del alcance de la búsqueda de ganancias: se vende ropa, calzado, enseres domésticos, autos, casas, empresas; salud, esparcimiento, uso del tiempo libre; la libertad (por los secuestros y extorsiones); la libre empresa (por las fusiones de monopolios o cobro de piso); orientaciones políticas o posiciones empresariales; armas; drogas; órganos igual que trata de personas.

¿Se regresó a la torre de Babel, antes de la confusión de lenguas?

¿Cuántas culturas se perdieron en el camino?

¿Hay mas claridad o no?

Ramonet, I (1998). “El pensamiento único”, en: Le Monde Diplomatique (ed), en Pensamiento crítico vs pensamiento único, Madrid, Debate

Talarn, A. (2007) “Globalización y Salud mental”, Barcelona, Herder Editorial

Email:  jah@ucol.mx