La satisfacción por la vida

Otro de los efectos de la pandemia es el alto porcentaje de población que experimentó síntomas de ansiedad, con Puebla, Chiapas y Michoacán en la delantera (lo que significa más violencia y accidentes por servicios de salud mental públicos deficientes).

SOMOS NUESTRA MEMORIA

Boris González Ceja

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La calidad de vida no es lo mismo que la satisfacción por la vida, donde tenemos personas con poder o riqueza y son infelices, y personas en la pobreza felices de vivir; satisfacción y calidad de vida se relacionan con la salud mental como una de las piedras angulares del bienestar tanto personal como social.

La descomposición que se percibe en nuestro país, que se traduce en altos niveles de inseguridad y violencia, así como la cada vez más común ansiedad y depresión que padecen amplios sectores sociales tienen impacto, entre otros aspectos, en los niveles de bienestar y satisfacción con la vida que la población experimenta, que por supuesto, están también directamente relacionados con aspectos como los logros y la realización personal.

Hay que decirlo: la satisfacción por la vida no es la una elección personal como lo hacen ver los coaches, sino que tiene una estrecha relación con el contexto familiar, laboral y escolar en donde se mueven las personas; es cierto el meme que dice que antes de diagnosticarte de depresión revisa con qué tipo de personas te rodeas, y tu actitud con ellas.

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La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado 2021 mostró que, entre los síntomas de depresión, el aspecto que registró un mayor índice entre el rango del 0 al 10, tiene que ver con la población que “todo el tiempo o la mayoría del tiempo” no durmió bien, registró una calificación de 8.1; a tal indicador le siguió el de la población que consideró que “todo el tiempo o la mayoría del tiempo” sintió que todo lo que hacía era un esfuerzo, con un 7.7 dentro del rango antes mencionado.

Otro de los efectos de la pandemia es el alto porcentaje de población que experimentó síntomas de ansiedad, con Puebla, Chiapas y Michoacán en la delantera (lo que significa más violencia y accidentes por servicios de salud mental públicos deficientes).

Esta encuesta mostró que la vida familiar, la libertad para decidir, así como la vivienda son los aspectos que nos hacen sentir mejor; del otro lado de la moneda, se encuentran la seguridad ciudadana, los servicios públicos y el país, entre los indicadores que cuentan con bajo promedio de satisfacción. Los políticos sobresalen como el gran fracaso y su fomento a la desesperanza de hoy.

Cabe destacar que, de manera general, el 56.2 por ciento de los mexicanos se sienten satisfechos, dicho porcentaje equivale a una población de 47 millones 457 mil 378 de personas; el 32.1 por ciento moderadamente satisfechos, que son 27 millones 125 mil 388; se encuentran insatisfechos el 3 por ciento de la población, es decir, 2 millones 498 mil 100 personas; en tanto que el 8.7 por ciento, es decir, 7 millones 369 mil 70 personas se consideran poco satisfechas.

Casi el 20 por ciento de las mujeres mostraron síntomas de depresión; en el caso de los hombres, tal indicador se posicionó en un porcentaje de 10.7. De manera específica, mostraron sentimientos como si no pudieran quitarse la tristeza de encima, les costaba concentrarse en lo que estaban haciendo; se sintieron deprimidos; les parecía que todo lo que hacían era un esfuerzo; no durmieron bien, o se sintieron tristes.

Más de la mitad de las mujeres experimentaron síntomas de ansiedad, ya que el 56 por ciento de ellas se sintieron nerviosas, intranquilas, con los nervios de punta; no podían dejar de preocuparse, o no podían controlar su preocupación. En lo que respecta a la población masculina, el 44.7 por ciento registró sentimientos similares.

En esta encuesta se consideró la variable “satisfacción con la vida”, en la que la población objetivo calificó del 0 al 10 qué tan satisfechos se encuentran con su existir: Las mujeres registraron un 8.37, mientras que los hombres dijeron tener un 8.53.

Ante estos resultados, debo subrayar la importancia del autocuidado, el procurar nuestra salud mental a través del amor propio, de la realización de actividades que nos generen bienestar con la familia y los amigos, el compartir la vida con personas valiosas, el satisfacer las necesidades de afecto y reconocimiento, así como procurar una actitud positiva ante la vida, a pesar de que la realidad de los mediática nos diga lo contrario.

La población de nuestro país es cada vez más consciente de la importancia de cuidar la salud mental, toca a las autoridades y a los tomadores de decisiones analizar los datos en la materia, y diseñar, implementar y evaluar políticas públicas encaminadas a garantizar el bienestar mental de la ciudadanía, toda vez que la salud mental equivale a salud social.

Causas y azares…

Todo nuestro respaldo al reportero Javier Favela, a quien se le intenta coartar la libertad de expresión desde el poder público; nos solidarizamos con su empresa editorial que ha mostrado total apertura a los sentires sociales.

Hasta la proxima, buscando el misterioso y casi terrible sabor de la felicidad.

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