SOMOS NUESTRA MEMORIA |Psicología del engaño

Dice Zoé Robledo, director general del IMSS, que vamos a tener el sistema de salud más grande del mundo: no tenemos ni paracetamol en los centros de salud, lo que es engañarse a sí mismo y cobrar por eso.

Boris González Ceja

A muchas personas se les hace fácil la psicología, piensan que sólo es sentarse a hablar de los problemas como una forma de desahogo; algunos otros piensan que sólo es “escuchar”, como si el ser humano fuera un aparato que se vacía de palabras y asunto arreglado, pero no es tan sencillo.

PUBLICIDAD

En México (y en general en varios países de Latinoamérica) pululan charlatanes que engañan a las personas, haciéndose pasar por psicólogos que cobran hasta 5 mil pesos por 6 sesiones, siendo eso un abuso. Es el precio que puso la polémica Yosseline Hoffman (YosStop) a las “terapias” que ofreció a través de su página “yo soy balance”, y que generó un sinnúmero de reacciones en la red, debido a que la influencer aún no cuenta con cédula profesional que avale sus estudios, por lo que estaría impedida para llevar a cabo la atención clínica, so pena de usurpar funciones que no le corresponden.

Más allá de este nuevo escándalo, que puso en el debate la práctica psicológica, es muy importante saber que no todas las que se hacen llamar “terapias”, tienen que ver con disciplinas probadas científicamente, por lo que es cada vez más común que las personas sean engañadas por personas sin conocimientos que se dicen llamar coaches, facilitadores o entrenadores de vida.

Múltiples son los engaños que utilizan los farsantes de la psicología, pasando por coaching, esoterismo, sectas, etc., generando prácticas coercitivas con fines lucrativos que muchas veces se aplican en universidades; por ejemplo, contra alumnos que les obligan a ir con sus mismos maestros de la escuela para atender sus problemas psicológicos personales.

PUBLICIDAD

En psicología no se trata sólo de dar consejos, sino que se requieren de técnicas especializadas para determinar diversos problemas, por ejemplo, hacemos diagnósticos y evaluaciones periciales, tratamientos profundos de salud mental, seguimiento a los casos atendidos y programas de rehabilitación profesional de psicología, por lo que reducirlo a que los psicólogos damos simples opiniones personales, habla de la carencia con la que se piensa la complejidad humana con la que trabajamos.

Cada vez están más de moda las constelaciones familiares, las flores de Bach, coaching transpersonal, o la aromaterapia, que son terapias alternativas que no son aprobadas por la comunidad científica a pesar de los intereses personales de quien las defiende, y aunque cada vez tienen más seguidores, no existen bases científicas que lo sustenten, por lo que podrían ser clasificadas dentro del ámbito del esoterismo o la charlatanería.

Otras formas de abuso que hemos detectado es con médicos que se hacen pasar por expertos en temas de cognición, conductas y subjetividad; que medican a las personas con el único fin de engrosar sus bolsillos. Los excesos de los médicos van al grado de ser “psicoterapeutas” con posgrados patito en escuelas que venden cursos, sin tener las bases científicas que se requieren y que sólo una carrera de psicología con título y cédula puede dar. 

Decir que Cofepris regula esos temas es otra opinión ignorante, sobre todo porque las características de la atención psicológica poco tienen que ver con las prácticas sanitarias, por lo que, sin una regulación legislativa de Salud Mental, sólo se pide extralimitarse a las autoridades en la materia, generando más corrupción. Justo ahí radica la gravedad del tema, ya que hasta hoy, no existe ninguna autoridad que pueda regular la prestación del servicio de psicoterapia.

Como puede observarse, los vacíos legales que hay en el campo de la salud mental evidencian la pobreza de nuestros diputados y diputadas, que se dedican a tomarse fotos en vez de hacer leyes para detener a los delincuentes que lucran con la vida de las personas, sin importarles su responsabilidad legislativa para parar con esa forma de abuso que son los psicólogos influencers, patito o inventados, como quieran decirles.

En México no existe una Ley de Salud Mental, por lo que cualquier abusador puede ofertar coaching para “hacer que tomes la decisión que necesitas” a pesar del costo, no sólo monetario, sino de salud y hasta de vida, llevando a algunas personas al suicidio por la falta de atención profesional científica de psicología.

Causas y azares…

Dice Zoé Robledo, director general del IMSS, que vamos a tener el sistema de salud más grande del mundo: no tenemos ni paracetamol en los centros de salud, lo que es engañarse a sí mismo y cobrar por eso.

La desaparición forzada sigue aumentando en el país, con la falta de pericia de los gobiernos para erradicar ese mal, tanto locales como foráneos, mientras los delincuentes siguen reinando.

La próxima presidenta de México será Claudia Sheinbaum Pardo, y lo único que preocupa es que no tenga un plan de salud mental, sólo la misma cantaleta de los políticos de siempre, algo que a ellos y a sus incondicionales les sirve.

Hasta la próxima, que somos también el sueño de otra persona.

Facebook: boris.gonzalez.35