Los emergentes aguantan mejor

En general, para el mundo, el escenario que observa la OCDE es de crecimientos moderados y en otros más bajos y el de una inflación que seguirá siendo alta de manera dominante en la mayoría de los países.

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POR LA ESPIRAL

Claudia Luna Palencia

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De acuerdo con la OCDE, México logrará un crecimiento económico de 3.4 por ciento este año y de 2.5 por ciento en 2024 y de 2 por ciento al año siguiente. Es decir, que en 2024 el país azteca sería la sexta economía del mundo (de un total de siete) que podría experimentar un PIB superior al 2 por ciento como se muestra a continuación: India con 6.1 por ciento; Indonesia, 5.2 por ciento; China 4.7 por ciento; Arabia Saudita de 3 por ciento; Turquía de 2.9 por ciento; México de 2.5 por ciento y Corea, un 2.3 por ciento.

Según Aída Caldera, experta del Departamento de Economía de la OCDE, Los emergentes tienen buenas noticias gracias a que están bajando los precios de la energía, sus crecimientos pueden ser moderados, pero están sosteniéndose y la inflación empieza a controlarse.

En general, para el mundo, el escenario que observa la OCDE es de crecimientos moderados y en otros más bajos y el de una inflación que seguirá siendo alta de manera dominante en la mayoría de los países.

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Precisamente Caldera opina que: “El crecimiento que vemos en los próximos dos años para la economía mundial es básicamente plano alrededor del 3 por ciento eso lo que quiere decir en términos históricos está por debajo de los crecimientos históricos que vimos en la década antes de la COVID-19. Los países de la OCDE van a tener un crecimiento bajo y cuando miramos a los emergentes, vemos buenas noticias”.

De la inflación, todo dependerá de los precios de los energéticos y como en este momento están cayendo aunado a las políticas monetaria restrictivas implementadas por los bancos centrales, el escenario a mediano plazo es de volver a inflaciones bajas.

Para la OCDE, con sede en París, las economías de mercados emergentes son: Brasil, Bulgaria, Chile, China, Colombia, Costa Rica, India, Indonesia, México, Perú, Rumania, Arabia Saudita y Sudáfrica

La política monetaria sigue siendo restrictiva en la mayoría de las economías de mercados emergentes y la inflación subyacente a menudo sigue estando muy por encima de los objetivos de los bancos centrales.

 Sin embargo, el impacto del endurecimiento de la política monetaria en la inflación está apareciendo a un ritmo variable entre los países. En algunas economías en las que el endurecimiento significativo de las políticas comenzó en una etapa relativamente temprana, como Brasil y Chile, los bancos centrales han comenzado a reducir las tasas de política monetaria a medida que disminuye la inflación.

En otros, como India, México y Sudáfrica, los tipos de interés oficiales permanecen sin cambios y la inflación se mantiene contenida, pero no disminuye rápidamente. Por el contrario, ante las elevadas presiones inflacionarias o de depreciación de la moneda, Argentina, Indonesia, Rusia y Turquía han aumentado los tipos de interés oficiales.

En la mayoría de las economías de mercados emergentes, el margen de maniobra de la política monetaria sigue estando limitado por las condiciones financieras mundiales restrictivas y la necesidad de mantener ancladas las expectativas de inflación y se necesitan tasas de interés reales positivas para ayudar a moderar la inflación.

Por lo tanto, en muchos países, se prevé que las tasas de política monetaria disminuirán en 2024 y en particular, en América Latina, se proyecta que sea Brasil el que lidere esta moderación.

Por su parte, el organismo internacional proyecta que México bajará sus tasas a partir del segundo semestre de 2024, cuando la inflación general, como la subyacente, reducirán por debajo del 4 por ciento.

A la OCDE le preocupa los altísimos niveles de deuda pública a nivel mundial. Quizá sea la nueva crisis que reventará en el corto plazo y tiene que ver con los elevados niveles de sobreendeudamiento no solo en los países de bajos ingresos también en el G7.

Los economistas del organismo internacional explican que en ausencia de ajustes compensatorios en la composición del gasto o en el nivel de ingresos, la deuda pública aumentará.

En todos los países incluido el G7 de cara a 2040 son necesarios cambios en las políticas para prevenir riesgos considerables para la sostenibilidad fiscal a largo plazo en muchos países, teniendo en cuenta que no existen umbrales específicos para ningún indicador fiscal; sea de deuda pública o saldo fiscal.

En conjunto, estas proyecciones ilustrativas prevén un aumento de la deuda pública neta de alrededor de 70 puntos porcentuales del PIB para 2040 en el promedio de los países del G7. Desde luego esto es una alerta.

Una economía condicionada por la geopolítica

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es clara al respecto, en la presentación de su más reciente informe Perspectivas Económicas de la OCDE en el que prácticamente actualiza su visión analítica en la prospectiva de los dos años por venir.

El texto señala que la economía mundial sigue enfrentándose a los desafíos de la inflación y las bajas perspectivas de crecimiento. El crecimiento del PIB ha sido más fuerte de lo esperado en lo que va de 2023, pero ahora se está moderando debido al endurecimiento de las condiciones financieras, el débil crecimiento del comercio y la menor confianza de las empresas y los consumidores.

Los riesgos para las perspectivas a corto plazo siguen inclinados a la baja e incluyen el aumento de las tensiones geopolíticas, por ejemplo, debido a la evolución del conflicto tras los ataques terroristas de Hamas contra Israel; y un impacto mayor de lo esperado del endurecimiento de la política monetaria. Por el lado positivo, el crecimiento también podría ser más fuerte si los hogares gastan más del exceso.

El informe que en París fue presentado por Mathias Cormann y Clare Lombardelli, economista jefe del organismo, estima un PIB mundial de 2.9 por ciento para 2023 y de 2.7 por ciento, para el próximo año y si la inflación se controla a la baja ya en 2025, podría retomarse un PIB superior al 3 por ciento.

Para la inflación, la perspectiva es alentadora fruto del esfuerzo de los bancos centrales, en casi todos los países, de subir las tasas de interés y aplicar una política monetaria restrictiva a fin de enfriar el consumo.

“En ausencia de nuevas perturbaciones importantes en los precios de los alimentos y la energía, se espera que la inflación general proyectada vuelva a niveles compatibles con los objetivos de los bancos centrales en la mayoría de las principales economías para fines de 2025. La inflación general anual estimada por la OCDE disminuirá gradualmente hasta el 5.2 por ciento y el 3.8 por ciento en 2024 y 2025, respectivamente, desde el 7.0 por ciento de 2023”, aventuró Cormann.

A su vez en Madrid, una delegación de la OCDE, encabezada por Luiz de Mello, director de la Subdivisión de Estudios Políticos del Departamento de Economía de la OCDE, se reunió en la Casa de América para presentar el informe en español ante embajadores, ejecutivos del ministerio de Exteriores y también de Economía de España y otros funcionarios.

En medio de la creciente adversidad primero, por la guerra comercial entre Estados Unidos y China que precedió a la irrupción de la pandemia en 2019; luego, derivada de la invasión rusa de Ucrania, los países cuyas economías están mostrando una mayor resiliencia y fortaleza para seguir creciendo son las economías emergentes.

Por ejemplo, en 2023, la Zona Euro tiene estimado un PIB de 0.6 por ciento y para 2024, de 0.9 por ciento y en 2025, de 1.5; recientemente, Alemania que es la locomotora económica de la eurozona reportó una caída de 0.1 por ciento en el tercer trimestre y se espera que en 2024 tenga un PIB de 0.6 por ciento, Francia lograría el próximo año un crecimiento del 0.8 por ciento e Italia y Reino Unido, cada uno, con PIB de 0.7 por ciento.

De hecho, la OCDE en este informe ha revisado a la baja el crecimiento económico de la zona euro y la Unión Europea (UE) e incluso también han alterado el pronóstico para España que venía comportándose con cierta estabilidad. Así su PIB esperado para 2023, sería de 2.4 por ciento y de 1.4 por ciento para 2024.

Tampoco, Estados Unidos observa una mejor perspectiva: este año cerrará con un PIB de 2.4 por ciento, pero bajará a 1.5 por ciento el próximo año y seguirá siendo bajo en 2025, con un PIB de 1.7 por ciento. Canadá es otro país por la misma senda: un PIB esperado en 2024 de 0.8 por ciento y de 1.9 por ciento en 2025.

A colación

En contraste, México según la OCDE, lograría un crecimiento económico de 3.4 por ciento este año y de 2.5 por ciento en 2024 y de 2 por ciento al año siguiente. Es decir, que el próximo año el país azteca sería la sexta economía del mundo (de un total de siete) que podría experimentar un PIB superior al 2 por ciento como se muestra a continuación: India con 6.1 por ciento; Indonesia, 5.2 por ciento; China 4.7 por ciento; Arabia Saudita de 3 por ciento; Turquía de 2.9 por ciento; México de 2.5 por ciento y Corea, un 2.3 por ciento.

“Los emergentes tienen buenas noticias gracias a que están bajando los precios de la energía, sus crecimientos pueden ser moderados, pero están sosteniéndose y la inflación empieza a controlarse”, añadió Aída Caldera, experta del Departamento de Economía de la OCDE.

Caldera puntualizó que en general para el mundo el escenario que observa la OCDE es de crecimientos moderados y en otros más bajos y el de una inflación que seguirá siendo alta de manera dominante en la mayoría de los países.

Lo más preocupante es que el PIB mundial se avizora bajo por lo menos para los próximos dos años sobre del 3 por ciento esto implica que seguiremos por debajo de la generación de riqueza respecto de la década previa a la aparición de la pandemia. Esta gran urgencia sanitaria mundial que hemos vivido nos ha robado algo más que la salud: ha destruido mucho empleo y a muchas empresas… y ahora las tensiones geopolíticas darán la puntilla.

@claudialunapale