POR LA ESPIRAL | La UE calibra que Biden perderá las intermedias

Sin duda es un tema que pesa mucho electoralmente. Hace unas semanas, la cadena NBC News dio a conocer una encuesta acerca de la popularidad de Biden que contó con un 51% de aprobación por su trabajo.

Foto: twitter

CLAUDIA LUNA PALENCIA

En Europa, los analistas dan por hecho que Joe Biden y su partido demócrata, sufrirán un varapalo que todavía no saben bien calibrar –si será muy amplio o por estrecho margen– pero que sin duda lo llevará a perder el control de la Cámara de Representantes y del Senado. Léase: perderá la capacidad de gestionar su agenda de gobierno por los dos años que le restan en la Casa Blanca.

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A estas elecciones intermedias, del próximo 8 de noviembre, llega una sociedad profundamente polarizada como viene siendo el sino de los tiempos prueba de la profunda crisis que atraviesa el sistema político liberal que por momentos resquebraja tanto, que parece el preludio, de la muerte de la democracia. Saturno devorando a su hijo.

No solo es Estados Unidos, lo vemos también en Italia, Reino Unido e Israel recientemente: se ha perdido la transversalidad del centro, porque la gente no se siente representada ni en sus ideas, ni en sus necesidades, ni en sus preocupaciones. Lo que ha provocado que proliferen los extremos que han dado el poder a las minorías.

Biden encara las elecciones de midterm con varios frentes abiertos y preocupaciones en ciernes: la crisis económica derivada de la invasión de las tropas rusas a Ucrania, las sanciones impuestas y el shock en las materias primas como sucede con los petroprecios; la lucha interna en la sociedad por el tema del aborto; y la avalancha de inmigrantes ilegales más el tema de la inseguridad y el control de las armas. La guerra le ha dado estos meses a Biden una cortina de humo, las urnas lo devolverán a los problemas que realmente inquietan al norteamericano promedio.

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En el Senado hay 100 asientos, 50 están ocupados por demócratas y 50 por republicanos; mientras que en la Cámara de Representantes (435 legisladores) la mayoría está en manos del Partido Demócrata con 221 asientos y del Partido Republicano son 212 escaños y el resto están vacantes.

Hay mucho en el terreno, sobre todo la gobernabilidad.  Con un solo escaño más republicano en el Senado, el mandatario demócrata verá truncada su agenda legislativa, sobre todo la que refiere al tema migratorio que la Casa Blanca pretende abordar una vez pasadas dichas elecciones intermedias.  Todo está en juego fundamentalmente las promesas de Biden.

En 2020, en campaña para las presidenciales, entonces Biden aseguró que resolvería el problema de la inmigración. Más allá de la postura de su vicepresidenta, Kamala Harris, que insiste en repetir por todos sitios “don´t come”; la realidad es que una vuelta de los republicanos primero recuperando el Senado y luego la Presidencia traerá consigo el recrudecimiento de las leyes migratorias.

Ya es difícil lograr un estatutos legal en Estados Unidos. De acuerdo con Pew Research, en 2019 un total de 710 mil personas recibieron su residencia permanente y en 2021, se admitieron solo a 11 mil 411 refugiados es la cifra más baja desde que entró en vigor la Ley del Refugiado de 1980. Los motivos para ser admitidos son: un 69% por reagrupación familiar; otro 4% por el programa Visa; 8% por ser refugiados; un 14% por un contrato laboral y un 6% por otros motivos.           

Cuando Biden llegó a la Casa Blanca mandó al Congreso un proyecto de ley integral para reformar el sistema de inmigración y desde entonces, no se ha movido sigue estancado a pesar de tener a favor la Cámara de Representantes y al Senado.

Sin duda es un tema que pesa mucho electoralmente. Hace unas semanas, la cadena NBC News dio a conocer una encuesta acerca de la popularidad de Biden que contó con un 51% de aprobación por su trabajo.

Las propias encuestas recuerdan que los votantes latinos prefieren a los republicanos sobre los demócratas cuando se trata de delincuencia, economía y seguridad fronteriza. Y ahora hay una crisis económica.

A colación

El entorno político actual que rodea la inmigración y la seguridad fronteriza en los Estados Unidos no tiene precedentes en los tiempos modernos. Como resultado, tanto los republicanos como los demócratas, están confrontados con el tema y unos a otros se boicotean.  Biden al asumir el cargo liberalizó las políticas fronterizas y de inmigración; evitó la deportación de las personas que llegaron siendo niños ilegales a Estados Unidos; frenó la construcción del muro, pero arreció las detenciones fronterizas.

Se espera que los próximos meses haya cambios en las políticas migratorias estadounidenses, todo dependerá del resultado electoral. Ya en mayo pasado, un grupo de lobbies conservadores pidió al Congreso cerrar las lagunas en las leyes migratorias, fortalecer al sistema de inmigración y modificar el proceso de asilo.

El plan de Biden para ofrecer estatus legal a aproximadamente 11 millones de personas indocumentadas en su país es una propuesta que no logró obtener suficiente apoyo bipartidista para convertirse en ley.

En diciembre de 2021, en medio de un número récord de encuentros con migrantes en la frontera entre ambos países, Biden restableció una política del gobierno de Trump que exige que quienes lleguen a la frontera entre Estados Unidos y México y busquen asilo esperen en México mientras se procesan sus solicitudes. Biden había cancelado anteriormente los Protocolos de Protección Migratoria o la política permanecer en México, pero meses después la activó de nuevo debido a una petición de la Corte Suprema tras las demandas de Texas.

La preocupación por contener los flujos migratorios es a ambos lados de la frontera. Biden quiere una nueva ley migratoria y México, contener las llegadas mediante la militarización de la frontera que comparte con Guatemala y Belice.

@claudialunapale