POR LA ESPIRAL Claudia Luna Palencia Pedro Sánchez ha sumido a España en la deriva populista jugando con el presente y el futuro político del país ibérico, luego de anunciar en una carta escrita el 24 de abril que se tomaría un impasse de cinco días para reflexionar acerca de su continuidad como presidente del gobierno. No le ha gustado que se abra una investigación contra su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias. La España de blanco y negro está atrapada en un clima de polarización ciudadana y crispación política; ha vuelto al discurso guerracivilista de rojos contra personas derechas y entre buenos y malos. A esa maquinaria de odio ha contribuido el presidente Sánchez que a través de dividir a la sociedad se ensalza como el mejor gobierno progresista al que la ultraderecha no deja avanzar. Todos los que no piensan como él son fascistas. También están las decisiones polémicas como la formulación de la Ley de Amnistía que podría quedar aprobada durante el mes de mayo y permitirá la salida de los presos políticos de las cárceles y hasta los señalados por los delitos de odio. El retorno de Carles Puigdemont es otro de los temas álgidos, el expresidente del Govern de Cataluña, no solo espera retornar a España, sino que recientemente la Sala Segunda del Tribunal Constitucional ha avalado que Puigdemont, todavía prófugo de la justicia como es hasta el momento su situación jurídica, pueda presentarse a las elecciones catalanas. Amenaza con volver al poder y realizar otro referendo para conseguir la independencia de Cataluña. A Sánchez, la oposición lo trata de traidor. De traicionar a España para entregarla a los independentistas no solo catalanes, sino también vascos, que no piensan quedarse atrás. En medio de este escenario, ¿qué opciones tiene España enfrente? Si dimite, una persona de su gobierno podría ocupar su cargo. En este caso podría ser, María de Jesús Montero, vicepresidenta segunda y actual ministra de Hacienda, ella sería la primera mujer presidenta de España. También podría convocar elecciones, pero habría que hacerlo después del 29 de mayo para esperar a que pase un año desde el período en que fueron convocadas en 2023. Y, podría Sánchez volver a presentarse a las elecciones, aunque resulte paradójico. Otra posibilidad es convocar una cuestión de confianza en el Congreso: el presidente Sánchez presentaría un discurso para evaluar con cuántos apoyos sigue contando entre los legisladores y si en la votación obtiene la mayoría simple eso significa su continuidad. Si renuncia, hay que tener en cuenta que la estructura gubernamental de España está diseñada de forma que el gobierno debe tener una continuidad. Si Sánchez dimite, hay un proceso claro: el artículo 101 de la Constitución señala que "el gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su presidente". Si Sánchez finalmente dimite, el gobierno cesa y continuaría en funciones hasta la toma de posesión de un nuevo Ejecutivo. El rey sería quien proponga un candidato a la presidencia del gobierno; esto último quiere decir que el nuevo candidato debe someterse a una sesión de investidura, deberá tener una mayoría absoluta en la primera votación o una mayoría simple en una segunda votación que se celebraría 48 horas después. Si el candidato no es investido, aquí empezaría un plazo de dos meses para proponer nuevos candidatos. Si no pasa, el rey Felipe VI deberá disolver ambas cámaras y convocar nuevas elecciones generales. A colación ¿Va a quedarse Sánchez o se irá finalmente del gobierno? Hay una división de opiniones aquí en España mientras las tertulias hablan día y noche de la nueva crisis política provocada por el inquilino de la Moncloa. Quedarse después de encender el infierno será más difícil la gobernabilidad, que ya venía siendo complicada. Sánchez que es un oportunista quizá vea en irse del poder la posibilidad de convertirse en presidente del Consejo Europeo. El próximo junio habrá elecciones en el Parlamento Europeo y se renovará el órgano de gobierno de la Comisión Europea y en julio, Charles Michel, dejará la presidencia del Consejo Europeo. En las últimas semanas se han barajado los nombres de Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos o el de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, para suceder a Michel. Aunque Sánchez tampoco está descartado. @claudialunapale