COLECTIVO CIUDAD |Olas de calor en la ciudad

En el primer caso, las aguas superficiales del mar se calientan frente a las costas de Ecuador y Perú y se registran pocas probabilidades de lluvia en la región, pero abundantes cantidades de lluvia en otras regiones

Rafael de Jesús Huacuz Elías

De todos es sabido que la temperatura del planeta sufre variaciones extremas por efectos adversos del cambio climático, mientras en regiones septentrionales como es el norte de América las temperaturas a la baja rompen records año tras año, congelando prácticamente todo el país, al mismo tiempo los trópicos se calientan y países como México, sufren los embates de fenómenos atmosféricos conocidos como: “el niño” y “la niña”.

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En el primer caso, las aguas superficiales del mar se calientan frente a las costas de Ecuador y Perú y se registran pocas probabilidades de lluvia en la región, pero abundantes cantidades de lluvia en otras regiones --como las inundaciones que registro Europa central en el 2022--, en el caso de México la Niña genera sequía y da paso a la temporada de estiaje, es decir, a una disminución del agua de lluvia y por tanto, menor flujo de agua en ríos, lagos y lagunas que llegan a estar prácticamente secos, tanto “el niño” como “la niña” son fenómenos meteorológicos cíclicos de entre dos y siete años que en la actualidad se presentan con mayor recurrencia y calamidad, en síntesis lluvias extremas pueden ocurrir por “el niño” y sequías extremas por “la niña”, en lugares normalmente áridos se producen lluvias abundantes y por el contrario, en lugares generalmente húmedos se originan prolongadas sequías.

En el caso de “la niña 2023” en nuestro país lo podemos resentir con lo que le ocurre al lago de Cuitzeo, el cual empieza a secarse y ya está generado tolvaneras que afectan a las poblaciones aledañas, o también podemos ver una combinación de sequía y calor que produce incendios salidos de control en pastizales y milpas, lo que afecta principalmente a las zonas urbanas aledañas, esta temporada de calor augura una situación un tanto difícil en el tema de los incendios forestales.

El fin del invierno está próximo y ante la llegada de la primavera la temperatura de nuestras ciudades se ha incrementado considerablemente generando un efecto conocido como “ola de calor” en donde la temperatura supera los 32 grados Celsius y genera un efecto multiplicador por la falta de vegetación y arbolados en la ciudad; aunado a lo anterior, los pavimentos de la ciudad, la gran cantidad de combustibles fósiles que consumen los automóviles y trasporte público así como un sistema de alta presión con poco viento hace que la temperatura promedio se incremente por un periodo prolongado con consecuencias adversas a la población.

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Olas de calor que se han registrado en zonas urbanas de años recientes nos mostraron cifras alarmantes de muertos, por ejemplo, en el año 2022 en Francia e el Reino Unido su termómetro alcanzó una cifra record de 43 grados Celsius lo cual produjo que a la población de adultos mayores y niños no lograran reducir este duro golpe generando cientos de muertos, las olas de calor pueden causar “hipertermia” es decir, un aumento significativo de la temperatura corporal por encima de los 40 grados Celsius, en donde las células corporales dejan de realizar sus funciones normales y el cuerpo entra en shocks con episodios prolongados de deshidratación y en poco tiempo la muerte.

En otros casos las olas de calor podrían generar enfermedades prolongadas como son: dolor agudo de cabeza, hipertensión, cáncer de piel, y enfermedades gastrointestinales por la falta de agua y por tanto de higiene para preparar o consumir alimentos, hay que recordar que ya se inician los recortes sistemáticos de agua potable en diversas colonias de Morelia y que en las calles se incrementan las tolvaneras lo que ocasiona conjuntivitis y el aumento de enfermedades respiratorias.

Nuestras ciudades mantienen una inercia de política pública a favor del automóvil particular y la motorización, lo cual incrementa la temperatura de la ciudad por aumentar quema de combustibles fósiles por el abuso que hacemos de las gasolinas, así como el aumento de la superficie de rodamiento vial sin contemplar zonas de amortiguamiento verde o incrementar los espacios arbolados. Bajo estas condiciones la temperatura de las ciudades sube significativamente, por ejemplo, se sabe que una vivienda con jardín y arbolados su temperatura es entre 2 a 3 grados menor que una vivienda sin este tipo de equipamiento verde.

Finalmente, las recomendaciones serían utilizar impermeabilizantes blancos en techos y techumbres de las viviendas, incrementar la superficie áreas verdes por habitante de la ciudad, forestar o reforestar andadores y vialidades primarias en la ciudad, así como reducir nuestra demanda en el uso del auto particular, cambiemos por convencimiento y no por padecimiento como decía un buen ecologista urbano.