El gran reto urbano para Morelia

Las autoridades municipales, deberán poner en práctica sus habilidades de concertación para lograr acuerdos que permitan establecer objetivos a mediano y largo plazo que antepongan una visión metropolitana, al interés municipal.

Salvador García Espinosa

Siempre la oportunidad de comenzar algo, brinda la oportunidad de marcar un alto en el camino, evaluar tendencias, rectificar acciones y mejorar estrategias. En este marco la próxima Administración Municipal de Morelia deberá enfrentar la realidad metropolitana de la ciudad, pues para todos es evidente que la dinámica urbana de la ciudad capital se extiende a los ámbitos territoriales de los municipios vecinos como Tarímbaro, Charo y Álvaro Obregón.

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Hoy las autoridades municipales, deberán poner en práctica sus habilidades de concertación para lograr acuerdos que permitan establecer objetivos a mediano y largo plazo que antepongan una visión metropolitana, al interés municipal. Dicha situación no es exclusiva de Michoacán, por el contrario, resulta ser una de las complejidades más comunes de la realidad urbana de México. Tan solo en el año 2015 se registraron 74 zonas metropolitanas que comprendían 417 municipios en las 32 entidades federativas, 16 estaban constituidas únicamente por un municipio, mientras que 58 están formadas de dos o más municipios y 7 trascienden los límites de la entidad federativa a la que pertenecen. En la actualidad 6 de cada 10 mexicanos habita en una zona metropolitana. 

Una de las herramientas que, ahora se tendrá que poner en práctica y en donde Morelia tiene todas las condiciones para ser líder, es la última modificación a la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, realizada en noviembre del año pasado, donde se contemplan tres tipos de Institutos de Planeación: los del ámbito Municipal, para los municipios con cien mil habitantes o más. Los denominados de carácter Multimunicipal, que corresponde a una asociación de varios municipios con población menor a cien mil habitantes y el Metropolitano, que corresponde a los municipios que conforman una zona metropolitana. 

La Ley, señala que cuando uno o más centros urbanos situados en territorios municipales o demarcaciones territoriales distintas se planearán y regularán de manera conjunta y coordinada el desarrollo, deberá contar con un instituto metropolitano de planeación, integrado y operado por miembros de cada municipio que constituye dicha zona metropolitana. 

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Lo anterior, no deja margen a que sea opcional la conformación de un Instituto Metropolitano de Planeación, pues en esta sintonía, en el Artículo 33, se hace énfasis en la figura del Instituto Metropolitano, al señalar que “...Las zonas metropolitanas o conurbaciones ubicadas en el territorio de uno o más municipios...Los gobiernos federal, estatales y municipales planearán de manera conjunta y coordinada su desarrollo, con la creación y operación de un instituto metropolitano de planeación y la participación efectiva de la sociedad…”

El gran reto consistirá, no sólo en demostrar, la capacidad necesaria para articular la coincidencia de intereses por parte de los municipios que conforman la Zona Metropolitana de Morelia; sino para para planear y actuar más allá de la esfera municipal y conformar un organismo con la suficiente solidez y autonomía que permita mantener un rumbo en materia de planeación urbana a mediano y largo plazo. Esto sólo será posible si se garantiza que sus reglas de operación, NO se modifiquen a discreción con cada cambio de administración municipal, como viene aconteciendo con el IMPLAN de Morelia. Otro aspecto fundamental para conferirle solidez necesaria, será la participación ciudadana, así como la transparencia de la información y sus procesos correspondientes.

Consolidar un actuar institucional a mediano y largo plazo, tendría como finalidad otorgar la certeza necesaria para captar inversiones públicas y privadas en proyectos de impacto metropolitano que propicien una mayor competitividad urbana, siempre teniendo como objetivo principal que dichas inversiones contribuyan a elevar la calidad de vida de los habitantes de estas zonas metropolitanas.