SOMOS NUESTRA MEMORIA|Matar al mensajero

Matar al mensajero es una metáfora que se usa para culpar a una persona que trae malas noticias. Anteriormente, los mensajes eran enviados por un emisario humano, pero con la modernidad aparecemos en redes sociales, en medios de comunicación o en las oficinas de funcionarios a quienes les somos incomodos.

Boris González Ceja

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La clásica idea que se tiene de los psicólogos es que se la pasan encerrados en un consultorio, en la privacidad, casi en lo clandestino, que no hablan y que están en el lado místico.

Sin embargo, la historia de los psicólogos es más amplia y tiene distintas aristas. En México existen psicólogos que trabajan en las calles todos los días en la defensa de los derechos humanos, con acompañamiento psicosocial para la defensa de derechos humanos, por ejemplo. Ponen en riesgo su vida para lograr que la impunidad no sea la realidad del país.

En México existe un Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que es la instancia federal, adscrita a la Secretaría de Gobernación, que tiene la misión de proteger a personas defensoras de derechos humanos y periodistas que sufren agresiones con motivo de su labor, siendo en el gobierno actual una oficina omisa, opaca y reiterativa.

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Como asociación de psicólogas que se encuentran con medidas de protección como defensoras de derechos humanos y periodistas, por el trabajo que realizamos para atender casos de delitos y violaciones graves de derechos humanos en el país, podemos dar nuestro testimonio sobre el funcionamiento del mecanismo.

El mecanismo es una oficina omisa en sus funciones, ya que desde que asumió el actual presidente de la república, no hemos tenido revisión ni seguimiento de las medidas de seguridad, lo que habla del desinterés de su titular para conocer sobre los problemas que tenemos, poniendo en riesgo múltiples veces nuestras vidas, estando a disposición de los delincuentes.

En una ocasión le propusimos a la exsecretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero llevar las medidas de seguridad más allá de pagarle a la empresa que subsidia sus botones de emergencia, dejar de limitarse con medidas físicas y brindar políticas publicas integrales con medidas de autocuidado de salud mental para los beneficiarios, pero fuimos ignorados. El autocuidado ni siquiera lo entendieron. 

El mecanismo es opaco, es más un negocio de una empresa con funcionarios desinteresados en la seguridad de los defensores (RCU es la única empresa en México que brinda el servicio millonario, saque Usted sus conclusiones).

Son arbitrarios con medidas ya implementadas con nosotros, aplicándolas como les conviene y después las niegan, por ejemplo, con acompañamientos en zonas violentas del país, generando desajustes en la seguridad cotidiana de nosotros que viajamos entre diversos Estados del país, haciendo que nosotros mismos cubramos gastos de seguridad a cargo de ellos, no solo en comunicaciones, también en electricidad e internet de sus cámaras, beneficiando solo a los funcionarios del gobierno federal y a su empresa contratista.

Desgraciadamente el mecanismo es reiterativo, ya que la misma empresa que subroga servicios para SEGOB desde Peña Nieto se quedó con López Obrador, cambió botones de seguridad del gobierno anterior, que funcionaban de manera regular, por botones chinos de pésima calidad en la actual administración, poniendo aún más en riesgo la seguridad de los beneficiarios. Sin considerar el negociazo que hace la empresa con los funcionarios de Segob, los botones no cumplen con su función, pues desde la carga de batería no tiene funcionalidad, algo que no le deseamos a nadie que se encuentre en riesgo.

Matar al mensajero es una metáfora que se usa para culpar a una persona que trae malas noticias. Anteriormente, los mensajes eran enviados por un emisario humano, pero con la modernidad aparecemos en redes sociales, en medios de comunicación o en las oficinas de funcionarios a quienes les somos incomodos.

Diversos ataques hemos sufrido como psicólogos, desde difamaciones hasta amenazas, pasando por ataques a nuestros sistemas tecnológicos, robos, daños en nuestras cosas, entre otras. Pero les decimos a los delincuentes y a los funcionarios omisos: esta tierra es nuestra y la tierra es de quien la trabaja, no les vamos a ceder espacio a bandas delincuenciales ni a funcionarios que solo sirven para robar y engañar a la población.

Causas y azares…

La elección presidencial en México ya está en marcha y hay sólo de dos sopas, al menos el análisis del discurso y lo que le dejan a la gente nos dice eso: Sheinbaum o Ebrard. Lo demás solo será ajustes entre pandillas para agarrar hueso.  

Si realizamos una revisión sobre el gasto en salud mental podremos llevarnos sorpresas. La corrupción generada desde el gobierno toca los temas de licitaciones con empresas fantasma, intereses personales y convocatorias amañadas, inflando precios para construir Centros de Salud que cuestan menos del 60  por ciento de lo declarado.

Me comparten mis colegas psicólogas eventuales del Gobierno del Estado que las promesas de los políticos fueron eso, y siguen precarizadas.

Hasta la próxima, que la peor desdicha es que lo derrote a uno la gente despreciable.

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