A un año

Y el caso de Jessica aún va para largo.

La Voz de Michoacán

El sabor de injusticia que traga a diario la familia de Jessica González Villaseñor desde que fue asesinada nada lo quitará, aún y cuando el imputado sea condenado a la máxima pena que solicitan de 50 años de prisión. La vida de su hija y hermana ya nadie la devolverá. Ella fue asesinada, y aún las razones que motivaron a su victimario a ciencia cierta nadie las conoce, y quizá ni las conocerán. El juicio aún va para largo. 

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Quizá para cualquier persona ajena a la familia decir que tomen paciencia pueda ser fácil, sin embargo, sus padres y hermanos resienten su ausencia y eso absolutamente nadie lo sanará, quizá sólo el tiempo y un poco la justicia. Saben que ella perdió la vida de manera cruel, sufrió, y peor aún, nunca volverá con ellos. La justicia puede ser subjetiva para cualquiera, y más para los deudos de la profesora, pues nada reparará la pérdida.

El caso está suspendido debido a que fueron solicitados recursos de apelación por la defensa del imputado. Esto está en la cancha del Poder Judicial de la Federación. Él está en su derecho de recurrir a lo que la ley marca y nadie se los puede negar. Ha transcurrido un año desde que murió Jessica, y cada día que pasa alarga esta agonía de tranquilidad que reclaman, pues quizá sólo de esa manera sentirán que su hija descansará en paz.

La Fiscalía es la principal interesada en resolver este caso, pues más allá de que sea su obligación, lo mediático de este caso le mete presión a las labores que realizan todos los elementos que participan ante los tribunales. El Poder Judicial del estado tiene en su cancha la resolución de este caso, partiendo de los medios de prueba que ya se presentaron, para que después se tome la decisión. La tarea no es nada sencilla. Jessica representa una causa.

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Quizá antes y después de Jessica más feminicidios han ocurrido, pero ninguno con la cobertura que ha tenido este caso. La sociedad está sensibilizada y pendiente del futuro de este caso. Pero esto no se resolverá con señalamientos mediáticos, sino con pruebas que sustenten las acusaciones que permitan que el juez tome la mejor decisión, echando abajo todo tipo de cuadratura que pueda existir en la impartición de justicia, y analizando todo lo que exista sobre la mesa.

El caso de Jessica sin duda alguna representa un enorme reto para las instituciones de procuración de justicia, así como para los impartidores de la misma. Aún va para largo.