EDITORIAL | No al gandallismo

Hay un programa de vacunación plenamente definido que pondera a los grupos vulnerables. Nadie se puede “brincar” esa regla

La Voz de Michoacán

Después de un largo peregrinar, por fin han comenzado a aplicar las primeras vacunas contra la COVID-19 en Michoacán. Médicos y enfermeras que atienden a pacientes en hospitales públicos y privados son los primeros beneficiados. Hasta los lugares más recónditos llegará ese biológico que podría significar el inicio del fin de esa tragedia que ha dejado miles de muertes y enfermos durante poco más de un año.

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Hay un programa de vacunación plenamente definido que pondera a los grupos vulnerables. Nadie se puede “brincar” esa regla, y como mecanismo para garantizar que así será, se han formado grupos interinstitucionales que apoyarán a quienes se encuentran en los centros de vacunación. Es probable que haya quienes intenten “pasarse de listos”, como ya ocurrió en otros estados del país. No es momento de gandallismo.

Las autoridades tienen la responsabilidad de acercar la vacuna a quienes están frente al virus, jugándosela a diario salvando vidas. Es por ello que como sociedad debemos colaborar con las instancias de gobierno para que se cumpla a cabalidad ese programa, que permitirá proteger a quienes son considerados vulnerables ante la letalidad del coronavirus. El programa contempla a todos los grupos y sectores de la población.

Por fortuna, vivimos en una sociedad más fiscalizadora que ayudará a que las cosas fluyan de manera más tersa, repudiando cualquier abuso de autoridad. Y no es para menos frente a casi 36 mil casos positivos de COVID-19 y 3 mil defunciones que ya se han registrado; es posible que a estas alturas y con esos efectos ya hayamos comprendido las dimensiones de esta pandemia que sigue creciendo, y que tendrá freno hasta alcanzar la inmunidad.

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No hay que echar campanas al vuelo. No es momento de celebrar nada. La vacuna es el primer paso. Para conseguir la cobertura total hace falta mucho tiempo, y de ninguna manera se deben relajar las medidas, menos ahora que estamos frente a uno de los picos más significativos de la pandemia y que pueden desbordar el sistema hospitalario, mismo que pende de un hilo. La normalidad a la que nos acostumbramos, aún no regresa.