Morena

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Poco más de cuatro años le tomó a Morena pintar de guinda la geografía mexicana. Con el virtual triunfo en cuatro de las seis gubernaturas en disputa este fin de semana, queda claro que el presidente López Obrador y su partido –con todo y los constantes tropiezos de su dirigente nacional- traen el pulso ciudadano. También está en evidencia que hacen falta más que una serie de malos resultados evidentes para que la actual administración federal y sus aliados estatales pierdan la confianza. Pues por encima de este tema de efectos e indicadores, la afrenta del PRI y el PAN, a quienes el pensamiento común asocia con corrupción y decadencia, sigue muy presente en el votante.

Sí. Hay una sensación de la urgencia de cambios, que los resultados no son los mejores, que hay quizá más pendientes que avances, pero también una sensación de que de la mano de esta autodenominada 4t se encontrará en algún momento la ruta.

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El discurso de igualdad, de oportunidad, de equidad por encima de la eficiencia en el gasto público, de nivelar el piso antes de pensar en el crecimiento económico, de apostar a un cambio de paradigma social, de desterrar la corrupción y de frontal discurso desde la Presidencia para dar a conocer los avances y tropiezos, a la vez de ejercer réplica en caso de ser necesario, no sólo permea, sino que sigue teniendo el favor y la confianza del mexicano promedio.

Y la oposición. En la lona. Sin discurso, sin perfil y limitada. Ahogada ante un pasado que no puede quitarse de encima. Su triunfo, parece, no depende de lo que Morena y el presidente hagan o dejen de hacer, sino de todo lo que hicieron y dejaron ellos mismos de hacer en el pasado.

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