Se enardecen

Lo que está ocurriendo en Paracho es sólo la sintomatología de lo que podría ocurrir en otros municipios en donde viven bajo el yugo de grupos que intentan controlar presupuestos de manera directa.

La Voz de Michoacán

Ya estaba visualizado que si no metían orden, en cualquier momento las cosas podrían salirse de control. Lo que está ocurriendo en Paracho es sólo la sintomatología de lo que podría ocurrir en otros municipios en donde viven bajo el yugo de grupos que intentan controlar presupuestos de manera directa.

PUBLICIDAD

Y es que la intención de hacer “justicia” a esos pueblos que han vivido marginados y olvidados por los gobiernos no es mala, al contrario, reivindica su pasado, su presente y su futuro. Son nuestras raíces, nuestras tradiciones, y nuestra identidad, sin embargo, se corre un riesgo importante al no poner las reglas claras.

Los pueblos originarios que intentan acceder a presupuestos directos creen o han sido alentados para que exijan lo que consideran que les corresponda, ante la falta de reglas claras. De no poner un hasta aquí, y que cada quien se someta a un manual de trabajo, lo que ocurrió en Urapicho seguirá replicándose.

Más allá de que esta comunidad perteneciente al municipio de Paracho tenga razón o no, pareciera que será el mecanismo para presionar a los ayuntamientos. Lo que ocurrió en Chilchota con la comunidad de Carapan es otra muestra muy clara de que esto podría salirse de control. Pero la historia ahí está, Nahuatzen fue la punta del iceberg.

PUBLICIDAD

Es necesario que el Congreso de Michoacán haga las adecuaciones correspondientes en las leyes que están pendientes y que ponen entre la espada y la pared a los alcaldes. Si se hacen las reformas que especialistas han advertido como necesarias nadie incurrirá en irregularidades y más bien se busque el beneficio colectivo.

Todavía estamos a tiempo.