Tragedia migrante

La tragedia de los migrantes encontrados al interior de un tráiler en Texas debería hacernos reflexionar sobre la preparación de los policías, las políticas de los dos países y las condiciones de vida de estas personas.

La Voz de Michoacán

El drama del medio centenar de migrantes muertos  al interior de un tráiler revive la problemática que comparten México y Estados Unidos, un tópico que va más allá de restricciones y que tendría que comenzar a asentarse en verdaderos acuerdos pertinentes para evitar más tragedias de este calibre.

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La postura de Estados Unidos, presuntamente  más abierta a un acercamiento con México y otras naciones para buscar medidas humanas  y oportunidades ha sido más retórica que practica; desde el mandato de Barack Obama se dispararon las deportaciones, pero, sobre todo, se instalaron  los  campos  de “contención” para los migrantes indocumentados “atrapa-dos” en el  territorio norteamericano.

A partir de entonces la dinámica no ha hecho más que empeorar, condicionando hasta al presidente López Obrador a dedicar recursos capitales y humanos para patrullar la frontera  sur  y  evitar que centroamericanos crucen con ganas de recorrer el largo sendero hacia el lado norte.

Esta situación ha generado un mercado  negrísimo,  aún más clandestino y oscuro que el que ya existía de “polleros” que prometían el sueño americano, dando paso ahora a traficantes.

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Al negocio de vender la ilusión de llegar a California, Texas o cualquier otro estado fronterizo le han entrado los grupos del crimen organizado, que han reunido la actividad con una auténtica trata de personas.

El tráiler encontrado este lunes pasó antes por varios puntos de control en ambos lados de la frontera con autoridades y cuerpos policiales que a estas alturas deberían ya estar más preparados y capacitados para detectar este posible modo operativo. Pero no fue así.

La  tragedia  también nos hace reflexionar sobre los infiernos de los que muchas de estas personas -seguramente la mayoría- huye. ¿Qué clase de realidad enfrentan en sus regiones de origen que los condiciona  a  ver  como “viable” enlatarse en un tráiler por horas? ¿Qué deben vivir -o sobrevivir en casa- para arriesgarse de esta cruel manera?

¿Qué no estamos viendo?